sábado, 9 de abril de 2022
PERÚ: De la penumbra a la oscuridad
“En política no hay coincidencias” dijo un infame personaje de triste recordación. Y tenía que ser en un emblemático 5 de abril - cuando se cumplieron 30 años del autogolpe de Fujimori - donde miles de indios bajados de los cerros, como ‘profetizó’ Aníbal Torres, tenían planeado saquear Lima en medio de las múltiples protestas que a diario que se suceden contra el régimen filosenderista de Pedro Castillo por el alza desmesurada de los precios del combustible y los alimentos, responsable además de las más grave crisis económica, política y social que vive el país andino en décadas, producto de su mediocridad e improvisación, como el mismo lo ha reconocido. Todo lo tenían preparado para que el día martes, la gavilla delincuencial de Perú Libre se infiltrase en las marchas pacíficas contra el régimen y desatase una incontrolable ola de violencia en la capital para que con ese pretexto, Castillo disolviera el Congreso y asumiría poderes dictatoriales. No es de extrañar por ello que los promotores de los desmanes como Guillermo Bermejo y Guido Bellido afirmaran que “la única vía para resolver este conflicto social, sería una nueva constitución”. Pero a último momento se ha llegado a saber, decidieron dar marcha atrás en su proyecto violentista tras la dura advertencia a Castillo de las FF.AA. que no permitirían semejante despropósito, por lo que fiel a su innata cobardía, este vil sujeto decidió al filo de la medianoche del lunes decretar un sorpresivo toque de queda únicamente en Lima - irónicamente el más fuerte bastión opositor - mientras el resto del país se sigue desangrando con paros, saqueos de comercios y bloqueos de carreteras, pero él no hace prácticamente nada para remediarlo. De inmediato, la medida fue calificada como desproporcionada y autoritaria por analistas y críticos del gobierno, quienes dijeron que revela la creciente paranoia de Castillo, que tras ocho meses en el cargo ha gobernado de manera errática y perdido apoyo en todos los sectores políticos. Eduardo Dargent, un politólogo en Lima, dijo que se trataba de “una medida defensiva de un gobierno débil, de un gobierno torpe, de un gobierno totalmente debilitado ¿Hasta dónde llega su incapacidad?” se preguntó. Lo que Castillo no previo fue la contundente respuesta ciudadana que desafiando el toque de queda impuesto por ese oscuro individuo, realizaron una multitudinaria marcha en Lima ese mismo día exigiendo su renuncia. Y es que el país no resiste más. Sin embargo, haciendo un recuento de los hechos, nadie podía imaginar que esa misma semana estallaría en Junín, epicentro mismo del poder de Cerrón y Perú Libre, la revolución que tanto esperaban, pero no contra la oligarquía, sino contra el “gobierno del pueblo” que ese ‘prosor’ y exactivista sindical de extracción campesina - quien en el 2017 lideró un paro de maestros que duró dos meses y paralizó las escuelas - dice representar. Desde el inicio de las protestas ya van ocho muertos en un intento de restablecer el orden público que el siempre trató de trastocar. El paro de transportistas, al mismo estilo que el que derrocó a Salvador Allende en Chile, se expandió a otros sectores, haciendo explotar una olla a presión que se venía concentrando desde el mismo día en el que Castillo, su familia, sus paisanos y compadres tomaron las riendas del gobierno en un frenesí de escándalos de corrupción que no termina. Cuando este pierde la autoridad y el respeto es el fin. Este llegará inexorablemente más temprano que tarde. El régimen ni siquiera ha atinado a lanzarle una cabeza a la turba o a acusar recibo de que los responsables de este caos general tienen que salir de escena. Como Castillo se aferra a la presidencia, lo lógico era que licenciara al gabinete, empezando por Torres, pero todo parece indicar que este es el último gabinete posible en ejercicio, ya que a estas alturas es casi imposible que alguien se anime a formar parte de un (des)gobierno que, además, puede terminar violentamente. No hay otra razón que explique por qué luego de ocho muertos y el caos total, además de las protestas generalizadas en todo el país, el gabinete en cuestión continúe en funciones como si todavía fuese un interlocutor válido. En sus primeros ocho meses en el cargo, Castillo ha ido agotando su capital político y se ha hundido en las encuestas de aceptación mientras