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sábado, 9 de septiembre de 2023

CHILE: Por la razón o la fuerza

El 11 de septiembre no es una fecha más para Chile, un país con más de 19,4 millones de habitantes y un PIB de aproximadamente US$301.030 millones, ya que se conmemorará el aniversario de la caída del oprobioso régimen de Salvador Allende, suceso que salvo a ese país de caer en las garras del comunismo homicida. Esta es una época en la que este acontecimiento - además del operativo de falsa bandera montado por la CIA con su atentado contra las torres gemelas en New York, para “justificar” la intervención estadounidense en el Medio Oriente y apoderarse de sus vastos recursos petroleros, como sucedió en Irak - se ha instaurado en la memoria colectiva del mundo. Pero en esta ocasión, se conmemorará los 50 años de la llegada del general Augusto Pinochet al poder. ¿Pero en sí, qué fue lo que pasó hace medio siglo en Chile? Para esa fecha, el país latino vivía en medio del caos y la violencia fomentada desde el Estado y protagonizada por las milicias comunistas que preparaban el inicio de la ‘revolución’ liderada por Allende que pretendía repetir la “experiencia cubana”, infame proceso que afortunadamente fue interrumpido por las Fuerzas Armadas ese día y en el cual perdió la vida, suicidándose en el momento que los soldados ingresaban en el bombardeado Palacio de la Moneda. Una historia que ya es relatada por una minoría, ya que el 70% de los chilenos y chilenas de hoy en día no había nacido hace 50 años. Todo se dio en el marco de una grave crisis política y económica que estaba viviendo el país por obra del (des)gobierno de Allende. Tan profunda estaban que se pretendió realizar un plebiscito para definir la continuidad del régimen en el que, de perder, se comprometía engañosamente “a dejar el mando del país e instaurar un Gobierno de Seguridad Nacional” cuando lo cierto era muy distinto a lo anunciado, ya que planeaba dar un autogolpe disolviendo el Congreso opositor e instaurar su tan soñada república marxista-leninista, a la vez que las milicias comunistas desatarían el terror en las calles para neutralizar cualquier reacción, Pero al tener conocimiento de sus planes golpistas, las Fuerzas Armadas decidieron actuar de inmediato. Así, la insurrección militar para salvar a Chile del comunismo se preparó en la madrugada del lunes 10 y se ejecutó la mañana del martes 11 de septiembre. Informado de la sublevación de la Armada, Allende se dirigió al Palacio de La Moneda a las 7:30 horas, el que estaba custodiado por tanquetas de carabineros. Pero luego de conocido el primer comunicado de los militares, poco a poco estos se fueron retirando, dejando a Allende solamente resguardado por sus incondicionales. El mismo Allende cargaba una metralleta - regalo del dictador cubano Fidel Castro - con la que luego se quitaría la vida. Luego, 45 minutos más tarde, se inició el ataque al palacio por tierra. Entonces, cerca de las 11:00 a.m., cuando Allende sabiéndose perdido, dirigió su último mensaje al país, a través de una cadena de radioemisoras simpatizantes del gobierno. En éste señaló su decisión de no abandonar la sede de gobierno (rechazando el ofrecimiento de los militares para abordar un avión y poder abandonar el país) y agregó que se mantendría firme en su postura de ‘seguir defendiendo a Chile y sus ideales marxistas-leninistas’. Al mediodía se inició el bombardeo sobre La Moneda, el que se prolongó durante 15 minutos. Aviones de la Fuerza Aérea de Chile, luego de sobrevolar su objetivo, atacaron la sede del gobierno con cohetes ‘rockets’ que destruyeron dependencias y provocaron el incendio del edificio. A los pocos minutos, en medio del caos y el desconcierto de Allende y sus secuaces por el fuego y del humo que lo cubrió todo, el palacio fue tomado por el Ejército. Empleados, funcionarios, ministros y milicianos del régimen caído fueron capturados cuando pretendían huir por las ventanas del edificio, pero al ir en busca de Allende, este