sábado, 9 de julio de 2022

PERÚ: Las dos caras de una misma moneda

Nuevamente - con el apoyo de aquella prensa adicta al poder - las estratagemas del acosado régimen filosenderista de Pedro Castillo, envuelto en innumerables casos de corrupción que involucran a su propia familia y personal de confianza, intentan instalar entre la ciudadanía que existe un “deslinde” real entre este vil sujeto y Vladimir Cerrón, cómplice de fechorías y quien realmente es el que maneja el poder entre las sombras. Resulta tragicómico por ello que el oficialista Perú Libre - uno de los organismos de fachada de Sendero Luminoso - haya solicitado en un reciente comunicado que Castillo “renuncie a su militancia de forma irrevocable o sería expulsado vía un proceso disciplinario interno” palabras que denotaron una hipocresía mayúscula del titiritero del analfabeto de Chota, quien es tan responsable como aquel de la trágica situación social, política y económica en la que se encuentra el país andino, producto de su improvisación e incapacidad manifiesta, que lo ha conducido directo al abismo y sin freno alguno. ¿Por qué Cerrón procedió de esa manera “contra” Castillo? Todo indica que por táctica. Cerrón - y sus controladores internos y externos - sabe perfectamente que su imagen, ya generalizada entre la opinión pública como un cogobernante activo, deteriora cada vez más las posibilidades de que su secuaz Castillo pueda sobrevivir políticamente, de que pueda mantener la presidencia al que accedió ilegalmente mediante el fraude el 28 de julio del 2021, y que termine en la cárcel por corrupto y por ladrón, ya sea en Challapallca o porque no, en El Frontón. Hay quienes señalan que el pedido de renuncia, al cual por cierto, el okupa de Palacio accedió de inmediato, “fue para desmarcarse de la corrupción que envuelve a Castillo con miras a no afectar la participación de su agrupación marxista-leninista-maoista-mariateguista-pensamiento Gonzalo de las elecciones municipales y regionales de de octubre. Pero es difícil y hasta risible que ese sea el motivo de fondo. Perú Libre y Cerrón en particular, está catalogado por la fiscalía como cabecilla de una organización delincuencial. Así que es y será infructuoso intentar distanciarse de la imagen de corrupción de aquel oscuro individuo con quien juega en pared y que es tan criminal como él. Ciertamente los esfuerzos jalados de los cabellos que pugnan por aparentar “peleas” entre ambos sujetos e incluso con otros capistotes partidarios han sido recurrentes, el último de los cuales ha sido apoyar esta semana la censura del cuestionado ministro del interior, quien posibilito la fuga del país del exministro Juan Silva, para quien la fiscalía había solicitado su captura inmediata, pero que sospechosamente la policía se negó a detenerlo y por el contrario, facilito que se evada de la justicia. Como recordareis, ya en el 2021 en plena ruta al ballotage, Castillo y Cerrón escenificaron “un distanciamiento” para luego volver a unirse cuando el más fiel discípulo de Abimael Guzmán accedió a Palacio. Sabían que era contraproducente verse como un bloque unido, sobre todo para captar el voto escéptico o indeciso que les era esquivo, debido a sus profundas conexiones con el narcoterrorismo, que financio abiertamente su campaña, como admitió su “camarada” Vilma, integrante de la facción de SL que opera en la selva como un cartel del narcotráfico mas. Hace un par de meses otra artimaña comenzó a agarrar forma: la armada “pelea” entre Bermejo y Cerrón. En realidad ya en octubre del año pasado Bermejo había hecho el amague de “dejar” al exgobernador de Junín llegando a integrar otra bancada parlamentaria. Hoy se dice que podría formar una “megabancada” para “liberar a Castillo de Cerrón” como si el aparente rompimiento congresal de Perú Libre significase un verdadero cambio de fondo en las posturas ideológicas y autoritarias que sin duda seguirán impulsando (incluyendo la cantaleta de la espuria asamblea constituyente) para lo cual intentaran integrar alguna lista de “oposición” con APP, Podemos Perú y los “niños” de Acción Popular, para capturar la Mesa Directiva del Congreso e imponer inmediatamente su agenda comunista. Es obvio por ello que aquí no hay separaciones ni líneas divisorias que se hayan activado. Lo que hay es un cálculo táctico circunstancial. Movimientos simples para confundir a una población cada vez más tensa ante lo que podría venirse en términos de confrontaciones sociales, políticas y económicas. En la coyuntura, hay quienes inocentemente se equivocan al resaltar que ahora que Castillo dejo el partido, “Cerrón y Perú Libre deberían renunciar a su cuota en el gobierno y dejar (el ministerio de) Salud, Essalud, la DINI y los puestos que tiene en el MTC, Minedu, etc.” En realidad, Perú Libre no tiene “su cuota” en el gobierno, Perú Libre es el gobierno - el (des)gobierno para ser precisos - y Castillo es una pieza más de la maquinaria izquierdista palaciega. Es más, los distintos grupetes oficialistas que han surgido en el Congreso tras “abandonar” Perú Libre, son la misma cosa y tienen el mismo objetivo de “blindar” a Castillo y cerrar el Congreso en cuanto puedan. Es más, el propio Cerrón acaba de afirmar que “a pesar de su ‘separación’, Perú Libre no tiene ninguna intención de inhabilitar, suspender o vacar a Pedro Castillo”, por lo que el “deslinde” entre ambos socios del delito es otro cuento que a nadie debe engañar. Cabe precisar que no ha sido el exgobernador de Junín - condenado por corrupción y con prisión suspendida - por sí solo el que procede presionando e infiltrando instituciones. Ha sido la misma bicefalía coordinada Castillo-Cerrón. No es que Castillo “cede terreno” ante el “cerronismo” (como la prensa caviar lo ha dado en llamar para intentar diferenciarlos), él mismo decide cogobernar con su interdependiente porque ambos son uno solo: por ideología, poder, complicidad, supervivencia e impunidad. Estos hermanos siameses no tienen ninguna intención de abandonar el poder, al cual ni en sus fantasías más alucinantes imaginaron tener nunca. Son tal para cual, o mejor dicho en este caso, ratas de una misma cloaca. Aquí obra una relación de interdependencia, un matrimonio de conveniencia irreversible que se gestó sobre la base de profundas coincidencias ideológicas; que luego se nutrió de un proyecto político común y, un detalle no menor que suelda la honda relación: se saben mucho entre ellos. Si uno cae, cae el otro. Complicidad pura de ambos miserables. Pero cuando les llegue la hora de rendir cuentas por sus múltiples delitos, nada de lo que digan o hagan los salvaran del destino que merecen (Por cierto, al más puro estilo de Sendero Luminoso y el MRTA, indios ronderos adictos al régimen, secuestraron a periodistas del programa televisivo Cuarto Poder en Cajamarca, obligando al canal de televisión a emitir una grabación donde son forzados a leer un texto bajo pena de muerte, en el cual se comprometen “a no hacer daño” a Castillo. Y luego dicen que los senderistas no están gobernando el país...) :(