martes, 22 de marzo de 2016

EL GALLO DE LA PASIÓN: El gran olvidado durante la Semana Santa

Se trata de uno de los protagonistas de los acontecimientos que precedieron a la muerte de Cristo a manos de los judíos y que a su vez, es el más ignorado por todos: el gallo de la Pasión. Como sabéis, el episodio de las tres negaciones de Pedro, acompañadas del doble canto del gallo, es uno de los más conocidos del evangelio, probablemente a causa del protagonista, ya que en el episodio se trata nada menos que del pecado del primero de los apóstoles, quien de una forma cobarde negó a su Maestro al ser reconocido como uno de sus seguidores, para evitar ser detenido y compartir el mismo destino que Jesús. En efecto, dicen las Escrituras que cuando Jesús afirmo en la última cena que uno de sus discípulos lo traicionaría, Pedro se levanto inmediatamente y le respondió que el no lo haría jamás, pero Jesús le respondió “antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres”. Y efectivamente, así sucedió. El relato nos presenta las tres negaciones de Pedro en forma progresiva. La primera vez, cuando la criada acusa a Pedro de ser uno de los que andaba con Jesús, éste le responde simplemente que no entiende de qué habla (Mc 14,68), es decir, se hace el desentendido, en un intento hábil por escabullir el asunto, para no llegar ni a contradecir a quien lo delataba en público, ni a negar abiertamente que conocía a Jesús. La segunda vez, cuando la criada abiertamente lo acusa: “Este es uno de ellos” (Mc 14,69), el evangelista se limita a decir: “Pedro lo negó de nuevo” (Mc 14,70). Ahora no puede decir que no ha entendido, ya que le echan en cara por segunda vez la misma acusación: “es uno de los de Jesús”. Esta vez Pedro abiertamente niega ser uno del grupo del Maestro. De la ambigüedad inicial se pasa a una clara negación: Pedro niega ser del grupo de Jesús. La tercera vez, ya no es la criada, sino un grupo de los que estaban allí los que le gritan: “No hay duda. Tú eres uno de ellos, ya que eres galileo” (Mc 14,70). Aquí el drama es mayor, porque no es sólo una persona la que delata a Pedro, sino todo un grupo de los que se encontraban en el patio interior de la casa del sumo sacerdote. Esta vez Pedro no se limita a negar su pertenencia al grupo, como en el segundo caso, sino que expresamente niega conocer a Jesús: “Yo no conozco a ese hombre del que me hablan” (Mc 14,71). Del negar pertenecer al grupo, al negar conocer a Jesús, sólo hay un paso. Pedro que, primero negó su condición de discípulo, ahora niega conocer al Maestro, entrando así en la contradicción más grande de su vida. No niega solamente a Jesús, sino que niega su misma vida. Negando a Jesús, Pedro ya no es Pedro. Ya no es cabeza visible de la comunidad, porque su fe ya no es la roca firme que un día alabó Jesús. Negando a su Maestro, todo ha terminado para Pedro. La tercera negación es símbolo del pecado como rechazo de Jesús y como rechazo de la propia vocación cristiana. Dice el evangelio que luego de la tercera negación, el gallo cantó por segunda vez (Mc 14,72), cumpliéndose así al pie de la letra la predicción de Jesús durante la última cena (Mc 14,30). En aquel momento, dice el texto bíblico, “Pedro se acordó de lo que le había dicho Jesús [...] y se puso a llorar” (Mc 14,72). La importancia radica que al momento que Pedro reniega a su Maestro, el canto del gallo - profetizado por Cristo - le recuerda su traición. Si bien se dice que Jesús lo perdono luego de su resurrección, el mismo Pedro no se lo pudo perdonar y a la hora de su muerte recordó su cobardía por negar a Cristo y pidió ser crucificado cabeza abajo “para no morir como su maestro” petición que el verdugo cumplió a prontitud. En cuanto al gallo de la Pasión, nunca mas se supo de el. Quizá termino convertido en un buen caldo. Pero debido a su participación en este episodio tan crucial en la historia de la Cristiandad , es habitual ver su imagen sobre las veletas ubicadas en las cruces ubicadas en lo alto de las iglesias como recuerdo de las negaciones de Pedro. Ello debido a un decreto dictado por el Papa Nicolás I en el siglo IX. Lo que hay que ver. Aprovecho el momento para desearles unas Felices Pascuas :)