sábado, 18 de noviembre de 2023

ARGENTINA: Entre la desesperación y la obsesión

A solo un día del crucial ballotage que decidirá el futuro que desde el 10 de diciembre tomará la Argentina - el cambio de rumbo necesario prometido por Javier Milei, obsesionado en salvarla de la penosa situación en la que se encuentra, o el salto al vacío y sin retorno que representa el kirchnerista Sergio Massa - las encuestas de opinión dan una ligera ventaja al candidato de La Libertad Avanza frente al aspirante oficialista, cuya desesperación es evidente a medida que se acerca la hora de la votación, intensificando su campaña del miedo en contra de Milei, a la vez que promete el oro y el moro para ganarse a los indecisos, que bascula entre no votar o hacerlo en blanco. Venga ya ¿Cómo creerle a un sujeto que promete hasta lo indecible si gana, que AHORA MISMO como ministro de Economía puede hacerlo realidad?. Si bien tras el debate presidencial del pasado domingo por televisión pareciera que el ministro-candidato salía mejor parado, como los medios oficialistas se esforzaron en presentarlo, para su desaliento ello no se ha reflejado en los sondeos. Tal situación ha provocado en Massa y compañía una mezcla de incertidumbre insoportable. El candidato kirchnerista viene presionando a sus partidarios para que la maquinaria oficialista “funcione a pleno” este domingo. Para ello mantuvo una larga conversación con Axel Kicillof “para aceitar la votación” en Buenos Aires, que se muestra renuente a los demagógicos ofrecimientos de ese encantador de serpientes. En tanto, el caso de la red de espionaje revelada en la causa del juez Marcelo Martínez de Giorgi, donde quedaron escrachados el diputado ultra kirchnerista, Rodolfo Tailhade, impulsor del juicio político contra la Corte Suprema, y Fabián “Conu” Rodríguez, nexo con el topo y ex agente policial, Ariel Zanchetta, habría entrado en un impasse. Producto de las numerosas presentaciones de nulidades, que deben resolverse, y de afectados que desean involucrarse como querellantes. “Conu” es amigo íntimo de Máximo Kirchner, miembro de La Cámpora y funcionario de la AFIP, que conduce el kirchnerista Carlos Castagneto. La fiscal platense Betina Lacki, en cambio, se muestra activa con la causa de la caja negra descubierta en la Legislatura bonaerense que tuvo como hito la detención del recaudador, Julio Segundo Rigau. Apodado “Chocolate”. La funcionaria insiste con el pedido de detención de Claudio y Facundo Albini. El primero es subdirector de personal de la Cámara de Diputados de Buenos Aires. El segundo oficia de concejal del Frente Renovador. Están acusados de integrar una asociación ilícita para delinquir... Vaya novedad, el kirchnerismo siempre ha sido una cueva de ladrones, y por ello buscan por todos los medios - incluido el fraude - imponerse el domingo para que sus integrantes no terminen en la cárcel. Ante tales desventuras y evitar seguir ese camino, Massa pretende “influir” en los resultados de la votación como todos los izquierdistas de su calaña en América Latina saben hacerlo, aunque no le va a hacer fácil lograrlo. A ello debemos agregar que carece de noticias agradables en el tramo final de su campaña. El ministerio de Economía - del cual es titular - interpretó (e hizo difundir malintencionadamente) que el 8.3% de inflación de octubre “representaría una baja abrupta del 30% con relación a septiembre que había sido del 12.7%”. Pero ese optimismo forzado se desmorono rápidamente con un puñado de observaciones. El alza de precios redondea en 12 meses el 142.7% cuando el propio Massa estimó en el Presupuesto que envió al Congreso que sería del 60%, y como podéis notar, la realidad ha superado ampliamente esa cifra. Incluso Venezuela - un país quebrado en todo sentido por obra y gracia de sus “socios” chavistas - por segundo mes consecutivo, registró una inflación mensual menor a aquel 8.3% que presento alegremente Massa. De los demás países de la región que no padecen el desastre que los kirchneristas han perpetrado en la Argentina, no hace falta hablar ni mucho menos comparar cifras, porque quedaría peor de lo que ya está. Y es que a pesar de su absoluto fracaso como ministro de Economía, Massa busca el apoyo de parásitos