martes, 7 de marzo de 2023

LOS ACUEDUCTOS DE CANTALLOC: Ojos de agua en el desierto

A unos 300 kilómetros al sur de Lima, la capital de Perú, habitan arañas kilométricas y aves místicas, que extienden sus alas como si fueran carreteras emplumadas. Otros animales sagrados también residen ahí, en medio del desierto: fueron trazados por la cultura nazca hace 2,500 años, a lo lago de cientos de hectáreas. Aunque en la actualidad todavía no se sabe cuál fue la función real de las Líneas de Nazca, como se les conoce a estos geóglifos monumentales, los trazos han perdurado en el desierto desde entonces. Ahora, un equipo de arqueólogos en Perú encontró que los acueductos de Cantalloc están íntimamente relacionados con los animales sagrados que, imperturbables, todavía habitan el desierto peruano. Cabe aclarar que los ojos de agua que existen en el lugar no son naturales. Por el contrario, fueron construidos intencionalmente para irrigar las ciudades más importantes de los nazca, hace aproximadamente 1,700 años. Gracias a este sistema milenario, pudo florecer su civilización. De otra manera, no se hubiera desarrollado en esta región, que es una de las más secas de todo el país. Aunque los acueductos de Cantalloc fueron funcionales en su época, sólo podían dar agua de diciembre a marzo, que es la temporada de lluvia en la sierra: “El sistema de acueductos estaba caracterizado por ser un sistema hidrográfico que nace únicamente en base a las precipitaciones que ocurren en las montañas de la parte alta de la cuenca” documenta el ministerio de Cultura. Las culturas que no lograron prosperar fueron justamente por la escasez de agua en la zona. Sin embargo, los nazca no sólo lograron canalizar el agua artificialmente, sino que crearon un complejo sistema de filtración natural. Lo consiguieron por medio de galerías filtrantes, que aprovechaban las capas freáticas del subsuelo. Además de dotar de agua potable a la población, el agua se destinó principalmente a la agricultura. De otra manera, no hubieran tenido acceso a regar sus tierras de cultivo. Así, los nazca construyeron pozos, canales y galerías subterráneas para irrigar a sus ciudades más importantes. Esta hazaña de ingeniería contaba con respiraderos para recibir el agua del deshielo de los montes o la lluvia. Localmente, se les conoce como Ojos de Agua, puntos de captación del liquido elemento de los acueductos y respiraderos en forma de espiral de unos 7 metros de profundidad que dejan percibir el agua en algunos puntos de la red. Este sistema logró irrigar hasta 3 mil hectáreas de cultivo, y no sólo eso: esta red compleja de canales estaba íntimamente relacionada con la cosmogonía de la cultura nazca. Los arqueólogos piensan que también tuvieron una función ceremonial, por la cercanía con la que fueron construidos a las antiguas Líneas de Nazca. Además de ser un sistema hidráulico único en el mundo andino, en términos de funcionalidad, parece ser que también fueron espacios de culto. Más allá de su valor religioso e histórico, los acueductos de Cantalloc están tan bien construidos, que todavía funcionan, y son parte fundamental de la dinámica agraria de los pobladores de la región hoy en día.