sábado, 2 de octubre de 2021

PERÚ: El encantador de serpientes

Demagogo a más no poder. Acusado de hacer apología al terrorismo de Sendero Luminoso. No considera que Cuba sea una dictadura comunista. Ni cree que el Banco Central de Reserva del Perú deba permanecer en manos de un economista independiente y de prestigio. Mucho menos es afecto a la libertad de prensa, amenazando con quitarles la licencia y cerrar medios escritos y televisivos abiertamente opositores, propiciando a su vez la aparición de vomitivos pasquines oficialistas con dinero del Estado. Busca la implementación del idioma quechua “como el único idioma oficial” del país andino, a pesar de que solo lo hablan los indios y cada vez en menor número. No tiene vergüenza alguna en consumir coca y drogarse a la vista de todos. Odia a las fuerzas de seguridad y sueña con reemplazarlos con milicias civiles al estilo chavista - los llamados ronderos - bandas criminales que les servirían como fuerzas de ataque para reprimir violentamente toda oposición al régimen filosenderista de Pedro Castillo. Para ello utiliza fondos públicos para hacer campaña a favor de una Asamblea Constituyente que se encargue de redactar una nueva constitución de corte comunista, dilapidando dichos recursos en costosas campañas publicitarias al interior del país, lo que a todas luces constituye un grave delito. No oculta su deseo de cerrar el Congreso, anunciando la presentación de ‘cuestiones de confianza’ para impedir que los integrantes de esa banda delincuencial que fungen de ‘ministros’ puedan ser censurados. Tampoco le gusta la presencia de la DEA y desea convertir al Perú en un narcoestado al igual que Bolivia y Venezuela, por lo que para ello solicita además el rompimiento de relaciones diplomáticas con los EE.UU. ¿A quién nos estamos refiriendo? Obviamente a un conocido encantador de serpientes, llamado Guido Bellido, quien a pesar de los múltiples cuestionamientos a su persona, se aferra desesperadamente al cargo de Primer Ministro y amenaza vía Twitter cual descerebrado incendiario, mientras Pedro Castillo no dice una sola palabra acerca de sus continuos ataques a la democracia, demostrando con ello su complicidad con ese vil sujeto. Pero como si el régimen no tuviera suficiente con ya haber espantado a la inversión privada con sus discursos populistas y señales contradictorias que juegan en contra de la recuperación económica del país, el ultimátum de Bellido conminando a las empresas del consorcio Camisea a renegociar el contrato, so pena de “nacionalización”, empeora drásticamente la situación. Con este mensaje no solo contradecía a su ministro de Economía, Pedro Francke, sino que además borraba con una mano todos los intentos de Castillo en los días previos de brindarles “tranquilidad” a los inversionistas durante su viaje por los EE.UU. Como es evidente, ‘negociar’ con las pistolas sobre la mesa no es negociación; es chantaje. Si la alternativa para una empresa en caso no acepte las nuevas condiciones que el régimen quiere plantear sobre la marcha es la nacionalización, entonces, no hay nada que acordar ni pactar. “Este es un pésimo mensaje, que ahuyentará las inversiones en circunstancias que el país necesita de capitales para revertir la crisis económica que hoy afronta por culpa de quienes están al frente del gobierno. Lo expresado por el premier difiere notablemente de lo que viene comunicando el gobierno en las últimas semanas: un mensaje de confianza y de invitación a la inversión privada”, indico en un comunicado la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, que ha reseñado que la amenaza de nacionalizar el proyecto Camisea no solo es inconstitucional, sino que además pone en grave riesgo la matriz energética del Perú. Y no les falta razón. Si bien Castillo publicó un tuit la noche del domingo intentando aclarar las cosas, el daño ya estaba hecho. Pero la función circense continuo al día siguiente, cuando Bellido y el ministro de Energía y Minas, acudieron a la sede de Pluspetrol (la empresa que tiene la mayor participación en el consorcio Camisea) para dejar una “invitación a una reunión para iniciar […] el proceso de renegociación de los proyectos sobre el