izquierdistas de la región que también han destrozado sus países. Así, luego de rápidas gestiones diplomáticas por parte del gobierno kirchnerista de Alberto Fernández para que su ministro-candidato no aparezca huérfano de apoyo exterior, al unísono salieron impresentables elementos en su ayuda como Gabriel Boric, de Chile, José Mujica (ex), de Uruguay y Manuel López Obrador de Méjico. Precisamente, en su rueda de prensa diaria, este zapatista habló de Milei como “un facho ultraconservador enemigo del Papa Francisco” en referencia a ese marxista-leninista infiltrado en El Vaticano. Asimismo, el respaldo del brasileño Luis Ignacio Lula da Silva resultó previsible: viene suministrando a Massa apoyo logístico y financiero. Queda por ver si estos interesados apoyos mejoraran en algo sus posibilidades para el ballotage. Otro par de detalles trasuntan el contexto de dificultades que tendría Massa para terminar de volcar la elección a su favor. Desde hace tiempo asegura que el cuestionado Roberto Lavagna integrará su hipotético gobierno como “gran consejero”. El ex ministro de Economía declaró en las últimas horas que votará a Massa. ¿Había necesidad? Asimismo, la semana anterior se produjo otro episodio inédito en la historia de las elecciones en la Argentina: el candidato oficialista acordó con el titular de la AFA, Claudio Tapia - envuelto en sonados escándalos de corrupción - un respaldo explícito de muchos clubes de primera (los principales) y del ascenso de los torneos de fútbol, a quienes prometió “ayudar financieramente” buscando desviar fondos públicos para salvar equipos en quiebra. Pero las asimetrías que se creyeron observar en el debate entre Massa y Milei también se multiplican en la campaña callejera. Abruma la cantidad de publicidad oficial. Llama la atención por el contrario, al margen de los spots publicitarios que forman parte de la reglamentación electoral, la muy módica presencia del candidato libertario. Como podéis imaginar, Milei viene siendo reiterativo con una fobia. Volvió a tener incidentes con el periodismo en la caravana que realizó en Rosario. “Este acto no es para ustedes”, gritó a uno de ellos. Tampoco oculta la obsesión con la fiscalización para el ballotage del domingo. “Estoy seguro que nos van a hacer trampa”, le dijo a Mauricio Macri durante la reunión que mantuvo el lunes en el hotel céntrico que convirtió en comando de campaña. Asimismo, el candidato libertario hace esfuerzos por contener sus desbordes a diferencia de la primera vuelta, donde su actitud abiertamente confrontacional asusto a muchos votantes. Quedó dolido además porque Patricia Bullrich fue entre poco elogiosa y crítica de su comportamiento en el debate. Asimismo, sigue enardecido con el radicalismo, partido entre neutrales y massistas. De poco sirvió, al parecer, el reproche que formuló a Massa por las trece huelgas que el peronismo, en su tiempo, realizó contra Raúl Alfonsín. Amén de la fiscalización en el conurbano, crucial para sus posibilidades, permanece la persecución de los votos de Juan Schiaretti. Casi un 7% del total. El gobernador de Córdoba le hizo otro guiño indirecto cuando habló en un acto de la “tremenda inflación del gobierno kirchnerista de Massa”. Su latiguillo de las últimas semanas. Precisamente, el candidato de La Libertad Avanza cerró su campaña en Córdoba buscando repetir y aumentar, en votos, la victoria amplia del 22 de octubre. En esa provincia Schiaretti quedó segundo con 665 mil sufragios. Sobre un total de 1.783.000 que obtuvo en el plano nacional. Esa brecha encierra otro dilema para la estrategia de Milei. La barrida por Córdoba asoma comprensible. Pero existen más de 1100000 votos extras desparramados en otras provincias donde Schiaretti creció también más de lo esperado. Algunas son Santa Fe, Chubut, San Juan, La Rioja, La Pampa, Tierra del Fuego. Obsesionado con ganar los comicios a como dé lugar, el candidato libertario debe andarse con cuidado y tratar de ganarse a esa “casta” que tanto detesto en la primera vuelta. Y es que ante unas encuestas no tan confiables, un mínimo deslizamiento podría resultar fundamental para definir al triunfador. Que el miedo impulsado por el kirchnerismo desde el gobierno no le gane a la esperanza...