sábado, 28 de octubre de 2023

PERÚ: Un camino empedrado

A inicios de semana, el diario especializado británico Financial Times dedico un amplio espacio al Perú, que bajo el titulo Special Report: Investing in Perú trato in extenso sobre la actual situación política y económica que atraviesa el país andino, que por cierto no es de las mejores, afirmando que si bien el país se alejo del abismo el pasado 7 de diciembre - con la caída del régimen filosenderista de Pedro Castillo - el camino hacia su crecimiento es difícil. Si bien el reporte en cuestión trata una serie de temas aparte de la situación política, como una amplia entrevista al Primer Ministro Alberto Otárola o el temor que causa la creciente presencia china en el Perú - que está construyendo un megapuerto en Chancay (el más grande y moderno de su tipo en América Latina), y que será inaugurado a finales del próximo año por el ‘emperador’ chino Xi Jinping, cuando asista a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), de la que Perú es anfitrión - debido a que fácilmente podría convertirse en una base militar china, nos concentraremos de momento en el primer punto, escrito por Michael Stott, el cual debido a su importancia os ofrezco traducido y entrecomillado ¿Vale?: “Como un escalador que se ha caído, esquivando por poco un barranco, el Perú se levanta y contempla dos futuros posibles: un ascenso continuo hacia las cumbres, o el riesgo de otro deslizamiento hacia abajo. En efecto, el gobierno de la presidenta Dina Boluarte espera que los inversionistas extranjeros ayuden a la nación andina a regresar rápidamente al camino de crecimiento constante que permitió a millones de peruanos ascender en la escala económica durante las últimas dos décadas. Como potencia minera, gran exportador de frutas y verduras y imán para el turismo, Perú ha sido la principal economía de más rápido crecimiento de América Latina en este siglo. Y su posición estratégica en el Pacífico, sus amplios acuerdos de libre comercio y sus abundantes reservas de cobre, oro y plata deberían posicionarlo para una mayor prosperidad. Sin embargo, un período de agitación política, con cinco cambios de presidentes en menos de cinco años - y un frustrado golpe de Estado por parte de un aventurero quien de forma fraudulenta llego al poder en el 2021 y que al final termino con en la cárcel - ha paralizado la economía y creado incertidumbre sobre el futuro. La mayor caída de Perú en los últimos tiempos se produjo en diciembre pasado, cuando el izquierdista radical, Pedro Castillo, anunció en televisión que cerraría el Congreso, tomaría poderes extraordinarios y gobernaría por decreto, una copia literal de las acciones anticonstitucionales tomadas en 1992 por uno de sus predecesores, Kenyo Fujimori. Pero a diferencia de ese exitoso ‘autogolpe’, la toma de poder de Castillo duró sólo unas pocas horas: el Congreso, el Poder Judicial y las fuerzas armadas lo repudiaron, mientras que las figuras clave de su propio gabinete lo abandonaron a su suerte, por lo que al fracasado golpista no le quedo sino huir desesperadamente del palacio presidencial, pretendiendo asilarse en la embajada de Méjico, siendo interceptado y capturado por la policía en plena vía pública, siendo engrilletado como un delincuente común y recluido en la cárcel en espera de su juicio, por el cual podrían sentenciarlo a 35 años de prisión. Tras su vacancia decretada por el Congreso, el poder pasó a Dina Boluarte, una ex abogada que no había ocupado un cargo electo hasta que se presentó como candidata a vicepresidenta en la plancha del Perú Libre, de inspiración marxista-leninista-maoista-mariateguista-Pensamiento Gonzalo, liderada por Castillo. El drama no terminó con su ilegal toma de posesión, ya que quedo en evidencia que su triunfo en el ballotage fue producto del fraude, avalado por las corruptas autoridades electorales. El desastre en todo sentido que significo su gobierno para el Perú fue de tal magnitud que se derrumbo la economía, mientras que ajeno a ese problema, Castillo se dedico no