fue encontrado muerto junto al arma con la cual se suicidó. Sucedido esto, es indudable que los ojos del mundo se volcaran hacia Chile, con la prensa nacional e internacional reportando el minuto a minuto de lo acontecido. “Chile liberado del comunismo”, fue la frase con la que prensa chilena abrió sus portadas del 12 de septiembre. A partir de ahí, se dio un nuevo inicio para el país, bajo el mandato del general Augusto Pinochet, catalogado por sus enemigos como un “dictador”, ya que su periodo estuvo marcado por su lucha indesmayable contra el comunismo que pretendía volver a levantar su horrible cabeza. El jefe militar se perpetuó en el cargo durante 17 años, creando un cuerpo de la policía secreta, encargado de perseguir y eliminar cualquier forma de oposición izquierdista a su gobierno: la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina). Bajo ese cuerpo policial se llevaron a cabo una persecución sistemática de miembros del ilegal Partido Comunista - calificada acertadamente como una organización terrorista - así como de ‘intelectuales’ o ‘universitarios’, que formaban parte de las milicias y que pagaron con su vida por ello. Durante su extenso mandato - que culmino en 1990, luego de perder por escaso margen un plebiscito que buscaba su continuidad - realizo profundos cambios en Chile, aplicando una política económica neoliberal que que, de la mano de los llamados Chicago Boys, cambió radicalmente al país y se convirtió en todo un ejemplo para el resto de América Latina. Convertido en senador vitalicio, se retiro de la vida política, falleciendo en el 2006. Ahora bien ¿Cuáles fueron los grandes legados que dejó para la posteridad? “La principal, de lejos, aparte de liberar al país de la peste comunista, se dio en el campo económico” dicen al unísono diversos analistas consultados al respecto. “Chile conserva en lo económico la visión de mercados, la liberalización y la globalización. Pero, fue recién hasta el 2020 cuando sectores izquierdistas pretendieron cambiar la Constitución, fracasando en todos sus intentos” aseveran. Hoy Chile, que verá contraer este año fuertemente su economía, es gobernada por Gabriel Boric, un demagogo político de izquierda. Según la encuesta Cerc-Mori, en el 2023 existe un 60% de chilenos que dicen que Pinochet fue uno de los mejores gobernantes. No es de extrañar por ello el rechazo mayoritario a cambiar su Carta Magna en el último plebiscito realizado y que sectores conservadores consientes de aquel sentimiento mayoritario, buscan preservar a toda costa. “Cuando el General Pinochet llegó al poder, estableció una política de control de inflación, logrando un espectacular crecimiento económico debido a la reapertura de los mercados”, dijo al respecto Claudio Fuentes, profesor titular de la U. Diego Portales, quien recuerda que en el nefasto régimen de Allende se dio una hiperinflación aproximada a 606%. “El comunismo fracaso con Allende y ahora lo está haciendo con Boric, que no oculta su añoranza por aquellos terribles tiempos” expreso. Como sabéis, desde 1990 Chile ha tenido una serie de gobiernos que grosso modo podrían calificarse de izquierda y derecha: por un lado, Concertación de Partidos por la Democracia (Nueva Mayoría desde el 2013) y por el otro, Alianza por Chile, quienes durante 33 años se han turnado en el poder. Pero a pesar del éxito del modelo chileno, en el país han convivido algunos problemas como el difícil acceso a la educación y el alto costo de la vida, por ejemplo. Es por ese motivo que las protestas estudiantiles del 2011 dieron cuenta de ese malestar latente. Cabe recordar que en octubre del 2019, a raíz de una subida del precio del metro en Santiago, estallo en ciertos sectores el grito de “No son 30 pesos, son 30 años”. Las protestas, azuzadas por elementos violentistas y aprovechándose de la debilidad del gobierno de Sebastián Piñera presionaron al sistema hasta que se abrió para iniciar un proceso constituyente. Ese estallido tuvo su réplica electoral: en las elecciones de 2021 