Producto de la nutrida imaginería religiosa que se gestó a partir de la difusión del cristianismo en América, el Niño Manuelito es como se conoce a Jesús en el Cuzco, ubicada en el sur del Perú. Según se dice, su nombre deriva de una interpretación de la profecía atribuida al profeta Isaías "de que Dios vendrá como un niño al que se llamará Emmanuel, cuyo nombre en hebreo significa 'Dios con nosotros', aunque el mismo texto dice que su nombre original será Jesús". A pesar de que su origen puede rastrearse hasta los tiempos felices del Virreynato, otras versiones sitúan la historia contemporánea de Manuelito en la década de los 70 del pasado siglo - en todo caso la revivió aunque por otras razones - cuando la dictadura velasquista en su ridículo afán de erradicar los símbolos de la Navidad por considerarlos “alienantes e incompatibles con la Revolución” desterró de las fiestas a Santa Claus, el Árbol de Navidad, el Pavo de la Cena navideña, la Chocolatada de Nochebuena y hasta los Belenes, reemplazándolos por elementos “típicamente peruanos” (?) como el Taita Noel, el Molle, el Cuy (Conejillo de Indias), el Mate de Coca y el Niño Manuelito, respectivamente. En referencia a este ultimo - el único que sobrevivió en 1975 a la caída de régimen - se dice que representantes de la comunidad de Vilcabamba llegaron hasta el taller de Antonio Olave, uno de los artesanos más conocidos del Cuzco en el siglo XX y le pidieron restaurar una imagen de madera del niño Jesús "que había sido rescatada de las profundidades de un abismo". Olave escuchó la historia de un pastorcito que se clavó una espina en un pie para consolar a un amigo que pasaba por el mismo percance, y quedó tan impresionado con el cuento que se convirtió en su inspiración para recrear al Niño Manuelito de la época española, aunque en esta ocasión se caracterizaba porque la imagen del niño Jesús vestido con trajes típicos, tenía una espina en el pie. Rápidamente, esta imagen pasó a formar parte de la cultura del Cuzco y hoy adorna la gran mayoría de ‘nacimientos’ en el Perú - como allí denominan a los Belenes - tanto en las iglesias como en las casas. Esa leyenda explica porqué Manuelito es también conocido como el "Niño de la espina" y se le representa con una de estas esquirlas clavada en un pie. Sin embargo, existe una diversidad de representaciones iconográficas de Manuelito en diferentes localidades del Cuzco. Estas pueden ser: sentado en un trono, echado, dormido en el pesebre, llorando con una espina en el pie ("niño de la Espina"), envuelto en pañales (Waitasqacha), como niño pastor, o el niño Varayoq (con la vara de autoridad comunal), como las versiones más conocidas. Desde la antigua capital del Imperio de los Incas, esta iconografía fue distribuida a una amplia región de los Andes e incluso pueden encontrarse vínculos con el niño Chaperito de Canta, en Lima, o el niño Lachocc de la región sur andina de Huancavelica. Otro dato notable es que en algunas localidades se cree que el niño Manuelito no es otra versión del niño Jesús, sino un personaje distinto de éste. Al niño Manuelito se le atribuye un carácter travieso propio de su edad y se cree que su imagen, entendida no como una representación sino como la dimensión corpórea del personaje real, puede salir a jugar y a recorrer los pueblos, por lo que estas imágenes deberán ser guardadas en urnas o cajas de cristal, o incluso estar encadenadas, para evitar que escapen. Como podéis imaginar, en el Cuzco Manuelito es la figura principal del Santurantikuy, feria de imaginería artesanal en que se arman escenificaciones de la Natividad a modo de ‘nacimientos’ y que se realiza en la Plaza Mayor de la ciudad. En esta feria se venden los adornos en plata y los vestidos que se colocarán cada año a la imagen del niño que, según se supone, va creciendo y, por tanto, las prendas del año anterior "ya le han de quedar chicas". La gran valoración que tiene la imaginería tradicional cuzqueña ha hecho que especialistas en arte tradicional de diversos países adquieran Manuelitos, algunos de ellos vestidos con trajes de plata. No cabe duda que esta costumbre pervive especialmente en el interior del país debido a la profunda religiosidad que profesan :)