sábado, 30 de diciembre de 2023

PERÚ: Entre la mentira y la maldad

Menuda forma de acabar el año para ocuparnos en esta oportunidad de un impresentable sujeto de lo más ruin y miserable - judío tenía que ser - considerado como un referente de los caviares y corrupto a mas no poder, pero que sospechosamente hasta ahora la justicia lo le pone las manos encima a pesar de las múltiples pruebas que lo incriminan en graves delitos. Es más, se dice que la policía tiene orden de “protegerlo” ¿Que corona posee este roedor? Nos referimos obviamente a Gustavo Gorriti, conocido mercenario a sueldo de Odebrecht, de quien la prensa está ocupándose profusamente en estos días, por lo cual he decidido reproducir uno de esos artículos - entrecomillado claro está - el cual ofrezco a continuación por su interés ¿vale?: “Gustavo Gorriti y la empresa Odebrecht son inseparables, habiéndose convertido en un operador político de la empresa brasileña. Desde mediados del 2018, cuando el Instituto de Defensa Legal habló con insistencia de la existencia de una organización criminal al interior del poder Judicial, liderado por un vocal supremo y el presidente de la Corte Superior de Justicia del Callao; el Instituto de Defensa Legal, liderado por Gorriti, aspiró a convertirse nada menos que en ‘censor de la vida nacional’ (?). La judicialización de la política o la justicia administrada desde los grandes medios de comunicación han sido promovidas por los grupos El Comercio, La República y RPP, siendo evidente que el Instituto de Defensa Legal ofrecía ‘primicias’ periodísticas filtradas desde el Ministerio Público y particularmente desde el Equipo Especial Odebrecht a cargo de los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez. A ellos debemos agregar a un conocido lagarto llamado Martín Vizcarra, desleal y sin escrúpulos, quien el 28 de julio del 2018, anunció en un mensaje a la Nación una aparente ‘lucha frontal contra la corrupción’, decidiendo desplazar de la Fiscalía de la Nación Pedro Chávarry, y para lograr ese vil propósito se gestó una infame campaña de demolición en su contra por parte de los medios vinculados al "Club de la Construcción" y a José Graña Miró-Quesada, o sea a la corrupta Odebrecht. En todo momento, Gorriti y el Instituto de Defensa Legal se mostraron como mediocampistas en una cancha de futbol, repartiendo pelota, dando pases largos o cortos e incluso jugando en pared con Vela Barba y José Domingo Pérez. En todo momento, Gorriti declaraba, sobre todo a Canal N, que la empresa Odebrecht ‘solo había cometido errores y que, como había sucedido con otras empresas o corporaciones internacionales en el mundo, debía pagar una penalidad y quedar habilitada para seguir contratando con el Estado’. Lo cierto es que el punto de vista expresado por Gorriti en diversas entrevistas, se ha cumplido, porque a la fecha la corrupta empresa Odebrecht se ha comprometido a pagar una exigua penalidad a lo largo de 15 años, ha sido exonerada de pagar una millonaria deuda a la SUNAT, sus directivos solo son delatores y han sido eximidos de toda responsabilidad penal. El Acuerdo de Colaboración Eficaz es un "secreto de Estado", desconociéndose hasta la fecha sus cláusulas, existiendo la sospecha fundada de que fue redactado por Odebrecht o en su defecto en las oficinas del Instituto de Defensa Legal. Por todos es sabido que Odebrecht y otras empresas constructoras brasileñas son parte de una "coalición política empresarial" gestada durante los gobiernos de Lula da Silva en Brasil y responde a un plan con el claro propósito de participar en la ejecución de las grandes obras de infraestructura en América Latina y consolidar la hegemonía política de Brasil en la región. Odebrecht, como empresa constructora con larga experiencia, de la mano del Partido de los Trabajadores y bajo el liderazgo de Lula, no dudó en multiplicar su radio de influencia en toda América Latina, aumentando su hegemonía en alianza con grupos nacionales en cada país. En el Perú, la empresa "Graña y Montero" se asoció empresarialmente con la empresa brasileña, logrando tejerse la "trama de Odebrecht". En un contexto como el descrito, luego de que los ilícitos de Odebrecht fueran probados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y la par en diversos países latinoamericanos se incriminara a esta empresa por la comisión de graves ilícitos penales; la empresa Odebrecht en el Perú diseñó una estrategia legal y política. A finales del gobierno de Ollanta Humala, se iniciaron investigaciones en el Congreso, sin embargo, ya en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski el caso Odebrecht tuvo un mayor impacto político. No olvidemos que la delación de Odebrecht precipitó la renuncia de Kuczinsky en marzo del 2018. Desde ese entonces la participación mediática de Gorriti fue evidente, por ello todo parece indicar que la empresa Odebrecht lo eligió como operador político para defender sus intereses con grave perjuicio del Perú. Entendemos que esta elección fue motivada porque los altos directivos de Odebrecht reconocieron la capacidad de Gorriti, para manipular, mentir, tergiversar los hechos y sobre todo por la evidente soberbia, intolerancia y vocación por la maldad que lo caracteriza. Gustavo Gorriti, que cumplió un papel nefasto en el periodismo y en la política panameña a finales de los años noventa, no tuvo reparo en ser prácticamente el ‘guardaespaldas’ de Alejandro Toledo durante la ‘Marcha de los Cuatro Suyos’ en el año 2000. El país recuerda la estrecha relación entre Toledo y Gorriti, como tampoco debe olvidarse la generosa ‘donación’ de un millón de dólares por parte del judío George Soros para impulsar la organización de la movilización de protesta ciudadana en ese entonces. De esta manera, con el liderazgo de Gorriti, bajo la pauta dictada por el Instituto de Defensa Legal, se pretende construir un supra poder, que goza de licencia para denostar, señalar responsabilidades penales o eximir de culpa a los directivos de Odebrecht y la empresa "Graña y Montero". La existencia de un supra poder le está causando un daño irreparable al país, que va más allá del ámbito político. En los últimos años, tanto Odebrecht como Gorriti se han convertido en actores políticos, que buscan impunidad para unos, señalando selectivamente responsabilidades en determinados sectores políticos del país. ¿Con qué autoridad moral habla Gorriti, cuando es financiado por la cooperación internacional solventada por los magnates de la globalización? El mundo sufre los embates de un globalismo avasallador, que pretende imponer una agenda signada por los puntos esbozados en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. El Perú debe afirmar su soberanía, el Acuerdo de Colaboración Eficaz debe ser publicado, la empresa Odebrecht y las otras empresas brasileñas deben ser denunciadas penalmente y resarcir al Estado con altas penalidades. Hoy los libretos se repiten, las acciones fiscales se replican como hace unos años. Nadie es "intocable", ni los fiscales Vela Barba, ni José Domingo Pérez, tampoco Gustavo Gorriti. Medios de comunicación y periodistas sin ética han cumplido y cumplen un papel funcional a los intereses de Odebrecht. No nos confundamos, Odebrecht y Gustavo Gorriti se necesitan mutuamente buscando la impunidad de sus delitos”. Y debido a ello, deberán castigados ejemplarmente, agrego yo. Ese día llegara cuando los parásitos caviares sean expulsados del Poder Judicial, comenzando con la JNJ. Ha llegado la hora de fumigar a esas ratas ¿A que espera el Congreso para hacerlo?