solo a nombrar como ministros y funcionarios gubernamentales a elementos afines al grupo terrorista Sendero Luminoso, sino que también se propuso destruir la institucionalidad democrática por dentro, pretendiendo cambiar la actual Constitución liberal por otra de corte comunista mediante una asamblea constituyente, pretendiendo así actuar al margen de la legalidad. Pero como el Congreso en manos de la oposición, se opuso férreamente a sus planes estatistas, desbaratando sus planes una y otra vez, lo coloco en su mira atacándolo cada vez que podía, así como a los medios de comunicación que dejaron al descubierto los múltiples actos de corrupción dentro de su régimen, al punto que la Fiscal de la Nación lo acuso de liderar una organización criminal, iniciando una investigación en su contra. Debido a ello y sobretodo porque las pruebas presentadas que corroboraban sus delitos eran irrefutables, por lo que el Congreso había decidido destituirlo la tarde del 7 de diciembre pasado, Castillo pretendió adelantárseles y dio el golpe de Estado en horas de la mañana de ese mismo día, pero fracasó estrepitosamente. Su ignominioso final fue tan rápido que descoloco a sus partidarios, que no supieron reaccionar a tiempo, y cuando lo hicieron, ya era muy tarde. Pero no se dieron por vencidos ya que en los siguientes días organizaron una serie de violentas protestas se extendieron por todo el país exigiendo su reinstalación. En el empobrecido sur, la asonada terrorista fue extremadamente grave, ya que las huestes senderistas incendiaron locales públicos, bloquearon carreteras y asesinaron salvajemente a policías y soldados, por lo que el nuevo gobierno ordenó el envío de tropas para restaurar el orden, que dio como resultado a 49 terroristas muertos. Han pasado seis meses de ocurrido aquello, las protestas han amainado porque nada han conseguido, los fiscales están investigando los sucesos y reina una frágil calma. El gobierno ahora está desviando su atención de sofocar el desorden a impulsar la economía. Para lograrlo, el primer ministro Alberto Otárola, ve la inversión privada como la clave para la reactivación del Perú. ‘Estamos tratando de hacer todo lo posible para impulsarlo’, dijo en una entrevista con el Financial Times en el suntuoso Palacio de Gobierno de Lima. ‘Tenemos ruedas de negocios y reuniones todo el tiempo y viajamos para promover nuestro país en el extranjero’ asevero. Una prueba de la capacidad del gobierno para convertir las buenas intenciones en cambios reales será la minería, un pilar de la economía peruana. Unos 53.000 millones de dólares en grandes proyectos han estado estancados durante años debido a las trabas burocráticas, regulaciones complejas y protestas latentes de grupos izquierdistas que azuzan a los campesinos a oponerse a las empresas mineras. ‘Somos absolutamente conscientes de que el tema de la simplificación es un problema importante y lo que hemos estado haciendo recientemente ha sido desbloquear [proyectos]’, dijo por su parte Juan Carlos Mathews, ministro de Comercio Exterior y Turismo. ‘Ésta es una señal importante’ afirmó. Sin embargo, para los inversionistas, esto no es suficiente: ‘El Estado necesita tener una mayor presencia en las zonas rurales”, dijo un ejecutivo minero. ‘Por el momento, va y viene y la población no se fía. Hemos perdido la previsibilidad en torno a la inversión, que era tan importante’ añadió. También señala que el gobierno debe ofrecer mejoras en la infraestructura para garantizar que las comunidades rurales escépticas sientan un beneficio económico de los proyectos mineros. La elección de Castillo sobre la base de un manifiesto radical que prometía una nacionalización generalizada, grandes aumentos de impuestos y una constitución de corte izquierdista provocó conmociones en la comunidad empresarial peruana. Los peruanos adinerados se apresuraron a comprar apartamentos en el extranjero y trasladar activos al extranjero. De esa manera, casi 20.000 millones de dólares abandonaron el país - según el ministro de Finanzas, Alex