Para nadie es un secreto que el 31 de octubre se celebra el tan esperado Halloween; pero en algunos países han decidido realizar su propio tipo de celebración, de esta forma, en el Perú nació el Crioween, una absurda fusión entre una celebración ancestral de origen celta y la denominada música criolla, que murió hace mucho tiempo victima de la indiferencia general y que algunos pretenden revivirla tercamente cual zombie salido de su tumba, aunque sin resultado alguno… ese muerto ya no se levanta. Como sabéis, la palabra “Halloween” es simplemente una contracción de “All Hallows Eve” que se traduce al español como “Víspera de Todos los Santos“. Una fiesta que se celebra tradicionalmente la noche del 31 de octubre de cada año. Una fiesta que tiene sus raíces en la cultura Celta, concretamente en un antiguo festival conocido como Samhain. Durante esa noche, muchos creían que se abría una puerta entre el mundo de los espíritus y nuestro mundo, haciendo que los fantasmas vagaran libremente. Asimismo, se tenía como costumbre rellenar nabos con carbón ardiente para usarlos como lámparas, de esta forma, se guiaba a los familiares fallecidos mientras que se ahuyentaba a los espíritus malignos. Luego, la costumbre se fue llevando por los irlandeses a otros países, llegando a los EE.UU. en 1840, donde al no encontrar nabos para celebrar la fiesta, decidieron reemplazarlos por calabazas, cuya abundancia y el poder ser tallados con facilidad hizo que se convirtiera en parte inseparable del Halloween, la cual llego a convertirse en una fiesta nacional estadounidense en 1921. Ya para finales de los años 70, la celebración había llegado a todos los rincones del continente con la ayuda del cine. En lo relativo al Perú, fue el 18 de octubre de 1944 cuando Manuel Prado Ugarteche - abyecto lacayo de los EE.UU. - estableció arbitrariamente mediante una resolución que el 31 de octubre se celebraría el llamado “Día de la Canción Criolla”, lo cual fue visto como una idea disparatada, ya que esa fecha coincidía con el Halloween. Muchos consideraron desde entonces - y no se equivocaron - que esa fiesta impuesta arbitrariamente estaba destinada al fracaso, cuando bien se pudo escoger el 18 de enero, aniversario de la fundación de Lima para celebrarlo, ya que dicha música al ser enteramente limeña, bien podría tener su día en esa fecha. Hubiese sido la solución mas adecuada para todos, pero no lo quisieron así. El resultado fue previsible y a medida que pasaban los años, mientras la aceptación del Halloween crecía de forma imparable, la llamada Canción Criolla se replegaba cada vez mas sobre si misma, recluida a barrios antiguos y coloniales como el Rimac y Barranco para poder sobrevivir. Sin ideas ni renovación, su muerte fue inevitable. Aun así, hubo quienes intentaron revivirla, fusionándola con el Halloween, dando como resultado ese engendro que hoy se conoce como Crioween. Pero sus esfuerzos han sido estériles, porque a nadie, aparte de aquellos de la tercera edad que viven de sus recuerdos y que frecuentan los locales barranquinos, les gusta esa música que no supo reinventarse a si misma, donde sus “nuevos” intérpretes solo reproducen hasta el infinito viejísimos temas ya desgastados en “renovadas” versiones. Vergüenza debería darles :(