jueves, 4 de agosto de 2016

MAZDA MX-5: Seducción sin límites

Ocurre pocas veces, pero cada cierto tiempo surge un vehículo que, por sus características, se convierte en algo muy especial. Hablamos de coches con alma, que los propios clientes y aficionados convierten en iconos casi desde su lanzamiento al mercado, y que apenas encuentran rivales con el paso del tiempo. A nuestro juicio, uno de los integrantes de este selecto grupo es el Mazda MX-5. El pequeño roadster biplaza japonés, con tres generaciones a sus espaldas y 25 años ya cumplidos, sigue siendo un claro objeto de deseo para todos aquellos amantes de la ligereza, la tracción trasera y la diversión al volante. Ahora llegó al mercado la cuarta generación y al verlo, nuestra primera conclusión es clara: la filosofía sigue intacta. Esto es algo que nos alegra porque, en plena era tecnológica, los coches empiezan a ser cada vez más sosos y aburridos, apenas meros medios de transporte que te llevan del punto A al B sin emoción alguna y, eso sí, de forma muy eficiente. Pero, ¿qué pasa con los que siguen disfrutando de la conducción y no quieren o pueden tener en su garaje un modelo con tropecientos caballos? Para todos ellos, el nuevo Mazda MX-5 puede ser una estupenda opción. Visto desde fuera, el pequeño Mazda se ha modernizado con un diseño más afilado, en el que aportan su toque de personalidad los nuevos faros y pilotos, además de ese morro que parece que va hacia abajo, como si quisiera comerse el suelo. Las proporciones se mantienen, pero el tamaño incluso se reduce hasta los 3.915 milímetros de longitud (es el MX-5 más corto de la historia, aunque no el más pequeño en su interior). Mientras tanto, el peso apenas llega a la tonelada, factor clave en la agilidad del coche. En el interior las cosas han cambiado mucho. Siguiendo la nueva oleada de diseño, el salpicadero es ahora totalmente limpio y minimalista, y deja paso a una pantalla de gran tamaño que se ubica en la parte alta de la consola. La simetría domina el puesto de conducción: volante, relojes y salidas de aire se dividen en dos partes iguales a ojos de quien se sienta a los mandos, algo que aporta una clara sensación de orden. Por supuesto, la postura es deportiva, con el asiento muy bajo (ahora 2 centímetros más cerca del suelo), la dirección en su sitio y el cambio perfectamente ubicado. En cuanto a los motores, se puede elegir entre dos gasolina: 1.5 de 131 CV y 2.0 de 160 CV. Los dos ganan puntos en capacidad de aceleración, elasticidad y eficiencia en comparación a los de la generación anterior del MX-5 y nos parecen muy adecuados a las pretensiones del coche. El primero resulta muy apropiado como arranque de gama porque da unas prestaciones más que correctas, es capaz de subir de vueltas hasta casi rozar las 8.000 rpm, suena bien, responde con brío y, además, fija su consumo medio oficial en 6 litros redondos cada 100 km; el segundo, en cambio, es la opción más apropiada para quien quiera sacarle más punta al Mazda. Si en la tercera generación generación (NC) del MX-5 no veíamos claro el salto prestacional entre el motor pequeño y el grande, en este caso sí es apreciable. Ese extra de cilindrada y potencia se traduce en unas sensaciones mejoradas y en un pasaporte para exprimir todo el jugo del chasis. ¿Cuál de los dos es más recomendable teniendo en cuenta que los separa una distancia de 2.800 euros? Aquí cada uno deberá usar su propia balanza. En Mazda estiman que el 60% de la clientela se decantará por el motor 1.5 y, seguramente, esta sea una excelente opción para que la mayoría de conductores disfrute a los mandos del pequeño japonés. No obstante, insistimos en que el 2.0 tiene ese 'algo más' que convencerá a más de uno y más de dos. Dicho queda. En cualquier caso, se elija uno u otro propulsor, el cambio manual de seis velocidades siempre estará presente. Recorridos cortos, firme pero rápido en su manejo, acertado en sus desarrollos... En fin, los amantes de las transmisiones manuales sabrán apreciar este cambio que, probablemente, sea uno de los más eficaces y agradables de usar del mercado actual. Y si hablamos de chasis, hemos de citar la nueva estructura con tecnología Skyactiv, más rígida y ligera que antes gracias al empleo masivo del aluminio, que ha permitido además rebajar el centro de gravedad y conseguir un reparto de pesos 50:50, de cara a lograr una experiencia de conducción lo más ágil posible. Lo decíamos al comienzo del texto y lo volvemos a decir ahora: no es necesario un deportivo de altísimas prestaciones para disfrutar; el MX-5 ha triunfado y seguirá haciéndolo precisamente por esa filosofía de roadster bien hecho pero nada pretencioso, que dibuja sonrisas sin necesidad de hacer un agujero en el bolsillo de sus dueños. Eso sí, que nadie vaya a pensar que es un 'coche para todo'. Evidentemente, las limitaciones de espacio están ahí y, ni el habitáculo de dos plazas ni el maletero de 130 litros (apenas caben dos maletas de fin de semana) permiten que podamos calificarlo de práctico. Es más, es un coche realmente pequeño, un 'juguete' cuya única pretensión es hacer que conductor y acompañante pasen un buen rato mientras devoran tramo a tramo una carretera revirada. En cuanto a su precio, esta varía de acuerdo a la versión: la mecánica tiene un coste de US$31.990, mientras que la automática puede ser tuya por sólo US$ 33.990 :)