Quien visito hasta hace unos días el Museo de Arte Contemporáneo no habrá dejado de sorprenderse por unos abominables espantajos que asemejaban las cabezas de unos gallinazos colocados a modo de “trofeo” en la laguna del museo en Barranco. Si bien recién le dedico una entrada a semejante monstruosidad - que estuvieron expuestas hasta el pasado 8 de febrero también en Los Pantanos de Villa - era para no darle publicidad a una muestra llamada Gallinazos, que en realidad es una perversión del arte. Este malhadado “proyecto” perteneció a Cristina Planas que tenía como objetivo “reconocer a esta ave como un agente reciclador más allá del estigma que le genera su aspecto austero y oscuro”.Como sabéis, el Gallinazo es una ave carroñera que paradójicamente simbolizó en este proyecto “la limpieza de la ciudad desde distintos ámbitos donde la basura podría representar la falta de valores y la corrupción”. Para este trabajo, que tomó cerca de un año y medio, Cristina Planas intervino 25 palmeras muertas y las convirtió en gigantescos gallinazos que daban la impresión de ser “vigilantes de la zona”. Fue sobre todo una llamada de atención hacia la única Reserva Natural, Los Pantanos de Villa, enclavada en la ciudad, la cual por cierto se encuentra en peligro de desaparición debido al desinterés de las autoridades por conservarlo. Si bien sus intenciones pudieran parecer buenas, personalmente me pareció grotesco la forma como fue presentado el gallinazo, tan estigmatizado a pesar de su importante papel en la defensa del medio ambiente. Reivindicar al ave no significa hacer mofa de el:(