martes, 24 de agosto de 2021

SUPER EPSA: Una aventura empresarial del Estado que terminó en un sonado fracaso

En estos convulsos tiempos, donde mediante el fraude un régimen izquierdista se ha instaurado en el Perú, no es de extrañar que al igual que en el pasado, intenten recurrir a la demagogia barata y al populismo para que “en nombre del pueblo” cometan las más grandes barbaridades en el campo económico y que al final como podéis imaginar, lo pagaran aquellos a quienes esas medidas aparentemente iban a “beneficiar”. Sucedió con Velasco en 1968, luego con García en 1985 y ahora pasara lo mismo con Castillo si es que se le da la mínima oportunidad. En medio de la galopante inflación que se ha desatado en el Perú producto de la incapacidad del régimen con la consiguiente subida del coste de los alimentos, se está volviendo a hablar no solo del retorno del control de precios, sino también de la posibilidad de crear una red de mercados estatales para combatir “los monopolios privados” pero el remedio puede ser peor que la enfermedad. En efecto, si Velasco tenía a Super Epsa y García los Mercados del Pueblo, por lo visto el discípulo de Abimael Guzmán no quiere ser menos y pretende imitarlos, pero no hay que ser adivinos para saber en que terminará esa ideota que circula en Palacio. Es por ello que en esta ocasión quisiera referirme al primero de ellos - Super Epsa - que no nació de la nada, sino que fue el producto del robo institucionalizado desde el propio Estado. Cabe precisar que la historia esa empresa de infausta recordación está ligada indisolublemente a Super Markets, nacida en 1953 gracias a una idea de Aldo E. Olcese, un italo-peruano hijo de un inmigrante genovés, quien luego de regresar al Perú desde los EE.UU. en junio de 1950, como graduado en Administración de negocios de la Universidad de Texas en Austin, inauguro en 1953 el primer autoservicio en Lima, en la Av. Larco en Miraflores. Super Market S.A creció rápidamente atrayendo al público, sobre todo por la novedad de que era una cadena de supermercados única en ese estilo en Lima. Sus tiendas se distribuyeron mayoritariamente en la ruta Jesús María - San Isidro - Miraflores. Solamente en San Isidro llegaron a tener cinco tiendas. Lamentablemente el crecimiento de Super Market se vio truncado durante la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado, quien lo expropio de un plumazo y pasó a ser mal administrado por el Estado. El gobierno militar le cambió el nombre por el de Super Epsa (Empresa Pública de Servicios Agrícolas) que operaba en los mismos locales que Super Market S.A. EPSA (en manos del gobierno) ya no era simplemente una cadena de supermercados (como lo fue Super Market S.A.). Fue todo un monopolio estatal que acaparaba la venta de artículos de primera necesidad (arroz, azúcar y leche por ejemplo) cuyo pésimo servicio trajo por los suelos la buena imagen que había tenido Super Market. Y es que hablar de esa empresa estatal fue literalmente un dolor de cabeza para los limeños convirtiéndose su nombre en sinónimo de acaparamiento, venta de productos mal pesados, en mal estado, con precios inflados en muchas ocasiones, entre otros problemas más. Pero el monopolio del que hacía gala de nada le valió, ya que la crisis económica hizo que los precios de los alimentos de primera necesidad se disparasen a su vez que desaparecieran del mercado, por lo que era común ver los anaqueles vacios de las tiendas (como hoy se ve en la Venezuela chavista). Nunca volvió a las manos de sus legítimos dueños, ni aun cuando acabó la dictadura en 1980. Si bien Belaunde quiso relanzar la cadena, todo fue en vano, ya que los malos manejos del Estado terminaron por llevarlo a la bancarrota en 1982. Los trabajadores, ante la impotencia de perder su única fuente de ingresos y ante el temor de no recibir liquidación alguna, se dedicaron a saquear los mismos locales. Al poco tiempo, todo el patrimonio de la empresa fue rematado. Varios de los locales que poseía fueron adquiridos por otras empresas privadas del rubro que las modificaron en su aspecto original y que aún existen, como Wong, Vivanda y Plaza Vea. Otras fueron demolidas. Así llego a su fin sin pena ni gloria la existencia de Super Epsa, pero como dicen que el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra, Alan García intento revivir el negocio de la venta de alimentos a cargo del Estado en 1985, con el nombre de Mercados del Pueblo... Pero ello es otra historia :)