las dos primeras fuerzas fueron el Partido Republicano, con el ultraderechista José Antonio Kast como candidato, y Apruebo Dignidad, una coalición izquierdista, con el impresentable Gabriel Boric. De esta forma, las dos fuerzas que gobernaron Chile desde 1990, daban paso a dos nuevas fuerzas, ubicadas cada una en el extremo político. Boric, ganó la segunda vuelta a Kast y se convirtió, en el 2022, en el nuevo inquilino del Palacio de la Moneda. En paralelo, la mayoría de los ciudadanos chilenos (78 %) votaron en el 2020 a favor de iniciar un proceso constituyente conducido por una Convención Constituyente paritaria. Luego de casi un año de trabajo plagado de polémicas, en el 2022 la Convención entregó su proyecto de Constitución, con medidas francamente reprobables y que significaban un retroceso al estatismo ya fracasado, enterrado a sangre y fuego en 1973. Por ello, en el plebiscito de septiembre del 2022 ganó por amplia mayoría el rechazo a esa absurda propuesta (62 %) sumamente dañina para Chile, Luego de semanas de incertidumbre, las principales fuerzas políticas del país acordaron continuar con el proceso. A partir de 12 bases constitucionales, una comisión experta (no electa), un comité técnico de admisibilidad (no electo) y un consejo constitucional (electo) quedaron a cargo de redactar una nueva propuesta constitucional. Sin embargo, en las elecciones precisamente para el consejo constitucional (50 consejeros) de mayo de 2023, el Partido Republicano de Kast, abiertamente opuesto al proceso constituyente, obtuvo 23 escaños, y la derecha en su conjunto 34: una clara mayoría, que podrá redactar una nueva Carta Magna que en suma será una copia de la anterior, para desaliento de la izquierda parasita, que comprobara que si este nuevo proyecto es rechazado en un plebiscito, continuara rigiendo la de Pinochet, y todos contentos… menos ellos. Pero si gana, seria su peor pesadilla, porque la Constitución pinochetista seria legitimada democráticamente y ya no tendrían excusas para querer cambiarla. La derrota de Boric y sus secuaces no ha podido ser más clamorosa. Es indudable que lo ocurrido hace 50 años todavía los persigue como una marca indeleble, y no parece que vaya a dejar de hacerlo durante mucho, mucho tiempo.. Que os den.

martes, 5 de septiembre de 2023

ALPACA: El guardián de las alturas

Su nombre se ha convertido en sinónimo de lana fina y de alta calidad utilizada en el elegante mundo de la alta costura. Se trata de una de las más cálidas y finas, solo superada por la vicuña. Nos referimos a las alpacas. De nombre científico Vicugna pacos, varían en altura de 80 a 90 cm. Sus cabezas son pequeñas y redondeadas, con orejas diminutas, ojos grandes y una expresión dulce. El dorso es ligeramente curvado y la cola cuelga cerca de los cuartos traseros. Tienen un perfil suavemente redondeado con un cuerpo ancho, más perceptible cuando se ve desde detrás y patas cortas. El peso vivo está entre 75 y 85 kg. A diferencia de la vicuña, que es un camélido silvestre, la alpaca fue domesticada y convertida en animal de crianza por los antiguos peruanos -su domesticación se viene realizando desde hace miles de años y se han encontrado restos arqueológicos de la cultura mochica donde aparecen representados - aunque no con el propósito de trasladar carga como ocurre con la llama, sino para aprovechar económicamente su fina fibra o lana con fines textiles, lo que le ha valido el reconocimiento de “El oro caminante de los Andes”. La alpaca es de menor tamaño en promedio que la llama y un poco más grande que la vicuña, llegando a superar el metro y medio de altura, con un peso de 60 a 70 kilos. La fibra de alpaca es una de las más finas del mundo y supera en calidad a la de cachemir y a la lana de oveja, por lo que es preferida para la confección de chompas, suéteres, faldas, entre otras prendas de vestir; también accesorios como bolsos, carteras y correas, e incluso tapices y alfombras. Perú posee más de 3 600 000 ejemplares de alpacas en su territorio, que