Cada año es habitual que varíen las fechas del Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección, y existe una razón histórica para ello. Como sabéis, la Semana Santa es la celebración más importante del calendario litúrgico porque se recuerda la Resurrección de Jesús. De hecho, durante los tres primeros siglos de la fe era la única fiesta que se celebraba. El origen de la fecha se debe a que la muerte de Cristo ocurrió cerca de la Pascua Judía. Los Evangelios se refieren a esta celebración en el pasaje bíblico de la Última Cena, cuando Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar la fiesta en la que los judíos recordaban su salida de Egipto. Los judíos, de acuerdo a sus normas, deben renovar cada año esta celebración el día 15 del mes de Nisán, que empieza con la primera luna nueva de primavera: es decir, el primer plenilunio de primavera, independientemente del día de la semana que toque. Con el paso del tiempo, y aunque algunas regiones en el mundo se resistían, la Iglesia comenzó a unificar la fecha de la Pascua. Desde el I Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325, la Semana Santa se celebra el primer domingo de luna llena después del equinoccio primaveral (alrededor del 21 de marzo). Al principio se tenía en cuenta que no coincidiera con la celebración de la Pascua Judía, pero con el paso del tiempo se fue perdiendo esta costumbre, al menos en Occidente. Así el Domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días, entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Las fechas de Pascua se repiten en un periodo de 5.7 millones de años y en ese intervalo de tiempo la fecha más frecuente es el 19 de abril. Cabe resaltar que la mayoría de las veces la Semana Santa cae durante la primera o segunda semana de abril.Este año se celebra desde el 14 al 20 de abril, pero el 2020 no será así. Por este motivo han surgido voces incluso de parte del Papa Francisco I indicando que la Semana Santa debería tener fechas definidas - como la Navidad o el Día de Reyes - independientemente de la Luna. Pero es muy difícil que ello ocurra, tanto por la fuerza de la costumbre como debido a la imposibilidad de que todas las iglesias y congregaciones cristianas pudieran ponerse de acuerdo. Sería por ello muy complicado asignar una fecha que contentara a todo el mundo y hacerlo unilateralmente o por imposición, solo abriría la puerta al caos. Aprovecho el momento para desearles unas Felices Pascuas :)