gas de Camisea”. Como si la enmienda que Castillo se vio obligado a hacer a raíz de su mensaje original en la víspera le importara muy poco. Como si, en realidad, Bellido habría salido empoderado del galimatías que él mismo formó. No es tan complicado advertir las incoherencias que emanan, de un lado, los mensajes de Castillo asegurando “que el Estado y el privado deben trabajar de la mano y prometiendo que su administración no le quitará nada a nadie” y, del otro, su renuencia a remover del cargo a Bellido que corre claramente hacia la dirección contraria. Por eso, él no es una víctima de los ardides o de las felonías de su primer ministro (que, como sabemos, también se ha dedicado a corregir, amonestar o amenazar públicamente a otros funcionarios); es el principal responsable. Peor aún, cuando la ciudadanía, ante la incertidumbre o las sospechas que rodean a su nefasta administración, solo recibe de él silencio o, en el mejor de los casos, lacónicos tuits…. que no son escritos por él. Por otro lado, toda la afinidad que la amenaza de Bellido respecto de Camisea no tiene con el discurso de Castillo la encuentra en el de Vladimir Cerrón, jefe del partido y de Castillo. Su anuncio parece un calco de las propuestas anacrónicas del ideario que Perú Libre presentó antes de la primera vuelta electoral y que decía, textualmente, que “como medida no descartada frente a no aceptar las nuevas condiciones de negociación, el Estado debe proceder a la nacionalización del yacimiento en cuestión de los sectores mineros, gasíferos, petroleros, hidroenergéticos, comunicaciones, entre otros”. ¿Quiere decir esto que Castillo gobernará con el ideario de Cerrón? De ello no cabe duda alguna. A estas alturas, obviamente, ya no basta con que Castillo o su ministro de Economía salgan a pedirle “calma” al sector privado o prometan que cualquier cambio “se hará de manera conjunta con los empresarios” cuando su primer ministro tiene el poder de hacer añicos todos esos esfuerzos con un solo tuit y continuar con su agenda como si nada. Mientras Castillo siga manteniéndolo en el cargo por orden de Cerrón, ninguna aclaración de su parte podrá servir para darle tranquilidad a nadie. El usurpador que se encuentra en Palacio tiene la responsabilidad de ahorrarle al país una crisis política innecesaria; sin embargo, ha optado por agudizarla, demostrando además que no tiene palabra. Cabe destacar además que la promesa populista de abastecer de gas natural a Perú a bajo costo ha encendido las alarmas de los inversionistas en el país inca. En principio, esto ocurre debido a las fricciones que se detectaron dentro del Ejecutivo por los diversos abordajes al tema. Estas situaciones asustan a un mercado sensible por la inestabilidad política y también fractura al gabinete de Castillo. Esto, se presume, sería solo el inicio de una ola de tácticas que, en mayor o menor forma, van hacia un solo objetivo: las expropiaciones de empresas privadas, como en los oscuros tiempos de Velasco, que hundieron al Perú en una crisis de proporciones de la cual le costó mucho salir. El lío que inició con la amenaza de una nacionalización al yacimiento de gas de Camisea va más allá de contradicciones públicas sobre cómo cumplir con el compromiso de campaña que Castillo hizo en su momento. Hoy este tema se torna en una división interna entre este y el partido Perú Libre, que lo llevó al poder de la mano de Vladimir Cerrón, fundador de esa organización delincuencial que tensa con sus propuestas radicales la frágil gestión de su subordinado. Por un lado, Cerrón azuza la postura de Bellido de ir detrás de las utilidades del conglomerado para favorecer al Estado. Mientras ello ocurre, también el representante de Perú Libre siembra duda sobre las capacidades de Castillo para pactar. Lo hace, principalmente, cuando señala que “el gobierno debería tener a la mano los informes de los delitos tributarios, ambientales y laborales de las transnacionales, sobre los cuales debe renegociar en mejores términos para el pueblo”. Esto ha desencadenado un conflicto en el Gabinete. Con la tensión en ascenso dentro de la banda de prontuariados que la conforma, el Congreso evalúa censurar a Bellido si Castillo