martes, 6 de septiembre de 2022
EL DRAMA DE LOS PERROS CALLEJEROS: Una tragedia urbana que no tiene cuando acabar
¿Quién no ha visto deambulando a estas desventuradas criaturas en busca de algún alimento expuesto a toda clase de peligros - como el ser atropellado o ser apedreado por energúmenos que los consideran peligrosos - por esas sucias, caóticas y congestionadas calles de Lima? Nos referimos obviamente a los perros callejeros, que por millones existen por toda la ciudad y cuyo destino a nadie importa. De raza indefinida (son los llamados perros “chuscos”), abundan especialmente en los mercadillos informales de los barrios populosos y en los enormes basurales que los rodean, compitiendo por algún resto de comida con niños y ancianos menesterosos, cuyo número según me cuentan, ha crecido exponencialmente desde la llegada al poder mediante el fraude del filosenderista Pedro Castillo, quien con sus desastrosas medidas económicas ha lanzado al Perú al abismo. Es más, a un mes de realizarse las elecciones municipales en el país andino, a ningún candidato a la alcaldía ya sea provincial o distrital le interesa el drama de los pobres perros sin dueño y entre sus demagógicos ofrecimientos de campaña - que por cierto y para variar, no cumplirán - ni son mencionados o apenas le dedican una línea como para llenar la lista de promesas que se las llevara el viento, ya que su única preocupación será ver la manera de llenarse los bolsillos de la forma más rápida posible porque como sabéis, no hay reelección al cargo. Muchos se preguntaran ¿Por qué existe semejante cantidad de perros y cómo es posible que se hayan multiplicado tanto? Cabe destacar que los perros callejeros no son un problema único en Lima y otras ciudades del Perú, sino en muchas otras urbes de América Latina. Lo que es diferente es la escala del problema que escapa a todo control. En Bogotá por ejemplo, según datos de El Espectador hay 115.000 perros callejeros, o sea un ratio de un perro abandonado y por cada 70 residentes; Entretanto en Ciudad de Méjico, según La Reforma estima que existen 1’200.000 perros callejeros en la, un ratio de un perro por cada 18 habitantes. En Santiago de Chile por su parte, la cifra es de 215.000 canes, según La Tercera, que significa un ratio de uno por cada 30 personas. Asimismo, en Buenos Aires, existen 100.000 animales abandonados, entre perros y gatos, según El Clarín; es decir, un ratio de un animal por cada 29 humanos. Pero en Lima, existen más de cuatro millones de perros callejeros, según la asociación Voz Animal, lo que resulta en un ratio de un perro por cada 2,5 residentes. En otras palabras, la capital peruana alberga más perros callejeros por habitante que otras ciudades de la región. Para que las calles se queden sin perros, cada casa limeña tendría que adoptar uno. Otro problema que representan y que no se puede obviar, es que esos perros callejeros están generalmente enfermos, sucios, con pulgas y portadores de la rabia, y atacan cuando son molestados. Según la Organización Mundial de la Salud, 59.000 personas mueren cada año en el mundo por la rabia. De estos casos, el 99% fue provocado por perros. Donde hay canes, también hay heces. Las heces implican muchos riesgos para la salud humana, como parásitos y bacterias. Algunos de estos parásitos pueden ser trasladados directamente a través del contacto con la piel. Debido a su gran número, los especialistas señalan que la mejor forma de controlarlos seria recogerlos y trasladarlos a albergues y perreras municipales, donde puedan ser cuidados y alimentados, así como poder esterilizados o castrados, esto ayudará con la sobrepoblación y evitará enfermedades de transmisión sexual entre ellos. “Sería oportuno poder realizar controles sanguíneos y vacunación preventiva una vez al año por lo menos y así evitará que padezcan de alguna enfermedad viral y/o infecciosa” afirmaron. “Esto es responsabilidad conjunta tanto de las municipalidades como del ministerio de Salud, pero nada hacen al respecto. Mientras tanto, el problema continúa creciendo” advirtieron. Es necesario por ello concientizar a las personas sobre las dificultades que sufren estos animales en las calles - muchas veces abandonados por sus dueños - el maltrato a los que son sometidos y la falta de atención veterinaria. Incluso al estar bajo custodia podrían ser adoptados para llevar una nueva vida. Ellos no merecen seguir sufriendo :(