martes, 16 de mayo de 2023
SILLUSTANI: Las torres del lago sagrado
Ubicadas a 34 km de Puno, en la península que se introduce en las brillantes y azules aguas de la laguna de Umayo a 4,000 msnm - que se comunica a través del río Illpa con el lago Titicaca - encontramos el complejo arqueológico de Sillustani, donde se localizan unas torres funerarias pertenecientes al Reino Colla (considerados descendientes de los Tiahuanaco) que los indios aymarás denominan “chullpas” hechas de piedras pulidas, tanto de forma circular como rectangular. El material era traído de canteras cercanas y existen alrededor de 90 de esas construcciones con forma de cono invertido. Según cuenta la historia, antes de que los cadáveres de los dignatarios collas sean ubicados en las tumbas, estos eran momificados en posición fetal. Junto a sus cuerpos se ubicaban sus pertenencias, entre las que se incluían objetos de oro y plata, alimentos o utensilios de cerámica. Esas torres están ubicadas en la cima de una gran colina, desde que se domina el paisaje al lado del gélido lago. Entre las más famosas, encontramos la del Lagarto, llamada así por los grandes bloques de piedra que tiene en la base. Esta es la más representativa de la cultura, ya que es la más notoria, elevándose a 12 metros de altura con piedras que encajan perfectamente, además, fue construida durante la época Inca, que conquistaron la región y la incorporaron a su imperio en 1450. Al parecer, en Sillustani, se enterraron inicialmente nobles, gobernantes y sacerdotes collas. La parte superior de las chullpas más modernas, las que pertenecieron a la época incaica, están adornadas por grandes cornisas. Además, algunas de las piedras presentan figuras en bajo relieve que representan principalmente lagartos y culebras. La mayoría de las construcciones sagradas llegan a medir aproximadamente 12 metros de altura y poseen una entrada siempre dirigida hacia el este que servía para que el difunto se comunique directamente con el Dios Sol. Esta entrada por cierto es bastante pequeña. Lamentablemente, a partir del siglo XVI, muchas de esas tumbas fueron destruidas tanto por los expedicionarios españoles como por saqueadores de tumbas en busca de oro, aunque también se ha llegado a saber que durante las grandes tormentas que son frecuentes en la región, los rayos dieron cuenta de varias de ellas. Sin embargo, cabe precisar que construcciones similares se encuentran dispersas en varias otras localidades de Puno y han podido conservarse ya que se encuentran en lugares de difícil acceso, y en algunos casos, incluso han llegado a formar parte de las iglesias, adaptándolas al culto cristiano. Un conveniente sincretismo ¿No os parece?