martes, 25 de octubre de 2022

MONSERRATE: El último rincón del Criollismo

Perteneciente al Centro Histórico de Lima, aunque alejado de los círculos turísticos, se encuentra un barrio colonial donde pareciera que se hubiera detenido el tiempo, que languidece ante la indiferencia y desinterés de la Alcaldía Metropolitana de Lima al cual pertenece. Nos referimos a Monserrate, considerado templo del criollismo, hogar de cuatro iglesias históricas, el mercado de La Aurora y la vieja estación de tren. Se trata de un tesoro patrimonial que se pierde en medio del olvido. Si bien es cierto que en los últimos años se han realizado tareas de recuperación de la zona, estas son insuficientes. Si San Telmo es para Buenos Aires el baluarte tradicional del tango, en Lima, el Cuartel Primero (como era conocido inicialmente Monserrate) atesora la esencia de la cultura criolla, su música, su culinaria, sus lenguajes, sus tradiciones, sus leyendas. Hoy la avenida Tacna sería su orilla, pero antes el barrio era más amplio y hasta colindaba con la Plaza Mayor de Lima. La jurisdicción es consagrada porque allí se encuentra Las Nazarenas, el convento donde mora el Señor de los Milagros, que sale en procesión durante el mes de octubre. A unas cuadras se levanta la iglesia San Sebastián, construida en 1561 y que conserva, tal cual, la pila bautismal de mármol en donde bautizaron a Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. Erigida durante el mandato del Virrey Amat, según cuenta la historia, por iniciativa de Micaela Villegas “la Perricholi”, quien era muy devota de la imagen. Precisamente en la parte alta de la portada de la iglesia está el escudo de Amat. Y un poco más allá, como quien baja a la plaza Unión, se encuentra el vórtice del barrio, la plaza de Monserrate, con su iglesia, comisaría y estación de tren, como debe ser. No podíamos olvidarnos además de la Iglesia de San Marcelo y su plazuela tan tradicional. Debe su nombre a la Virgen de Montserrat (Patrona de Catalunya) cuya imagen es muy venerada. Españolizado como Monserrate, de él se decía “El barrio es el corazón de las memorias; y sus calles, las venas del cariño”. Y hace más de un siglo, Pedro Benvenutto, en su libro Quince plazuelas, una alameda y un callejón, describía un recorrido por el Monserrate del criollismo como bastión de la identidad limeña. En efecto, tal como la plaza Italia en los Barrios Altos, Monserrate significa para la Lima del 2022, uno de los últimos refugios de aquella tradición que se diluye con los años. Quedan, no obstante, sus expresiones auténticas. Porque el barrio es el guardián de lo genuino. El caudal de la memoria. Y en Monserrate hoy uno puede encontrar, aparte de la oferta mística de sus santos e iglesias, todavía el cofre de aquella música criolla que tercamente se resiste a morir. Al respecto, el investigador Daniel Mathews cuenta del perfil de los “nuevos limeños” que se integraron al canon de la Lima tradicional: “No hay duda de que es un barrio de estirpe limeña. Locales como El sentir de los barrios o el centro musical Pedro Bocanegra así lo demuestran”. Pero el criollismo del que hablaremos hoy tiene dos componentes: el limeño propiamente dicho, en un barrio donde nació la procesión del Cristo Morado y el turrón de doña Pepa; y el provinciano, de los que llegaban a la estación de Monserrate. Normalmente cuando se piensa en el Ferrocarril Central a muchos le viene a la mente la estación de Desamparados - ahora convertida en la Casa de la Literatura - lujosa y elegante, situada al costado de Palacio de Gobierno, con piezas de Art Nouveau. Evidentemente de ahí partían y allí llegaban las buenas familias que iban y venían de sus casas campestres ubicadas en Chosica y Chaclacayo, o visitar la sierra en vacaciones. Para la plebe en cambio - que venían a Lima a buscarse un futuro - estaba Monserrate, aunque claro viajando en otros vagones y separados de la gente bien. Debido a la creciente necesidad de mano de obra con la llegada del nuevo siglo, se hizo necesaria la construcción de un lugar de llegada exclusivo para ellos. Así, mientras la estación de Desamparados data de 1870, la de Monserrate es de 1912, cuarenta años de diferencia. Por cierto, la historia relata que antes de tomar posesión de sus cargos, los virreyes del Perú juraban debajo de un imponente arco que se ubicaba en lo que ahora es la cuadra 6 del jirón Callao. Precisamente, la Calle del Arco tiene una disimulada placa que resulta imperceptible para la mayoría de limeños, pero que es uno de los emblemas de Monserrate, que - reiteramos - pese a su gran potencial turístico, ha padecido décadas de olvido. “Uno podría pensar que mejorar significa mudarse a otro lugar y salir de un barrio que resulta inseguro, pero para mí, vivir en el centro es bonito. Nuestro esfuerzo hace que las personas le den otro significado a Monserrate y que todos podamos mejorar”, dice orgullosa Rossana Saravia que regenta un negocio familiar que ha ayudado a consolidar. “Hemos heredado una sazón única y mantenemos la tradición. Nos quedaremos aquí para probar todo lo que se puede lograr en nuestro barrio”, añadió. En tanto, Luis Flores Soto, de 61 años, quien retumba por toda la Plaza de Monserrate y canta a toda voz algunos de los estribillos más famosos del criollismo, expresó: “Vivo en un barrio alegre y tradicional, que es cuna de la cultura criolla. De aquí salieron personalidades como Pedrito Otiniano y Cecilia Bracamonte, que además albergó a grandes como Lucho Barrios, Manuel Donayre y Arturo ‘Zambo’ Cavero, entre otros maestros que llevaron la jarana criolla a su máximo esplendor”. Flores, quien tiene un grupo de música criolla, comenta que una de sus principales metas es recuperar desde el barrio de Monserrate la tradición por las jaranas, las peñas y las escuelas de enseñanza musical para dar más oportunidad a los jóvenes. “Monserrate es uno de los barrios más antiguos y con más tradición en Lima junto a Barrios Altos y el Rímac, por lo que debe ser preservado por todo lo que representa” puntualizo. Como recordareis, hace un tiempo atrás el hoy destituido alcalde Jorge Muñoz prometió la construcción de un tranvía en Lima que llegaría hasta Monserrate - del cual dimos cuenta en su momento - pero como podéis imaginar, todo quedo en palabras. Es por ello que los vecinos de ese tradicional barrio cansados de tantos engaños, propugnan la creación de su propio distrito para resolver sus problemas, pero las autoridades se niegan a ello. Por historia y tradición se lo merece ¿no lo creen ustedes? :)