no lo destituye. Asimismo, tienen como objetivo interpelarle para que responda sobre sus mensajes relacionados con la nacionalización de Camisea. Este conflicto favorecería a los intereses de Castillo, quien estaría dispuesto a desertar de Perú Libre con una renuncia irrevocable al partido, ante “las crisis constante que vive por las confrontaciones de Bellido con el gabinete y otras entidades, además de las declaraciones de Vladimir Cerrón”. Según Infobae, Castillo formalizará una agrupación propia, llamada Partido Magisterial y Popular (PMP) para incorporar a miembros de la Federación Nacional de Trabajadores del Perú (Fenate), sindicato senderista que fundó luego de liderar la huelga nacional de maestros en el año 2017. Camisea sirve de excusa, considerando que durante la campaña, Castillo vociferó su deseo de nacionalizarlo. Aún sin tener certeza de lo que buscará renegociar Castillo con el Consorcio, el ideario de Perú Libre ofrece pistas. El documento señala que el “verdadero impuesto anual” entre canon, regalías e impuesto a la renta que debe pagar el operador sería de 23000 millones de dólares. Sin embargo, hoy paga 1135 millones. El problema es “la proyección de ingresos toma marcadores internacionales máximos de un momento coyuntural, por tanto el cálculo de Perú Libre es con base en una cuenta mal hecha”. ¿Qué va a renegociar una empresa que entrega el 65 % de sus utilidades al Estado peruano? “Todo este show organizado por Vladimir Cerrón demuestra que hay un presidente que no gobierna”, indicó el oficialista diario La República. El detalle es que la propuesta de Bellido la impulsa el narcopedófilo boliviano Evo Morales, quien promueve la “nacionalización de los recursos naturales”, a pesar de que en su país, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) anunció que no tiene cómo abastecer el mercado interno y externo - Argentina y Brasil - de gas natural. Del mismo modo, su radicalismo con las trasnacionales pierde fuerza cuando el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Ricardo Márquez, revela que hay disposición a renegociar. Castillo está enterado y ya hay una comisión de especialistas que se encargará de definir los lineamientos. Por cierto, mantener el discurso de confrontación en redes sociales será determinante. Especialmente porque de este modo la renegociación requiere del apoyo unánime de Pluspetrol (operador), Sonatrach, SK, Repsol, Tecpetrol y Hunt Oil, los miembros del Consorcio Camisea. Quizá por ello, Castillo en su cuenta en Twitter se declaro “comprometido con llevar gas barato a todos los peruanos” y “cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho y velando por los intereses nacionales. El Estado y el sector privado trabajando juntos por un Perú mejor”. Pero su mensaje no disperso las dudas. Todo lo contrario. Eso demuestra que los discursos de Pedro Castillo en su reciente gira por los EE.UU, donde llamó a los empresarios a invertir “con confianza en el Perú” son palabras huecas que se las lleva el viento, ya que insiste nuevamente en su posición radical de campaña, con propuestas desfasadas y que han sido un fracaso en los países donde han sido puestas en práctica. De esta manera, el país seguirá precipitándose hacia el desempleo masivo, la depreciación de la moneda y alza en los precios de la canasta familiar, mientras los demagogos del régimen filosenderista siguen jugando con fuego y con la economía de los peruanos. (Entretanto, se ha dado a conocer este jueves el pedido de censura al impresentable ministro de Trabajo y conocido integrante de Sendero Luminoso, Iber Maraví por parte del Congreso luego de su interpelación, a quien Castillo trata de “blindar” amenazando con presentar una “cuestión de confianza” aunque su verdadero objetivo no es otro que cerrar el Congreso para instaurar cuanto antes su “república popular de nueva democracia” por lo que para evitar que ello suceda, no queda otro camino que la vacancia presidencial, para deshacerse de ese parasito que busca destruir al Perú. Cuanto antes sea ignominiosamente expectorado del cargo que ocupa ilegalmente y termine en la cárcel ocupando la misma celda de su idolatrado “Presidente Gonzalo”, mejor) :)