Si la semana pasada dimos a conocer la intentona golpista preparada por la mafia caviar desde el Ministerio Público, toca referirnos en profundidad precisamente a ese cuestionado organismo que se ha convertido en el último reducto de esos parásitos que con la complicidad de la prensa basura buscan desesperadamente a como dé lugar desestabilizar al Gobierno constitucional de la señora Dina Boluarte, e intentar regresar al Estado para seguir robando y de donde fueron echados tras la ignominiosa caída del régimen filosenderista de Pedro Castillo. Copada por magistrados inútiles e incompetentes, se ‘autoperciben’ como un cuarto poder, los cuales han convertido a la justicia en un instrumento de la política y utilizarlo para sus protervos fines, persiguiendo con saña y alevosía a sus adversarios, pero a su vez ‘blindando’ a los suyos poniéndolos a salvo de cualquier investigación judicial convirtiéndolos prácticamente en intocables, como sucede con Gustavo Gorriti de IDL, que por cierto, recibe jugosas “donaciones” de parte de George Soros para comprar jueces y fiscales. No es de extrañar por ello que Fiscalía de la Nación (FN), se encuentra bajo la influencia ideológica y política de esa “costra infecta” entrando a su más bajo nivel de deterioro con las selectivas acciones contra quienes considera sus enemigos declarados: los políticos de derecha y el gobierno. ¿Cuál es la otra razón del envalentonamiento fiscal? Es el cambio de Constitución Política (CP) del 79 a la del 93. Veamos. En la CP del 79, los fiscales tenían la función de “vigilar e intervenir en la investigación del delito desde la etapa policial” (Art. 250-5 CP 1979), que lo hacían muy bien. Luego, extrañamente, en la CP 93 pasaron a “conducir desde su inicio la investigación del delito” (Art. 159-4 CP 93). Como recordareis, la hazaña de la captura del genocida Abimael Guzmán en septiembre de 1992, demostraba que la investigación policial pasaba por su mejor momento con profesionales investigadores o pesquisas de primer nivel, entonces, no hubo razones para ese cambio tan absurdo que hubo y que hoy pasa factura a los peruanos con el desmesurado crecimiento del crimen ‘importado’ de Venezuela desde la época del conocido lobbysta y traidor a la Patria Pedro Pablo Kuczynski (judío como Gorriti) quien irresponsablemente abrió las fronteras de par en par a esos indeseables y que hoy son millones en el Perú, desatando el terror y la violencia en sus ciudades como jamás se había visto. Antes de este cambio de la CP, el poder de la investigación del delito estaba en manos de tres autoridades: policía, fiscal y juez. Hoy solo lo tiene el fiscal. Luego vino el Código Procesal Penal 2004, un armatoste que les permitió tratar de construir su propia policía política (como el infame Eficopp); inventarse nuevas funciones como la de “prevenir” creando inconstitucionalmente las “fiscalías de prevención” (Art. 166 CP 93 La Policía previene, investiga y combate los delitos), y armando sus propios laboratorios criminalísticos; es decir, una clara voracidad por la función policial para incrementar su poder. Detrás de todo esto, como siempre, los caviares, intentando sacar provecho de ello. Entonces, estos autoproclamados “superpolicías”, “fiscales”, “peritos” y “jueces”, comenzaron a arremeter contra todo el que saque la cabeza del lado derecho del espectro político. Si no, veamos cómo Gorriti y su pandilla de roedores de IDL, los fiscales Vela y Pérez, su nueva millonaria la exfiscal Marita Barreto, y el “absuelto” el inefable exfiscal de la nación Pablo Sánchez, no son tocados para nada, a pesar de la existencia de múltiples pruebas que acreditan su participación en una serie de delitos y que en un país donde se respeta las leyes, hace mucho tiempo estarían pudriéndose en la cárcel. Asimismo, a sujetos de la calaña de Kuczynski y Vizcarra como a la tiparraca de Susana Villarán por ejemplo, que han admitido recibir millones de dólares de parte de la corrupta Odebrecht nadie los molesta y siguen gozando impunemente de libertad. Por el contrario, si se trata de sus adversarios políticos, allí sí que son muy solícitos, realizando burdos, apresurados e inconsistentes “allanamientos espectaculares” y televisados contra Keiko Fujimori, la familia Boluarte y por último el ministro del Interior, Juan José Santivañez, a quien allanan por… “abuso de autoridad”, con un odio descomunal que solo se parece a la que profesan los comunistas, que se caracterizan por su “odio de clase”. Otra de las obsesiones de la fiscalía caviarizada, como es obvio imaginar, son los miembros de las fuerzas del orden. Las aberrantes fiscalías de “derechos humanos e interculturalidad”, siguen abriendo todos los días nuevos procesos a militares y policías por sucesos ocurridos hace 30 o 40 años, al tiempo que liberan cotidianamente a malhechores capturados en flagrancia, quienes son liberados ipso facto para seguir delinquiendo. La culpa entonces de la actual ola delincuencial que agobia al país no es culpa de la policía ni del Gobierno - como la prensa basura quiere hacer creer con sus vomitivas campañas mediáticas - sino de jueces y fiscales caviares quienes los sueltan al instante tras ser detenidos por las fuerzas del orden. Así, ¿Cómo se pretende acabar con esta lacra que se siente evidentemente protegida por el Ministerio Público? Es por ese motivo que