Contreras - la mayor fuga de capitales en más de medio siglo. Un poco ha regresado este año, pero la mayor parte permanece en el extranjero, a la espera de un clima político más estable. Para lograrlo, el gobierno de la señora Boluarte calmó los nervios siguiendo un rumbo más pragmático y construyendo alianzas en el fragmentado Congreso con partidos conservadores. Pero si bien esto ha aliviado los temores empresariales, ha hecho poco para complacer a la gente en un país altamente dividido que sufre una de las peores desigualdades en América Latina. Los niveles de pobreza cayeron dos tercios entre el 2004 y el 2019, según el Banco Mundial, pero aumentaron a raíz del Covid-19, que afectó especialmente al Perú; el país tuvo la mortalidad per cápita más alta del mundo, según datos de la Universidad Johns Hopkins: 200 mil muertos, por incapacidad del gobierno provisional de Martin Vizcarra. En tanto, el Banco Mundial estimó este año que cuatro de cada 10 peruanos estaban en riesgo de caer en la pobreza -la mayor cantidad desde el 2004- y alrededor de tres de cada cuatro trabajadores se encuentran en el sector informal. Es indudable que la asonada terrorista de diciembre y sus consecuencias han dejado hondas cicatrices en la economía, de la cual aun no se recupera. A finales de agosto, el gobierno recortó su pronóstico de crecimiento para el 2023 al 1,1 por ciento, culpando de ello no solo a las violentas protestas, sino además de los efectos producidos este año por el fenómeno El Niño, un calentamiento del Océano Pacífico que cambia los patrones climáticos y ya se anuncia que el próximo año ser peor. Aun así, Contreras confía en que el crecimiento se recuperará entre un 2 y un 3 por ciento el 2024, ayudado por un programa de recuperación económica, denominado ‘Con Punche Perú’, que sus críticos ven solo como un paliativo. ‘Ya tenemos 13 leyes aprobadas para impulsar la inversión… y ya se han anunciado más inversiones que el año pasado’ afirmó. ‘Las asociaciones público-privadas se encuentran en un nivel récord, alrededor de 1.800 millones de dólares este año, frente a 98 millones de dólares el año pasado. Es evidente que hay una clara mejora’ insistió. La comunidad empresarial lo aprueba: alrededor del 70 por ciento de los directores ejecutivos entrevistados por la encuestadora Ipsos en julio estaban contentos con Boluarte. ‘En comparación con el desastroso gobierno anterior, es como si nos hubiésemos mudado a Suiza’, afirmo Alfonso Bustamante, presidente del lobby empresarial Confiep. Pero el índice de aprobación nacional de la presidenta - que más se dedica a viajar que a otra cosa - ha caído constantemente desde diciembre y languideció en el 10 por ciento en septiembre, señaló la encuestadora IEP. Sólo el Congreso, afectado por múltiples escándalos de corrupción, obtuvo peores resultados, con un 6 por ciento de aprobación. ‘Tenemos sed de liderazgo’, dijo Oswaldo Molina, director de la Red de Estudios para el Desarrollo, un grupo de expertos. ‘La política nos ha fallado a los peruanos’ afirmó. ‘El mayor novelista vivo del Perú, Mario Vargas Llosa, señaló en sus memorias, El Pez en el Agua, esa falta de convicción, ese pesimismo prematuro y esencial que es la enfermedad por excelencia de las mejores personas del Perú. Y no le falta razón’. Y el pesimismo es fácil de encontrar en Lima. ‘El Congreso no permitirá reformas serias y el gobierno carece de autoridad para impulsar algo’, lamenta Alberto Vergara, analista político. ‘Ambos tienen mediocridad recíproca y solo buscan su conveniencia’. Aun así, hay optimistas. ‘Miramos al precipicio a la que nos conducía Castillo y, con una sorpresa maravillosa, supimos alejarnos a tiempo’, dice el ex ministro de Finanzas y consultor empresarial Alfredo Thorne. ‘Los peruanos somos muy pesimistas pero siempre pasa algo bueno que nos hace seguir adelante’ puntualizó”. Solo me queda agregar que hay que redoblar esfuerzos para evitar que se repita ese trágico escenario vivido con Castillo, del cual el Perú aun no puede salir. inquisición cazador de brujas