sábado, 8 de julio de 2017
VENEZUELA: Odio e intolerancia
La tensa situación que se vive en Venezuela, producto de la extrema violencia impulsada por grupos terroristas financiados por los EE.UU. como parte de una escalada golpista de la derecha fascista en su desesperado afán de querer desestabilizar a la Revolución Bolivariana, es algo que no se puede callar y por el contrario es preciso denunciar para desenmascarar a esa panda de traidores, vinculados con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la embajada de Estados Unidos en Caracas, quienes con esos actos de salvajismo - que nada tienen de ‘pacificas’ como cierta prensa pretende presentar - buscan a como de lugar una intervención militar estadounidense, sin importarles en lo mas mínimo el baño de sangre que ello acaecería. No buscan ganar electoralmente sino destruir un país por completo, incluso con gente adentro. Presas de la desesperación por intentar volver al Poder del cual fueron echados literalmente a patadas por Hugo Chávez, han decidido definitivamente abandonar la vía política. El objetivo es interrumpir la vida democrática del país sin importar el costo, ni económico, ni humano. Matan, queman, golpean, saquean. La violencia llevada a su máxima expresión para que la cotidianidad deje de existir. Estas prácticas fascistas son injustificables. Los errores que haya podido cometer el gobierno del señor Nicolás Maduro o las discrepancias que muchos puedan tener con tal o cual decisión, no pueden servir de modo alguno como excusas para que estas acciones violentas se impongan como praxis diaria por parte de estos grupos terroristas en Venezuela. No hay razón alguna para asesinar, perseguir o insultar a quién opina diferente. Eso es lo que está ocurriendo en Venezuela por parte de una banda criminal al servicio de intereses extranjeros y que hipócritamente en nombre de la ‘democracia y libertad’ paradójicamente están sembrando pánico e instaurando un estado de terror en las calles. Como sabéis, en toda democracia cabe la discusión política y la confrontación de ideas. Se puede discrepar absolutamente de todo. Pero de ninguna manera nadie está habilitado para salir a la calle para infundir terror en la ciudadanía. Hay miedo pero no es por culpa del gobierno. En 18 años de Revolución Bolivariana seguramente habrá habido traspiés, pero nunca antes había existido una sensación de que te pueden apalear o quemar vivo en cualquier esquina, solo por simpatizar con el oficialismo. Y ello esta ocurriendo por estos días. Esta es una responsabilidad absoluta de este brote fascista que ha venido con la intención de quedarse sine die. Que el gobierno haya podido cometer algunos errores, no lo niega nadie. Pero una cosa es poder equivocarse en la política y otra cosa bien diferente es dedicarse únicamente a permanecer más de 90 días con la intención de desestabilizar a través de muertes y más muertes. Muchos medios de comunicación que abiertamente buscan el golpe de Estado y llaman a una intervención estadounidense en el país - lo cual puede catalogarse de un acto de Traición a la Patria - como es el caso de ‘El Nacional’, prefieren publicar noticias tendenciosas y mentiras del mas grueso calibre, tratando de descalificar cualquier acción tomada por el gobierno venezolano. Creen que están en todo se derecho de hacerlo. Pero lo que es inadmisible es que aquellos mismos medios sediciosos celebren y ‘justifiquen’ los actos terroristas que están aconteciendo casi a diario. Al hacerlo son cómplices de esta barbarie, como tantas veces sucedió en la historia. No podemos ni debemos normalizar este terrorismo cotidiano. Es condenable en todos sus sentidos. La violencia no puede sustituir a la política. La ‘oposición’ venezolana apostó en octubre del 2012 y abril del 2013 por la vía electoral y perdieron en ambas citas presidenciales. Luego volvieron a perder las municipales en diciembre de ese mismo año. Y si bien es cierto que ganaron luego la Asamblea Nacional en diciembre del 2015, en su delirio, creyendo que tenían la posibilidad de acceder al Poder, se confundieron en cuanto a las competencias que tenían para gobernar el país. Tenían potestad legislativa pero no ejecutiva. Y al querer hacerlo se pusieron al margen de la ley. No tuvieron en cuenta que Venezuela es un país altamente presidencialista según lo fija su propia Constitución. Este choque de trenes, entre legislativo y ejecutivo, más allá de toda la controversia que haya podido suscitar, no puede de ninguna manera ser la base para argumentar a favor de una respuesta opositora tan salvaje e inhumana. La ‘oposición’ venezolana - por llamarla de alguna forma - ha tenido la oportunidad de separarse de estas prácticas terroristas. Podrían haber condenado algunos de los flagrantes acontecimientos. Por ejemplo, el ataque del helicóptero robado contra varias instituciones de los poderes públicos o la quema de personas por supuestamente ser oficialistas. Pero no lo hacen. No lo quieren hacer. Les molesta todo aquello que huela a diálogo. Han atacado al ex Presidente español José Luís Rodríguez Zapatero por querer buscar una vía dialogante para rebajar la tensión al conflicto político. Se sienten incómodos cada vez que se apela a la paz y a la no violencia. Salvo contadas excepciones, la llamada ‘oposición’ venezolana ha optado por el camino violentista y son promotores de esta dinámica anti democrática. Fueron participes del golpe del 2002, de las revueltas del 2014 y aún conservan esa esencia. Prefieren la violencia a la confrontación democrática. Así es el terrorismo practicado por una derecha mil veces fracasada, el cual tiene el apoyo mediático de los grandes medios internacionales que festejan y aplauden sus actos demenciales, pero a su vez evitan condenar sus métodos violentistas. Ante estos actos de barbarie practicados por los golpistas ¿Por qué calla la OEA? ¿Por qué calla Estados Unidos? ¿Por qué calla España? Solo hay una explicación: tienen una comunidad de intereses con los terroristas venezolanos. Es impensable por ejemplo que en España alguien contrario al gobierno robara un helicóptero y lanzara granadas y disparara contra instituciones del Estado. Sería señalado como un intento de golpe de Estado y como un acto de terrorismo. La Unión Europea se pronunciaría. Las policías se pondrían en alerta para detener a los terroristas, quienes serian condenados a largos años de prisión y nadie lo objetaría. Pero vemos en el caso venezolano que Almagro calla, Rajoy calla, Trump calla. ¿Qué comparten con los golpistas? Sólo hay una solución en Venezuela: paz, diálogo y respeto a la ley. Y los terroristas que están buscando una salida violenta, debieran saber que en ningún lugar del mundo pueden tener favor ni apoyo. Cada vez que un gobierno recibe a estos golpistas, cada vez que un gobierno silencia actos terroristas, cada vez que una democracia mira para otro lado ante actos contrarios a la democracia, cada vez que toleramos en Venezuela la quema de instituciones, la violencia callejera, los asesinatos, el asaltos a instalaciones militares, el desconocimiento de las leyes, nos estamos haciendo un enorme daño a nosotros mismos. Es legítima y necesaria la oposición a cualquier gobierno. Pero cuesta demasiado levantar una democracia para no darnos cuenta de que hay en marcha un intento claro de tumbarla en Venezuela. Ha pasado en muchos otros lugares en muchos momentos de la historia. Hay gente en Venezuela que quiere salir del gobierno de Maduro con un golpe de Estado, con una guerra civil como en Libia o en Siria, con un golpe parlamentario como en Brasil. Es momento de que cada demócrata del mundo deje claro que eso no puede ocurrir con su silencio :(