sábado, 28 de mayo de 2016

KEIKO FUJIMORI: El terror llama a tu puerta

A escasos días del Ballotage y con las encuestas anunciando un negro futuro para el Perú, en esta ocasión cedo la palabra a Steven Levitsky quien pone de manifiesto la fragilidad de la democracia en este país: “De nuevo, el fujimorismo se acerca a la presidencia. ¿Cómo puede una fuerza responsable por tantos crímenes y abusos volver a ganar las elecciones? El regreso de esa mafia homicida al poder sería lamentable. Pero no sería un caso único. La elección de partidos de origen autoritario es común en las nuevas democracias. Según el politólogo James Loxton, hubo 65 transiciones democráticas en el mundo entre 1974 y 2010. En 47 de ellas surgieron partidos de origen autoritario. Y 37 de estos 47 partidos volvieron al poder a través de elecciones. En otras palabras, estos ganaron elecciones en casi el 60% de las nuevas democracias. Aunque el regreso de un partido autoritario parezca una aberración, los resultados obtenidos por ellos en elecciones democráticas indicarían que no lo es. En las nuevas democracias, es más la regla que la excepción. ¿Cómo explicar su regreso? Según Loxton, gozan de varias ventajas en el momento de (re)construir un partido. Primero, tienen una sólida base de apoyo. Aún los regímenes autoritarios más controvertidos mantienen el apoyo de un sector de la sociedad, muchas veces entre 20% y 40% del electorado. No es una mayoría, pero sí un piso importante. También se benefician de legados organizativos del viejo régimen. Pueden movilizar a sus viejos cuadros y burócratas, y a sus viejas redes clientelistas. Y pueden aprovechar de sus vínculos con empresarios que prosperaron bajo el viejo régimen para financiarse. Construir un nuevo partido es difícil. Por ello una fuerza que empieza con un electorado sólido, cuadros en todo el país, y amigos financistas tiene unas ventajas enormes. Estas ventajas son evidentes en el caso peruano. A pesar del legado sangriento de Kenyo Fujimori - por el cual fue condenado en un proceso ejemplar a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad - el fujimorismo debido a su política populista inició su reconstrucción con una sólida base de apoyo entre el lumpen donde se encuentran sus incondicionales: “No importa que haya robado y matado a mucha gente. Con mi kilo de arroz y mi lata de leche, aparte de dinero en efectivo que recibo de ellos para ir a sus mítines estoy satisfecho” confiesa uno de ellos. Según una encuesta de Ipsos del 2006, el 48% del electorado tenía una imagen “positiva” de la dictadura fujimorista. Y según una encuesta de GfK de 2013, 42% de los peruanos lo calificaban como “bueno” o “muy bueno”. Según una investigación hecha por Carlos Meléndez, hace algunos años, entre 6% y 16% del electorado tenía una identidad fujimorista. No es una base masiva, pero es la más grande del Perú. La banda delincuencial fujimorista - hoy bautizada como “Fuerza Popular” - heredó redes de militantes y simpatizantes del viejo régimen. Decenas de comedores populares y clubes de madres liderados por fujimoristas seguían operando, prestando una infraestructura en las zonas urbanas populares. Y el fujimorismo mantiene vínculos con varios empresarios y narcotraficantes que financian las campañas de Keiko. ¿La elección de un partido de origen autoritario amenaza a la democracia? Sin duda alguna. En la República Dominicana por ejemplo, Balaguer volvió a sus prácticas autoritarias y robó las elecciones de 1994.También hubo regresión autoritaria en Bangladesh, Madagascar, Rumania, e Ucrania. Tres factores parecen afectar la suerte de la democracia cuando ganan las elecciones quienes los gobernaron autoritariamente. El más importante es la fortaleza de las instituciones democráticas. Donde las instituciones son fuertes, como en Chile, Polonia, o Taiwán, estos son más fáciles de constreñir. Pero las instituciones son débiles, como en Albania, Ucrania, o Perú, son incapaces de frenar esta amenaza. Otro factor es la institucionalización de los partidos. Quienes gobernaron por décadas con manos de hierro - como el PRI mejicano o el Kuomintang en Taiwán - tienen horizontes de tiempo más largos. Sus líderes saben que si pierden hoy, pueden volver a ganar en 4 o 5 años. Por eso, no suelen arriesgarse en una aventura autoritaria. Pero, un remedo de partido dominado por el viejo líder y su familia, en cambio, tiene menos futuro y estará más dispuesto a jugárselo todo por su sobrevivencia, como Fujimori. Un tercer factor es la integración de los golpistas en el sistema democrático. Un partido que ha sido plenamente integrado, tiene menos incentivo para atacar a (o desde su perspectiva “defenderse de”) sus rivales si regresa al poder. Pero aquellas agrupaciones que siguen en pie de guerra porque se siente excluido o perseguido estará más dispuesto a violar las normas democráticas y caer en el revanchismo, como es el caso del Perú. Donde las instituciones democráticas son fuertes y el partido golpista se institucionaliza y se integra al sistema democrático, su regreso es lamentable pero no necesariamente peligroso. Sin embargo, cuando la democracia es débil y sus instituciones son corruptas e incapaces de mantener al margen a quienes añoran regresar a pasado golpista, el peligro es mayor. Ese es el caso del Perú, donde el fujimorismo pretende volver al Poder a como de lugar. Y es que esta banda delincuencial - hay que recalcarlo - no se ha institucionalizado. A pesar de los cambios cosméticos realizado por Keiko para tratar de engañar a los incautos, sigue siendo un partido familiar y caudillista: el fantasma de Kenyo persiste, y Kenji cree que está en la línea de sucesión. De ser un paria en la época de Toledo (con sus líderes exiliados, encarcelados, o expulsados del Congreso), en una fuerza que muchos perciben equivocadamente “como un partido más” aunque no tenga nada de ello. Se alineó con el APRA en el Congreso en 2006-2011, y muchas figuras del stablishment apoyaron a Keiko en el 2011 y continúan haciéndolo en el 2016. Con la obtención de la mayoría absoluta en la primera vuelta, esa banda homicida controlará al Congreso a partir del próximo 28 de julio y podrá hacer lo que le venga en gana. Es por ello que el peligro autoritario en el Perú es mayor que en otros países. La experiencia de otros países muestra que un retorno de los golpistas al poder no es inevitable. Pero el fujimorismo con sus discursos contradictorios y su persistente negativa a reconocer los monstruosos crímenes cometidos por su encarcelado líder, (quien por cierto de ganar Keiko, saldría inmediatamente de la cárcel a Palacio para asumir el mando real) generan demasiadas dudas. Cuando volvió el PRI en Méjico, escribí una columna diciendo que su gobierno sería constreñido por las instituciones democráticas. Lamentablemente, no puedo decir lo mismo sobre el Perú” puntualiza la nota. Nada que agregar a ella (A propósito ¿porque los integrantes de la mafia homicida se desesperan porque Kuczynski llamó a Keiko ladrona igual que su padre, si lo que dijo es una gran verdad?) :)