Se trata de una de las festividades católicas más esperadas en el Cuzco, donde miles de devotos y turistas se concentran en la Plaza Mayor durante su celebración, que convierte a la antigua capital del Imperio de los Incas en el epicentro de la fe y la tradición. Cabe resaltar que el Corpus Christi se celebra a nivel mundial luego de 60 días del Domingo de Resurrección, sin embargo en el Cuzco esta celebración comienza mucho antes, con los preparativos en cada templo de procedencia de todas las imágenes que llegan en procesión hasta la Catedral para participar en ella. La fiesta del Corpus Christi cuzqueño tiene sus orígenes en la época inca ya que varios cronistas mencionan que cerca al solsticio de invierno durante el mes de Junio, los Incas sacaban a las momias de sus antepasados en una solemne procesión alrededor de la Plaza Mayor. Es por ello que en el siglo XVII, el virrey Francisco de Toledo con el fin de terminar con esta antigua celebración, ordena que se reemplacen a las momias por esculturas de santos y vírgenes y estas a su vez sean veneradas por grupos o parroquias de fieles, los cuales debían de acompañar a la imagen durante la festividad. Algunas muestras de cómo se celebraba en los felices tiempos del dominio español, las podemos apreciar en el museo Arzobispal del Cuzco, en la serie del Corpus Christi perteneciente a la Escuela Cuzqueña. Actualmente son 15 imágenes las que participan de la celebración (cuyo día central este año toca el jueves 20 de junio) provenientes de las distintas parroquias de la Ciudad Imperial, siendo las de San Jerónimo y San Sebastián las que recorren hasta 10 km de distancia para poder llegar al centro de la ciudad el día anterior y hacer su ingreso a la catedral junto con las demás imágenes. El día jueves de Corpus, se celebra una misa en la Plaza Mayor en donde están presentes todas las imágenes acompañadas por las autoridades religiosas, políticas y devotos quienes los acompañaran durante la procesión, que se inicia con la del Santísimo, que representa al cuerpo de Cristo, el cual es transportado por el Arzobispo en una carroza de plata - utilizada por primera vez en 1731 - seguida por todas las demás imágenes. Tras ellos llegan los danzarines, que marcan el paso a los cargadores que llevan a cuestas las pesadas andas de las imágenes, que van cubiertas de finísimos adornos repujados en plata, lo cual hace que su peso sea considerable, convirtiendo en todo un reto cargar a los santos. Tras la procesión del Corpus Christi, las imágenes son ingresadas nuevamente a la Catedral por el lapso de una semana, cuando salen de nuevo en procesión en la denominada 'Octava de Corpus' para despedirse y retornar a sus lugares de origen, dónde permanecerán por el resto del año. Declarada como Patrimonio Cultural de la Nación en agosto del 2004, ésta festividad es una de las expresiones más relevantes de la cultura peruana y que contribuye a la identidad de este país :)