martes, 28 de mayo de 2019

QOYLLUR RIT’I: La gran peregrinación a la montaña sagrada

Visitar el Perú en el mes de junio, sobre todo si se trata del Cuzco es una aventura cotidiana, ya que es justo este mes cuando las fiestas están en su pico más alto. En efecto, junto con Qoyllur Rit’i, están las celebraciones del puente de Q’eswachaka, el Corpus Christi, y el más importante, el Inti Raymi, que se celebra el 24 de junio de cada año. El Festival de Qoyllur Rit’i (que significa Estrella de la nieve, en quechua) es único en muchos sentidos, y ofrece una experiencia que viajeros del Perú y del mundo nunca olvidarán. La celebración - realizada a finales de mayo o principios de junio, según el calendario andino - comienza un sábado, cuando la gente camina en el frío, por un camino extremo y oscuro con el fin de llegar al Valle del Sinakara, cerca de la localidad de Mahuayani y el pico del sagrado Ausangate (6.372 metros sobre el nivel del mar), donde la celebración del Qoyllur Rit’i se llevará a cabo. La zona se llena con más de 10.000 participantes en el festival: la mayoría de ellos son la gente local, pero también hay turistas nacionales y extranjeros que llegan para participar en este gran evento. Muchos vienen con un pedido especial, esperando que el Señor de Qoyllur Rit’i responda, y otros simplemente vienen pidiendo la gracia. Qoyllur Rit’i es un ejemplo perfecto del sincretismo religioso entre el catolicismo y las creencias indígenas que se integraron alrededor del año 1780, cuando una imagen de Jesucristo apareció en la roca sagrada. Cabe destacar que antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI - y junto con ellos el cristianismo - los indígenas siempre consideraron al Ausangate como una montaña sagrada y digna de alabanza. Ellos la adoraron, creyendo que los dioses tutelares de los Andes (apus) tenían el poder de cambiar el clima y por lo tanto controlar la prosperidad de sus cultivos. La caminata por la montaña es de cinco kilómetros y comienza en la localidad de Mahuayani, al este de Cuzco. Muchos creyentes devotos llevan imágenes de Jesús con ellos y se detienen a arrodillarse delante de las cruces que encuentran en el camino para orar. Una vez en la cima de la montaña a 4.600 metros sobre el nivel del mar, la zona está cubierta de tiendas de campaña y refugios para las personas que hicieron el largo viaje hacia el santuario. Hay una capilla en el pico y los creyentes a veces esperan varias horas para entrar, encender velas y dejar sus ofrendas. El evento principal es llevado a cabo por los “Ukukus” - que en español significa oso - quienes juegan un papel importante en el festival. Son hombres vestidos con capas y máscaras peludas de lana, y su tarea es escalar los glaciares más altos del Qullqipunku para traer de vuelta cruces y grandes bloques de hielo que se dice que son medicinales. Otro momento importante para muchas personas es la salida del sol en la mañana del lunes, donde decenas de miles de indígenas peruanos se arrodillan a los primeros rayos de luz del sol cuando este se levanta sobre el horizonte. Esta fiesta religiosa y espiritual es una experiencia diferente a muchas otras, y no es para aquellos que quieren una aventura fácil. La subida es difícil, el frío es extremo y el camino es lejos de cualquier carretera, vehículos o los lujos modernos. Sin embargo, el viaje vale la pena. Más allá de los magníficos sitios que se puede apreciar desde la cima de la montaña, trajes coloridos y elaborados que adornan el pueblo, los bailes y desfiles increíbles acompañan a esta fiesta única. El fin de la procesión tiene lugar en el Cuzco con las procesiones del Corpus Christi, donde las calles y plazas de la antigua capital del los Incas están repletas de personas, música y color. Pero eso es otra historia. No cabe duda que para el viajero, el Qoyllur Rit’i es una experiencia de aprendizaje cultural, increíble y una expedición de la cual tendrás que ser parte :)