representan el 87% de la población mundial, y es el primer productor mundial de fibra de este camélido altoandino. La crianza de camélidos constituye una de las actividades productivas y económicas más importantes que se desarrolla en la zona altoandina peruana, y de ella dependen entre el 70% y el 80 % del ingreso familiar anual (de acuerdo a la FAO), constituye una actividad de agricultura familiar, la cual es de prioridad para el Estado. Existen tres razas de alpaca: Huacaya, Suri e híbrida. El 80% de alpacas son de raza Huacaya, el 12% son de raza Suri y el restante 8% son híbridas. Los ejemplares de raza Huacaya se caracterizan por la cobertura total del cuerpo con un vellón muy denso y de fibra pesada; mientras que la raza Suri tiene un vellón más sedoso, lacio y de mayor crecimiento. Una de las características notables de la fibra de alpaca, que la posicionan como un producto de gran demanda por la industria textil, es su capacidad térmica para abrigar cuando hace frío y es ligera cuando hace calor. Asimismo, su finura se expresa en el diámetro que puede alcanzar las 19 micras de diámetro y una medulación muy baja, lo que permite confeccionar prendas más delgadas y ligeras, utilizables en cualquier temporada del año. La fibra de alpaca, luego de la esquila, está categorizada según la normatividad técnica vigente en extrafina, fina, semifina y gruesa. Si la compra la industria, lo hace según sus calidades Royal, Baby, Súper baby, Fleece, Medium Fleece, Huarizo o alpaca gruesa. Otra de las características de la fibra de alpaca es su durabilidad, lo que permite que sea reutilizada. Por ello el 90% de la fibra de alpaca se exporta a más de 20 países. Los mayores envíos son a China e Italia. También se caracteriza por su propiedad higroscópica, puesto que la absorción de la humedad ambiental de la fibra de alpaca es baja. Del mismo modo, tiene muy buena elasticidad y resistencia, siendo posible compararla con la de la lana y otras fibras animales. Otro atributo es la suavidad, puesto que la estructura de la fibra de alpaca la hace muy suave al tacto, siendo comparada con la fibra de Angora y del Mohair. Además, la fibra de alpaca tiene una menor tendencia al afieltramiento, si es que la comparamos con la lana y otras fibras animales. Finalmente, la fibra de alpaca es antialérgica, ya que no contiene lanolina; y tiene más de 22 colores naturales, desde el negro, con variaciones de grises y marrones, hasta el blanco. La fibra de alpaca debe sus inigualables características a la especial combinación del clima, altitud y pastos que son su alimento y que son bajos en proteínas, son únicos en los Andes. Las principales regiones productores de fibra de alpaca son Puno, Cuzco, Arequipa, Huancavelica, Apurímac, Ayacucho y Pasco, en zonas ubicadas por encima de los 3800 metros sobre el nivel del mar. Por cierto, existe una leyenda poco conocida detrás del origen de las alpacas. Se cree que provienen de la espuma del agua. Se dice que el Apu Jaucara estaba enojado con su hija, la ñusta (princesa) Kirma, porque quería vivir con un apuesto joven que la había dejado embarazada. Para aplacar la ira de su padre, a la ñusta se le ocurrió la idea de tejer un poncho gigante, de 100 km de ancho, usando la espuma del agua para esculpir unos hermosos animales llamados alpacas, a los que les dio un soplo de vida. Ella usó esta hermosa fibra para hacer la maravillosa prenda. Sin embargo, parece que ya era demasiado tarde, porque el padre de Kirma envió a su hija para que la cuidara su hermano, el Apu Ausangate. Al enterarse de esto, el joven pretendiente fue tras su amada, pero el Apu Jaucara lo convirtió en una estatua de piedra, mientras él convertía a su hija en una montaña: la famosa Winikunka, o Montaña Arcoíris, ubicada en el camino al Ausangate. La leyenda nos muestra cómo esta fibra noble, que ahora se exhibe en los escaparates de las tiendas de todo el mundo, vincula a las alpacas con la cosmovisión andina.
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