sábado, 12 de agosto de 2023
PERÚ: El epítome de la vergüenza
Existe en el país andino un remedo de partido político llamado Acción Popular (AP), fundado por un demagogo de lo peor quien inexplicablemente llego dos veces a la Presidencia del Perú y, que de estar vivo, se encontraría en la cárcel por sus graves delitos cometidos, junto a Castillo, Toledo y Fujimori. Nos referimos obviamente a Fernando Belaunde Terry, cuyas desastrosas administraciones signadas por el escándalo, ocasionaron primero, un golpe militar en su contra en 1968 - donde fue literalmente echado a patadas y en calzoncillos de Palacio por los militares, quienes de esa manera lo subieron a un avión y lo expulsaron del país - y cuando volvió al poder en 1980 demostrando una incapacidad total, permitió el surgimiento de Sendero Luminoso, ya que de una forma por lo demás estúpida se negó a combatirlos desde el primer momento, calificando a los terroristas como “abigeos”, a su vez que fiel a su estilo, de la mano con sus secuaces del desaparecido Partido Popular Cristiano (PPC) realizaba turbios negociados con grave perjuicio para los intereses del país. Pero cuando los atentados terroristas se multiplicaron, de mala gana quiso enfrentarlos, pero ya era tarde para hacerlo porque la situación se le escapo de control, siendo así, directo responsable del baño de sangre que desde entonces sufrió el país. Completamente desacreditado y para variar con una terrible crisis económica encima, junto con su socio del delito, Luis Bedoya Reyes del PPC, se subieron presurosos al carro de Vargas Llosa - quien hizo mal en aliarse con semejantes vejestorios que fueron un lastre para su campaña, según reconoció posteriormente el propio escritor - siendo barridos en las elecciones de 1990 por un desconocido outsider llamado Kenyo Fujimori, el cual dio un autogolpe de Estado en 1992, gobernando con mano férrea hasta el colapso del régimen el año 2000. Es en ese momento que asume el poder otro integrante de AP, llamado Valentín Paniagua, elegido por el Congreso tras la caída del fujimorismo, quien llamo prontamente a nuevas elecciones, pero para gobernar provisoriamente tuvo la mala fortuna de rodearse de caviares, aquellos parásitos aliados de los terroristas a los cuales ‘santifican’ en todo momento. Se dicen de izquierda, pero les gusta vivir a costa del Estado imitando a los ricos que tanto odian y envidian. Nacidos en la cloaca del velasquismo en 1968, se convirtieron en áulicos de la “Robolución” de Velasco Alvarado hasta su caída en 1975 por obra del “felón” Morales Bermúdez, pasando al ostracismo esperando ansiosamente au oportunidad.Y esto se dio con Paniagua. Desde entonces - hablamos del año 2000 - han estado atenazados cual garrapatas a las Arcas Públicas y se creían eternos hasta que fueron expectorados tras la ignominiosa caída del régimen filosenderista de Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre, a quien apoyaron decididamente convalidando el fraude realizado por el JNE, la ONPE y la RENIEC, organismos que insólitamente, aun están bajo su control. En cuanto a AP, muerto Belaunde, se alejo de su línea primigenia, siendo copado por elementos abiertamente izquierdistas, quienes tomaron el control del viejo remedo de partido, arrinconando a los que no se plegaban a su pensamiento, forzándolos en la mayoría de los casos, a alejarse de la agrupación. De esta manera viejas caras conocidas dieron un paso al costado, siendo reemplazados por impresentables sujetos de mal vivir en el Congreso - bautizados como “los niños” - quienes se vendieron a Castillo, prometiendo ‘blindarlo’ con sus votos de las múltiples acusaciones de corrupción - que ya empezaban a ser conocidas y denunciadas por la prensa independiente aun antes de que el burro chotano asuma ilegalmente el cargo - a cambio de jugosas prebendas y negociados de toda índole, arrastrando por el fango de la inmundicia lo que quedaba de esa desvencijada agrupación. Esta semana ha vuelto a hacer noticia ya que el nombramiento de uno de aquellos “niños” acusado por la fiscalía de múltiples delitos, nada menos que el cuestionado Darwin Espinoza como su vocero, ocasiono la división de la bancada, quedando reducida de esta manera a su mínima expresión. “Yonhy Lescano es uno de los personajes que deben de ser juzgados por toda la evidencia que se tiene de no haber seguido la línea del pensamiento del partido”, señalo enérgicamente Raúl Diez Canseco Terry, exministro de Comercio Exterior y Turismo, ex vicepresidente del Perú y militante de largo recorrido en Acción Popular. Diez Canseco califico como ‘infiltrados’ a los miembros que no actúan como una oposición crítica y presente. “Aquellos que entraron en contubernio con el régimen anterior no representan al partido. Están alejados de la ideología del partido. Usando un término duro, son traidores a los ideales de Fernando Belaunde”, sentencio. Pero el daño está hecho y es irreversible. Hay quienes ilusamente creen que si Belaunde seguiría vivo eso no habría ocurrido, pero vamos, conociendo su negro pasado de oprobio y vergüenza (¿recuerdan la página 11?) esos “niños” son sus ‘dignos’ sucesores. AP tiene lo que se merece y merece desaparecer cuanto antes. Ni refundando el partido como algunos antiguos integrantes proponen, expulsando a esas sanguijuelas, podrán revertir la situación, ya que su grado de descomposición es total. Se trata de un cadáver putrefacto al cual hay que enterrar con su propia lampa, roja por añadidura. Esa agrupación ya no tiene salvación, DEP.