martes, 22 de mayo de 2018
EL LUGAR DE LA MEMORIA: Sin miedo a la verdad
A nadie puede sorprender la actual campaña mediática montada por la mafia criminal aprofujimorista contra El Lugar de la Memoria (LUM) satanizando a una institución prácticamente desde el día de su fundación y todo porque en ella se recuerda los horrores sufridos en el Perú en tiempos recientes, tanto a manos del terrorismo como del fujimorismo, que en su supuesto afán de ‘combatirlo’ cometió monstruosos crímenes que no tienen nada que envidiar a los realizados por Sendero y el MRTA. El odio mostrado por esos sectores cavernarios de la mano de la prensa basura -la misma que se vendió miserablemente a la dictadura - busca por todos los medios de que sea clausurado, intentando cubrir con un manto de silencio su sangriento accionar y que los peruanos ‘olviden’ la responsabilidad del despreciable genocida Kenyo Fujimori en aquel baño de sangre y por el que fue condenado a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad. Por cierto, al recorrer el LUM con la intención de verificar las disparatadas afirmaciones que hicieron de que se mostraba a los visitantes ‘información sesgada’ acerca de lo que ocurrió en el país en dos décadas de terror y que en su interior se realiza apología al terrorismo, se pudo comprobar que sus reclamos no son reales. En efecto, en una visita a sus tres niveles podemos encontrar un cronológico relato histórico sobre los 20 años de violencia política que vivió el Perú, desatado por el grupo terrorista Sendero Luminoso. Lo primero que se ve al ingresar es un gran panel que muestra gráficamente lo que ocurrió en el distrito ayacuchano de Chuschi el 17 de mayo de 1980, cuando los senderistas quemaron el material electoral de los comicios generales que se iba a ejecutar al día siguiente. Así empezó dos décadas de terror. A pesar de que voceros de la mafia afirman que el LUM no condena el terrorismo, el museo da información sobre la barbarie de Sendero Luminoso, con Abimael Guzmán a la cabeza. Dan cuenta de los asesinatos que cometieron en comunidades campesinas de Ayacucho, así como la destrucción que causaron en Lima con explosiones y los llamados ‘cochebombas’. También se reseña la participación que tuvo el otro grupo terrorista, el denominado Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en el desangramiento del país. Mientras se avanza por las galerías del edifico del LUM, se divisa una ‘cushma’ (traje típico que los nativos usan en la selva) dentro de una vitrina. Esto nos recordó el reclamo que hizo el congresista fujimorista Marco Miyashiro, quien sostuvo que en el LUM ‘no había nada’ sobre la muerte del líder ashaninka Alejandro Calderón. Se pudo comprobar además este caso sí está presente en el panel dedicado a la población ashaninka de Junín y Cerro de Pasco, donde Sendero Luminoso controló el acceso a la zona y mantuvo en cautiverio a sus habitantes. Se observa además varias fotografías donde se aprecia a miembros de las Fuerzas Armadas llegando a liberarlos. Y el relato indica que los terroristas son responsables de la desaparición del 22% de la población ashaninka entre los años de 1980 y 2000. Miyashiro también cuestionó que no se haya tratado la muerte de empresarios a manos de los subversivos. Sin embargo, encontramos un panel titulado ‘Asesinato de autoridades y líderes civiles’ que incluye un listado de empresarios que fueron asesinados en la carretera central entre 1987 y 1992. Asimismo, puede verse en una vitrina las portadas de la prensa escrita que informaron en su momento los secuestros de los empresarios José Antonio Onrubia y Raúl Hiraoka por el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA). También se señala que más de dos mil autoridades y líderes murieron en defensa de la paz y la democracia, con lo cual se desmiente las afirmaciones de Miyashiro. Como sabéis, el folklórico congresista Edwin Donayre, es uno de los que demandó que ‘la versión’ de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el terrorismo esté en el Lugar de la Memoria. Entre los libros que han tratado la época de violencia política que se muestran en el LUM, resalta uno por su presentación y tamaño. Se trata de En honor a la verdad. En la parte inferior de la carátula se lee: "Versión del Ejército sobre su participación en la defensa del sistema democrático contra organizaciones terroristas". El contenido de este libro fue calificado como importante por el exdirector del museo Guillermo Nugent, quien consideró que el Ministerio de Defensa debería sacar una edición en formato manejable para que este documento sea más conocido por la población. En tanto, el libro está en el LUM. Donayre también afirmó que no se menciona el atentado senderista contra el Regimiento de Caballería Húsares de Junín, ocurrido en1989, donde murieron siete de sus miembros. Hay que precisar que este hecho sí ha sido perennizado mediante una serie de fotos que ocupan todo un panel y con detallada información acerca del hecho. Otro reclamo infundado fue el que manifestó la congresista fujimorista Nelly Cuadros, quien aseveró que en el LUM no se habla de los Comités de Autodefensa, grupos comunales que fueron parte de la estrategia antisubversiva durante la década del 90. No es así. Hay testimonios e imágenes que indican cómo estas organizaciones derrotaron, con escasos recursos, a los grupos terroristas en defensa de sus pueblos. De la presencia de comités de autodefensa o rondas campesinas da testimonio, entre otros, un vídeo del rondero ashaninka Alcides Qinchuya. En este sitio se pueden ver incluso fotografías de las armas que él y otros utilizaron para luchar contra Sendero Luminoso. Otro panel que está en LUM es el dedicado al trabajo que desplegó el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), al mando del general Marco Miyashiro, en la captura de Abimael Guzmán y los principales miembros de Sendero Luminoso. Ahí se señala el duro golpe que estos policías asestaron al terrorismo, sin realizar un disparo, la noche del 12 de septiembre de 1992. También se relata otras capturas del GEIN: la de Víctor Polay Campos (1992), Osmán Morote (1988), Nelly Evans (1991), Martha Huatay (1992), Peter Cárdenas (1992), Lucero Cumpa (1993) y Óscar Ramírez alias 'Feliciano' (1999). Los congresistas de la mafia cuestionan que en el museo se diga que los miembros de las fuerzas del orden cometieron reiteradas violaciones de Derechos Humanos como parte de la lucha antisubversiva - entre ellos múltiples violaciones de mujeres y asesinatos masivos de inocentes cuyos cadáveres terminaron en hornos crematorios por orden de Fujimori - pero esto es reconocido por el propio Ejército de manera oficial en el libro ‘En honor a la verdad’. Por lo que su pudo observar en este recorrido por sus instalaciones, el LUM solo muestra lo que pasó en el Perú durante dos décadas. De allí el encono que estos criminales tienen a la institución. El Lugar de la Memoria no debe desaparecer, ya que es imperativo que se sepa toda la verdad, que fue Abimael Guzmán quien inició la violencia terrorista y Kenyo Fujimori el continuador de esa orgía de sangre y destrucción. Sí debe haber un espacio para las víctimas y se tiene que defender, es el Lugar de la Memoria, un lugar de reflexión, para recordar a los peruanos que tanto la violencia terrorista como la bestialidad fujimorista no deben volver a repetirse jamás :(