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martes, 13 de julio de 2021

HUELLAS DEL PASADO: Viracocha, creador del mundo

Al igual que en otras civilizaciones de la antigüedad, donde su origen se pierde en la noche de los tiempos, lo que ha dado lugar a una serie de mitos y relatos sobre sus inicios, los Wari - antecesores de los Incas - también tienen el suyo. Cuenta la leyenda, que Viracocha, un misterioso ser de gran poder de procedencia desconocida (cuya imagen está presente en la Puerta del Sol de Tiahuanaco) creó un mundo sumido en la oscuridad total, por lo que se consideraba como el creador de todas las cosas. Se dice que inicialmente pobló la Tierra con una raza de gigantes a los cuales mandó a que viniesen en paz para que lo sirviesen, mas como no fueron recíprocos con él, ya que fueron desobedientes con sus ordenes, decidió convertirlos en piedras, enviándoles a la vez un diluvio general que sumergió a la tierra transformándola completamente. Una vez que los gigantes desaparecieron, Viracocha decidió crear otra raza de hombres, pero de un tamaño semejante al suyo. Para que los hombres pudieran apreciar su obra resolvió iluminar la tierra por medio del sol, la luna y las estrellas, creando también plantas árboles y animales. Además envió a su mensajero para que instruyera a los hombres sobre la manera de conducirse para vivir en paz y armonía. El les enseñaba como cultivar y cuando cosechar. Las hierbas que podían utilizar como medicina, y los vestidos que debían usar. Les enseñaba con bondad y mucha paciencia. A pesar de todos los beneficios que las enseñanzas de Viracocha, muchos hombres quisieron retomar el camino del mal por lo que fueron convertidos en piedras. Hubo quienes trataron de escapar de su furia, pero fueron alcanzados por el fuego volcánico. Solo así se dieron cuenta de que estaban ante un poderoso ser venido de otro mundo, al cual debían obediencia y respeto. En memoria de luctuoso hecho edificaron un suntuoso adoratorio en la localidad de Cacha (actual San Pablo, provincia de Canchis, Cuzco). Volviendo a la leyenda, luego de este suceso, el misterioso ser hizo un largo recorrido hasta llegar a un hermoso valle donde creó a una persona a la que llamó Alcaviza , mientras al lugar dio por nombre Cuzco. Luego exclamó: “Luego de Alcaviza, llegarán los incas orejones. Mi deseo es que sean respetados y obedecidos” exclamó. Este fue un anticipo de la llegada de Manco Cápac y Mama Ocllo, los míticos fundadores del Imperio Inca, tal como sucedió posteriormente. Cuando Viracocha llegó cerca del Ecuador, les anticipó a los hombres muchas cosas que habrían de suceder y luego se introdujo en el mar caminando sobre las aguas como si fuese su espuma, desapareciendo para siempre, sin volverse a saber más de él. En otras palabras, una vez terminado su trabajo - al igual que sucedió en antiguas sociedades - regreso al mundo al cual pertenecía. ¿Quién era este extraño ser con poderes sobrenaturales? Tal vez nunca lo sabremos. Cabe destacar que el gran prestigio del dios alcanzado en Tiahuanaco, continúo durante el Imperio Wari, quienes continuaron su obra, expandiéndose por el centro y sur del Perú. Tras el colapso por causas desconocidas de aquella civilización, su fama perduro con el ascenso de los Incas - quienes si bien dieron preeminencia al Sol (Inti) de quienes creían ser sus hijos, lo tenían en alta estima. No fue sino hasta la llegada al poder del Inca Viracocha - a quien el dios se le apareció en un sueño - quien mando construir un inmenso Templo sobre el mismo santuario de Cacha con unas características nunca antes vista, como la gran columnata que sostenía dicho edificio, en honor a aquella deidad y una gran estatua de oro que señalaba el camino al Cuzco. Representado como un personaje de raza blanca, de largas barbas - algo inusual en esos tiempos - cuenta Garcilaso en sus Comentarios Reales de los Incas, que los españoles (quienes saquearon el templo) al ver la imagen les pareció que tenía un gran parecido a San Bartolomé, por lo que presumieron que el apóstol visito estas tierras, pero ello no impidió que fundieran la estatua para convertirla en barras de oro y derribaran gran parte del edificio buscando el precioso metal en sus cimientos, que como es obvio no encontraron. A pesar de ello, la grandiosidad de sus actuales ruinas nos habla de la magnificencia que alguna vez fue. Por cierto, llama la atención que los primeros españoles que arribaron al Perú, recibieron ese nombre por parte de los incas, al ser blancos y creerlos emisarios de la divinidad, tal como decían las antiguas profecías. Aun hoy, es un tratamiento de respeto (como señor) que se da en los Andes :)
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