Como era de esperar, la selección de fútbol del país andino volvió hacer el ridículo a nivel internacional dejando en evidencia su paupérrimo nivel que lo ha hecho merecedor y con sobradas razones, de ser el colista absoluto en las eliminatorias que se reinician en septiembre. ¿Qué más se podía esperar de un plantel que tiene entre sus integrantes a viejos de 40 años, lesionados y sin equipo, que solo deambulan como fantasmas en el campo convirtiéndose además en el hazmerreír de la Copa América? La culpa de todo es de aquel anciano decrepito sacado de algún asilo (y al que por un sencillo, comparado con lo que le pagaban al parrillero argentino, le dieron el cargo de “entrenador”) por convocar a esa panda de perdedores, que si tuvieran algún grado de decencia, deberían haberse retirado hace mucho del futbol. En Europa por ejemplo, los jugadores generalmente lo hacen a los 33 o 34 años, pero ello no sucede en el Perú, donde inexplicablemente siguen en “actividad” (es un decir) hasta llegar a los 50 años inclusive, postergando a los jóvenes, evitando así que aparezcan nuevas figuras. A los pocos que surgen no les dan oportunidad para mostrarse y adquirir la experiencia necesaria. Y si son llamados a la selección, apenas les dan unos minutos, o si llegan a jugar todo el partido como Oliver Sonne - quien no lo hizo mal, demostrando que debería ser el titular indiscutible de ese puesto - es que el vejestorio al que reemplazo se lesiono a último momento. De no ser por esa circunstancia, de seguro no jugaba. Otro caso es el de Joao Grimaldo, a quien a pesar de su juventud y velocidad, Fossati no lo toma en cuenta para nada, prefiriendo a esos viejonazos como Guerrero y Cueva que se arrastraron en el campo. Una vergüenza absoluta. De esta manera y con un mísero punto en el bolsillo, la selección peruana terminó vapuleada de la peor manera posible. Pero su pésimo rendimiento y el de sus veteranos jugadores, no solo fueron punto de análisis para la afición peruana, sino que fue profundamente censurado por el resto de países. Uno de ellos fue el periodista deportivo argentino Martín Liberman, quien se despachó con todo tras el partido que enfrentó a un patético Perú contra la albiceleste. “No puedo creer que se haya transformado en esto Perú. No hay recambio, los que jugaron no están a la altura (…) Un Perú abúlico, sin ganas, sin deseos (…) Pocas veces vi un equipo peruano tan malo como este”, comentó en su canal de YouTube. Sin piedad alguna, también disparó toda su artillería contra Fossati y Liberman puso en duda su capacidad, así como su obstinación por seguir contando con jugadores acabados para el futbol - Guerrero, Carrillo y Cueva - así como otros que son una nulidad absoluta como Peña, Advíncula, Cartagena, Polo, Flores y Lapadula. “Ahora se entiende porque va último en las Eliminatorias, les dije que no era Juan Reynoso”, manifestó. Luego de ello, fue claro al decir que Lautaro Martínez hizo lo que quiso con Callens y Zambrano. "No hay recambio, los veteranos que jugaron no están a la altura, los centrales hicieron las cosas que podían, pero cuando Lautaro Martínez se lo propuso hizo con Alexander Callens y Carlos Zambrano lo que quiso. Los peleó, les ganó y bueno, la verdad que esperaba mucho más de Perú ", agregó. De igual modo, el ex presentador del desaparecido FOX Sports resaltó que la única llegada de peligro de la selección peruana fue un disparo de Marcos López al arco del Dibu Martínez y que el partido ante Argentina se acabó ni bien Lautaro convirtió el primer tanto en el inicio del segundo tiempo. "Para Argentina era transitar, pasándolo sin mayores momentos de dificultad. Arranca el segundo tiempo y hay una soberbia definición de Lautaro Martínez y ahí se acabó todo", sentenció. Ahora llegan las eliminatorias en septiembre y si Fossati insiste en su sistema de juego y sobretodo, sigue convocando a ex jugadores de la tercera edad, encima indisciplinados - los mismos que aparecen en la portada y que para el uruguayo están “plenamente vigentes” (?) - la humillación será histórica. No es necesario ser Nostradamus para saber que ello sucederá.
