sábado, 31 de agosto de 2019
HORNIMANS: La marca del dragón
Según la leyenda, el té fue descubierto en el año 2337 A.C. por un emperador chino, cuando por accidente unas hojas de té cayeron adentro de un recipiente de agua hervida. Shen Nong tomaba la precaución de hervir el agua antes de beberla y al ver el color que había adquirido la infusión, quiso probarla, encontrándola muy refrescante. Ese día y por azar, nació el té. El consumo de té impregnó la cultura china alcanzando a todos los estratos de la sociedad. En el 800 D.C., Lu Yu escribió un código en el que clasificaba todos los métodos para el cultivo y la preparación del té y a la vez transmitía los conocimientos que había adquirido de la filosofía Budista Zen. El arte de la preparación del té y la meditación religiosa estuvieron desde un principio relacionados en la antigua China en el Japón. El primer europeo que escribe acerca del té fue el Jesuita portugués Gaspar de Cruz, en 1560. Portugal, con sus avanzados navíos fue el primer país europeo en comerciar con China e introducir en té vía Lisboa. Holanda, luego, lo distribuye en el continente. Inicialmente era un producto suntuario, consumido únicamente en la corte, pero ya en 1675 el comercio de té había crecido lo suficiente como para que se generalizara el consumo. América conoce el té gracias al holandés Peter Stuyvesant quien lo trae a la colonia establecida como Nueva Amsterdam (y luego rebautizada por los ingleses como Nueva York). Los colonos fueron ávidos bebedores de té superando, en aquel entonces, el consumo de toda Inglaterra. Luego, y como es sabido, los ingleses no se quedaron atrás… En efecto, Hornimans fue fundada en 1826 por John Horniman, nacido en el seno de una familia cuáquera en la población de Reading (Inglaterra). Con tan solo 15 años, John abandonó su ciudad natal dispuesto a hacer fortuna, llevando en su hatillo los sólidos principios que le habían inculcado. Una década más tarde, el joven John Horniman regresó a Reading disponiendo ya de capital para crear su propia empresa, "Hornimans". En esa época se había introducido en la industria del té una vergonzosa práctica a la que se le dió el nombre de Smouching, consistente en el deshonesto truco de añadir al té, que se vendía a granel en las tiendas de ultramarinos, otras substancias menos nobles para aumentar los beneficios del comerciante. Estas substancias podían ir desde aserrín o limaduras de hierro hasta, sencillamente, restos recuperados de hojas ya usadas. Frente a la continuada estafa al consumidor que suponía el Smouching, facilitado por la venta al granel, John Horniman puso en marcha la iniciativa de vender el producto empaquetado, garantizando su peso y su contenido, con el logo del dragón rojo, que lo hizo muy conocido. Con el tiempo, la continuada demanda y la fidelidad de los clientes de John lograron que los comerciantes abrieran la puerta a la generalización de la venta del producto empaquetado. Hoy Hornimans ya sea como cualquiera de sus productos, es sinónimo de salud y sabor. Lo que inicialmente fuera una idea, una mentalidad, un proyecto que acercaba el té a la gente, ha hecho de esta firma el mayor experto en infusiones en el mundo. Presente en el Perú desde hace mucho tiempo, es el favorito de todos :)