sábado, 17 de junio de 2023
PERÚ: Tropezando con la misma piedra
Como podéis imaginar, el Congreso es el protagonista esta semana no solo por sus consabidos escándalos y “blindajes” a sus integrantes para evitar que respondan ante la justicia por sus aberrantes delitos, sino que ahora que su tiempo de gollerías se acaba, de la manera más desvergonzada, buscan reelegirse subrepticiamente para seguir robando a manos llenas a todos los peruanos, mediante el retorno del Senado, que sería conformado - vaya novedad - por ellos mismos, dejando el cargo de diputados como “herencia” a sus parientes, al igual que sucedía en el pasado. Así, todo quedaría en familia, sin importarles un comino el sobrecosto que ello representaría al Estado. Si ahora con una sola cámara, es la que más gasta en toda la región ¿Os imagináis tener a estos parásitos por partida doble? Aparte de haber vacado al delincuente terrorista Pedro Castillo - que podría ser su único mérito - su labor legislativa ha sido prácticamente nula. Envueltos en sonados escándalos de corrupción que estallan prácticamente todos los días, saben muy bien el desprecio y el repudio que se han ganado a pulso entre la población, y es por ello que han hecho todo lo posible para evitar un referéndum para lograrlo, que saben que lo perderían abrumadoramente. De allí el patético espectáculo brindado hace unos días en el Congreso por una sujeta sin oficio ni trabajo conocido que pretende seguir viviendo del bolsillo de los peruanos esta vez como “senadora” ¿Su nombre? Ya todos la conocen, no le importo en absoluto ser vista por la televisión a nivel nacional zarandeando, gritando y amenazando como si fuera su criada a una congresista izquierdista para que votara como ella lo exigía a gritos. Por cierto, se trata de la misma fulana, por la cual el Congreso dilapidó esta semana cerca de 10 mil soles para otorgarle incomprensiblemente - porque no lo merece - una condecoración y un retrato, cuando muy bien esa suma podría haber sido destinada para reparar los patrulleros de la policía que bien lo necesitan. Pero no, prefieren gastarlo en ridiculeces. Como sabéis, es un rumor general que los cronistas parlamentarios del país andino consideran a la susodicha como una malcriada de lo peor. En la ocasión que detallamos líneas arriba, hizo gala de esa prepotencia, armando un grotesco espectáculo en el hemiciclo que supera largamente a todos los que tienen acostumbrados a los peruanos esas sanguijuelas. En ella samaqueó, cual muñeca de trapo, a otra congresista para que votara a favor del retorno de la bicameralidad. Es decir, el regreso de diputados y senadores. Un poco más y la ahorcaba, cerrándole violentamente su computadora portátil e incluso pretendió agarrarle una de sus manos para que presionara el botón verde a favor de esa malhadada reforma. No le importó que las cámaras de televisión grabaran la escena surrealista y la difundían en directo a todo el país. Más desafortunadas fueron sus respuestas cuando le preguntaron sobre su violento proceder. “Solo la he abrazado nomás. No pasó nada. Ambas tenemos buena relación”, dijo. Lo peor vino cuando un periodista le inquirió: “¿No tiene algún problema en su comportamiento?”. Ella respondió: “No tengo ningún problema. Soy muy feliz como soy, me gusta mi personalidad, me gusta el carácter que tengo y, gracias al carácter que tengo y cómo lo manejo, estamos en democracia”. La sujeta en cuestión debería meditar sus palabras. De triste papel cuando ejerció la presidencia del Congreso, durante el primer año del corrupto y golpista Pedro Castillo. Sin embargo, sus acciones, como la protagonizada, la pintan de cuerpo entero. Lo que es peor, acrecienta el desprestigio del Parlamento, cuya desaprobación llega al cien por ciento. No es la primera vez que lo hace. El año pasado, también jaloneó del brazo a la congresista Cortez. Lo mejor que podrían hacer ella y los congresistas que pretenden la bicameralidad es desistir de ese malsano propósito. La propuesta resulta innecesaria desde todo punto de vista, y proponerla en este momento de manera sorpresiva es una falta de respeto a la ciudadanía, que está harta de lo que hacen esos parásitos que se aprovechan de sus cargos para corruptelas y negociaciones bajo la mesa, que la prensa descubre casi todas las semanas y a pesar de ello nadie es sancionado porque esas ratas se “blindan” entre ellos.. Lo que quieren con esa reforma es quedarse en el Congreso como senadores, ya que la ley les prohíbe postular a la reelección. Por eso, la quisieron aprobar a la mala, pero les faltó un voto para llegar a los 87 que necesitaban. Ese fue el de la congresista que votó en contra, lo que originó la ira de aquella impresentable quien ve peligrar sus mezquinos intereses. Los congresistas saben que si no consiguen esa cantidad de votos, la propuesta irá a un referéndum y allí será rechazada por la ciudadanía como sucedió en la consulta del 2018 donde un abrumador 86% dijo NO a la bicameralidad. Pero esos miserables no entienden razones e insisten en lo mismo. Millones de soles, que tanto necesitan los que nada tienen, se irán al agua cuando el resultado ya se sabe de antemano que será más contundente que el anterior. Pero una vez más, prevalecen sus intereses personales y no los del país. Quieren seguir medrando a costa del Estado saqueándola hasta el último centavo posible, llegando al extremo de robar el sueldo a sus propios trabajadores con el risible argumento “que tienen muchas deudas que pagar”. ¿Y que dicen de los llamados “niños” de Acción Popular que se vendieron al régimen filosenderista de Castillo? Pero por estos graves delitos (que en un país serio donde se respetan las leyes significaría cárcel inmediata) no les ocurre absolutamente nada, ya que saben perfectamente que serán protegidos por otros que son peores que ellos.Desafortunadamente en el Perú, no se pueden exigir estrictos requisitos para acceder a estos cargos como sucede en los países nórdicos, donde quienes se presentan lo hacen para servir al país y no para servirse de él. Lo óptimo sería imitarlos y a quienes se les permita postular, deberían tener sin excepción una trayectoria intachable, educación universitaria, respaldo patrimonial e historial de cumplimiento de obligaciones tributarias. Pero en lugar de mostrar un buen currículum, en el Perú se presentan en cada elección una banda de analfabetos sin profesión alguna y con antecedentes penales de todo tipo, gentuza de la peor especie que parecen salidos de las “universidades” de Lurigancho, Challapalca o Santa Mónica. Allí está el resultado. Si los requisitos para postular no son cambiados - a pesar de las protestas de los parásitos caviares y los comunistas que afirmarían que un medida como esta sería “discriminatoria” porque los dejaría fuera - en las elecciones venideras el Congreso elegido será sin dudas peor que este ¿Y así todavía quieren el retorno del Senado? NO a la bicameralidad.