martes, 15 de octubre de 2024

PACHACÁMAC: El verdadero “Señor de los Milagros”

Como sabéis, en el país andino se venera cada mes de octubre la imagen del llamado ‘Señor de los Milagros’ quien es paseado en andas por las calles con gran asistencia de feligreses, creyendo en que mediante sus oraciones, puede ayudarlos en la solución de sus problemas. Pero lo que no saben es que no están adorando al Cristo Crucificado, como la Iglesia Católica insiste en hacerles creer, sino a una antiquísima deidad prehispánica llamada Pachacámac (‘el que mueve el mundo’) que tras la llegada de los españoles en el siglo XVI - quienes impusieron el cristianismo a los indios, mediante la extirpación de sus idolatrías y adoptar obligatoriamente la nueva religión - se ‘metamorfoseo’ transformándose en el llamado ‘Señor de los Milagros’ Ello ocurrió debido al sincretismo religioso, que también se dio en otros lugares de América, donde sus deidades ancestrales fueron reemplazados por vírgenes y santos ‘cristianos’, a los cuales al adorarlos, continuaron en realidad rindiendo homenaje a sus antiguos dioses. Así por ejemplo, el ya citado ‘Señor de los Milagros’, es considerado actualmente como “protector de la población contra los terremotos en la costa peruana”, cuando en realidad Pachacámac ya era conocido de esa manera por las antiguas civilizaciones que precedieron a la llegada de los españoles; Otro caso similar fue La Virgen María, asimilada a la de la Pachamama (o madre tierra), como se evidencia en el cuadro La Virgen del Cerro - de autor anónimo - perteneciente a la Escuela Cuzqueña; Por su parte, el apóstol Santiago, que en España es venerado como un santo luchador y fue llamado ‘Matamoros’ por considerarse que había colaborado a los españoles en su lucha contra los musulmanes, fue asociado a Illapa, el dios del rayo, y renombrado como ‘Mataindios’; Diversos historiadores encuentran una asociación entre Illapa y los arcángeles arcabuceros de la Escuela Cuzqueña en cuanto éstos son capaces de hacer fuego con sus armas. Pero aparte de sus templos, los nativos también adoraban a ciertas montañas - denominadas Apus - y les hacían toda clase de ofrendas. Cuando los españoles se dieron cuenta que las montañas eran deidades sagradas para los indígenas, colocaron una cruz sobre ellas, como una forma de imposición de la religión católica sobre las creencias nativas, cruces que hasta la actualidad pueden observarse en varias de ellas. Luego del fracaso de los primeros intentos de evangelización forzosa, los religiosos adoptaron criterios más flexibles y permitieron que el sincretismo se exprese en todas sus manifestaciones. Así, los indios se apropiaron de símbolos cristianos con el fin de expresar su propia religiosidad. Pero volviendo a nuestro tema de fondo - el llamado ‘Señor de los Milagros’ - la conocida historiadora peruana María Rostworowski de Diez Canseco, escribió en 1992 un libro titulado Pachacámac y el Señor de los Milagros; Una trayectoria milenaria, que considero muy interesante, porque nos presenta algunos detalles que vale la pena recalcar. La primera particularidad de este libro, es la ligazón entre mitos e historia prehispánica del culto de Pachacámac, uno de los más importantes y auténticamente panandinos, y un fenómeno muy sui-géneris en el mundo católico, que es el culto al Señor de los Milagros. La primera parte del libro está dedicada a los mitos que originan el culto a Pachacámac, que es un culto preincaico, comparándolo con otros mitos de la sierra y de la selva (éstos son muy interesantes, porque son poco conocidos). La cosmogonía andina es resumida, y constituye además una buena introducción para quienes no son expertos en el tema, y han tirado la toalla sin completar la lectura de, por ejemplo, Los Dioses y hombres de Huarochirí del padre Ávila. A continuación, el libro presenta la historia de Pachacámac y sus alrededores durante los felices tiempos del Virreynato y las relaciones entre españoles, indios, y negros. Un hecho interesante a este respecto es cómo los primeros aparentemente incentivaron la hostilidad entre nativos y negros, aparentemente como una práctica de "divide y vencerás" que siempre funciona. Como ejemplo, María menciona la prohibición establecida "contra las uniones de negros e indias". También es notable la evidencia presentada de que era común que curacas poseyeran esclavos africanos, particularmente en los inicios de la Colonia. Y aún más, María cita un estudio que muestra que una comunidad andina compró esclavos para que construyeran un puente sobre el profundo río Apurímac, evitando de este modo la mita o trabajo personal. Pero resulta que por aquellos tiempos, un grupo de indios provenientes de Pachacámac fueron llevados a trabajar en las huertas de Lima, trayendo sin duda muy vivo el recuerdo de su dios principal, uno de cuyos principales poderes era precisamente protegerlos contra los terremotos. Poco a poco, la tradición se fue "cristianizando", y ya en 1771 se hablaba del ‘Señor de los Milagros’ que no es otro que Pachacámac, presentado como Cristo en la cruz. Al diluirse la población indígena en la costa, aparecieron las primeras cofradías de negros (entre ellas una del lugar de la ciudad de Lima donde habían vivido los indios de Pachacámac, llamado precisamente Pachacamilla) adoptando la religión ‘cristiana’ que allí se practicaba. En el terremoto de 1655, el casi abandonado mural del Cristo de Pachacamilla vio resurgir su popularidad, al no haberse caído, como prácticamente todo lo demás a su alrededor. Calificado este hecho fortuito de ‘milagroso’, dio origen a una enfervorizada pero equivocada adoración que persiste hasta el día de hoy, ya que a quien los peruanos tendrían que rendir sus plegarias debería ser a Pachacámac y no a quien tomo su lugar ¿no os parece?