zigzaguea de un espectro político a otro, tropezando de escándalo en escándalo y haciendo una serie de nombramientos controversiales de elementos prontuariados al tiempo que fracasa en proponer reformas significativas y solo recurre a la demagogia barata. Hasta ahora ha sobrevivido a dos pedidos de vacancia y enfrenta cada vez más acusaciones de corrupción que los analistas dicen que casi con certeza ocasionarán que se le investigue formalmente por actividades criminales y termine finalmente en la cárcel, quizás en la misma celda de su idolatrado Abimael Guzmán. “Mientras continúa esta suerte de incompetencia e inutilidad, la tentación autoritaria crece, y de ahí es de donde yo creo que viene esto”, dijo Jo-Marie Burt, una profesora de estudios latinoamericanos en la Universidad George Mason quien vivió en Lima durante la sangrienta época del terrorismo de los años ochenta, cuando el gobierno combatía a Sendero Luminoso y el MRTA, en donde los toques de queda nocturnos eran rutinarios. “Pero en el Perú” - agregó Burt´- “nunca se implementaron toques de queda de 24 horas ni siquiera durante los peores periodos de la violencia subversiva, lo que demuestra que el acosado régimen de Castillo no sabe adónde va” puntualizó. En tanto, diversos analistas afirman que las recientes disposiciones adoptadas apresuradamente para afrontar la crisis económica que vive el país por la ineptitud del régimen terminarán por agravarla. Así, ni las medidas populistas de último minuto - como el aumento del sueldo mínimo vital o el congelamiento de los precios de la gasolina y de la canasta básica familiar - podrán calmar unas aguas ya de por si sumamente agitadas. Como era de esperar, su última carta ha sido a invocar una ilegal Asamblea Constituyente como una salida a la crisis política, pero ese truco es un albur porque a la gente que le aprieta el bolsillo es difícil que comprenda cómo una nueva Carta Magna de corte estatista solucionará sus problemas inmediatos, ya que en realidad estará destinada a eternizar a los comunistas en el poder, tal como sucede en Cuba, Venezuela, Corea del Norte y Nicaragua. Y en cuanto a la “oposición democrática” en el Congreso, sigue en lo suyo, ajeno a los problemas reales del país y con sus integrantes buscando la manera de como continuar disfrutando de sus inmerecidos privilegios que nunca antes en sus tristes y patéticas vidas lo habían tenido, y si ello significa votar en contra de la vacancia de Castillo cuantas veces sea necesario, que así sea… el bolsillo no se toca. De esto se desprende que de ellos no se puede esperar nada bueno - especialmente de los ‘niños’ de Acción Popular y los oportunistas de APP - por lo que lo mejor para los intereses del país es que se vayan todos cuanto antes y dar paso a unas nuevas elecciones generales, ya que todos ellos han demostrado hasta el infinito que no dan la talla para dirigir el país, unos por cobardes que no actúan como debieran y otros por cómplices y coparticipes de las corruptelas de un régimen que agoniza. Previamente eso sí, hay que “limpiar” la ONPE y el JNE de todos aquellos elementos indeseables que avalaron el fraude que le dio el “triunfo” a Castillo y que no hay que olvidar que fueron colocados en esos organismos electorales por el lagarto Vizcarra. A por ellos (Por cierto, ha comenzado a circular últimamente una serie de rumores en la que los caviares han dejado saber que están dispuestos a apoyar una nueva moción de censura contra Castillo, a cambio de que sea reemplazado por su impresentable vicepresidenta Dina Boluarte - cajera de Vladimir Cerrón y también acusada de múltiples actos de corrupción - para que ellos puedan a volver a vivir cual garrapatas del Estado de donde últimamente habían sido echadas de mala manera y al que se habían malacostumbrado a parasitar desde la época de Paniagua, por lo que no puede aceptarse ese ofrecimiento de ninguna manera. Tienen que irse todos. De otro lado, es más que sospechoso una serie de incendios ocurridos en dependencias públicas como la DININCRI y la Corte Superior de Lima, precisamente en las oficinas donde se acumulaban pruebas acusatorias contra los prófugos sobrinos de Pedro Castillo y otros integrantes de esa banda delincuencial que hoy (des)gobierna al país, los cuales como podéis suponer y para satisfacción de los investigados, quedaron convenientemente reducidos a cenizas. ¿Casualidad? Claro que no) :(