el Congreso y la JNJ deben poner orden y reorganizar al MP ya mismo, arrancando de raíz la “costra putrefacta” caviar que hoy dirige esa institución, defenestrando fiscales supremos y superiores y eligiendo una nueva generación de jóvenes magistrados probos y desideologizados, y así evitar que se siga politizando la justicia y que el país devenga en ingobernable. Como sabéis, la mafia caviar no vacila en violar la Constitución y las leyes para conseguir sus objetivos, destruyendo la débil institucionalidad. Cuando se trata de defender sus sórdidos intereses, los caviares no vacilan, arrasan con la legalidad y se escudan con individuos y grupos de la más baja calaña. Con esos métodos, han logrado un poder inmenso en los últimos años, a pesar que carecen de respaldo ciudadano. Ello es palpable cuando participan en elecciones donde sus resultados siempre son ínfimos. Por eso ahora se han afincado cual garrapatas en el único poder del Estado que no es elegible por voto popular, el sistema judicial. Como es obvio, si los mecanismos legales y constitucionales son pisoteados cotidianamente y esa mafia sigue ilegalmente atrincherada en la fiscalía y el Poder Judicial, la crisis política que paraliza al país andino seguirá indefinidamente. En síntesis, sino se hace una limpieza radical de la fiscalía capturada por los caviares, no se podrá ganar la lucha contra la delincuencia… A por ellos. (Una buena noticia que no puede ser pasada por alto es la decisión del Congreso de aprobar la nueva Ley de fiscalización de las ONG’s, una de cuyas cláusulas es el artículo que impedirá a ONG’s como IDL, llevar casos judiciales contra el Estado, por lo que no podrán asumir la defensa legal de casos civiles, ni penales de los terroristas, y ya no podrán seguir recibiendo jugosos honorarios provenientes de dinero de fuentes externas que por cierto, serán severamente fiscalizados. Se trata sin duda alguna de un duro golpe al bolsillo de esas organizaciones criminales #CaviaresNuncaMas)
Nunca se sabrá a qué se debió la muerte de Augusta La Torre (a) “Norah” porque Abimael Guzmán y su siniestra cúpula se encargaron de desaparecer el cadáver y así facilitar que el cabecilla de la banda maoísta pudiera casarse con su amante, Elena Iparraguirre Reboredo (a) “Miriam”. Ante todo, cabe precisar que en la década de los 70, La Torre fue la activista de mayor arraigo y que impulsó el denominado “Movimiento de Iniciación de la Lucha Armada (ILA)”, que dio origen a Sendero Luminoso, la organización terrorista más sanguinaria del siglo XX. Quienes la conocieron aseguraron que era de carácter muy fuerte y continuamente estaba en contra de la opinión de su marido, quien al final decidió deshacerse de ella. En efecto, son diversos los testimonios que revelan que fue envenenada con cianuro por orden del propio Guzmán en complicidad con Iparraguirre, quien se desempeñaba como secretaria de “Norah”. La principal razón - conforme a declaraciones de senderistas interrogados en marzo de 1992 en el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE)- indica que se debió a que le estaba restando liderazgo al cabecilla de Sendero Luminoso. No es cierto entonces lo que dijo Guzmán en la “Entrevista del Siglo” que publicó el vocero senderista El Diario, que la matanza de Lucanamarca se debió a una decisión de la dirección central de SL que planificó la acción. Dicho estamento estaba compuesto por Guzmán, “Norah” y “Miriam”. Quienes conocieron a “Norah” aseguran que ella jamás estuvo de acuerdo con la siniestra matanza que arrasó con todo un pueblo incluyendo a los recién nacidos. La masacre en mención suscitó largas y acaloradas discusiones entre Abimael y Augusta quien fustigó con dureza a su esposo. Además, ella tenía discrepancias en torno al concepto que utilizaba Guzmán Reynoso para definir lo que se consideraba como “la dictadura del proletariado”, según reveló Tito Valle Travesaño. Otro de los puntos de controversia en la pareja giraba en torno a la interpretación de la obra “El Leninismo”, de José Stalin. Los aspectos de cómo dirigir y mantener la conducción de Sendero Luminoso daban lugar a tertulias cuyo final era siempre incómodo para ambos cabecillas, según revelaron terroristas arrepentidos cuando fueron interrogados. A criterio del exjefe del SIE, coronel del Ejército Peruano en situación de retiro Alberto Pinto Cárdenas, Abimael Guzmán - henchido de vanidad - abusaba de la retórica; pero el “cerebro” era Augusta La Torre. Posiblemente, como lo sostienen numerosos analistas, al ver que el control de su organización criminal se le escapaba de las manos, Abimael se habría coludido con “Miriam” para sacar del camino a quien amenazaba arrebatarle el liderazgo. “Norah consideraba que los militantes no podían continuar entregándose incondicionalmente a tareas, disciplinas y estrategias por la sola orden del presidente Gonzalo cuyas tácticas operacionales no siempre eran las más adecuadas”, advirtieron senderistas arrepentidos cuyos testimonios forman parte de los archivos del SIE. Precisamente, el 31 de enero de 1991 agentes de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) encontraron un revelador video al incursionar en un inmueble de la avenida Buena Vista en Chacarilla del Estanque, lugar donde durante largo tiempo se ocultó Guzmán. Las imágenes mostraban a una mujer cubierta con una banderola roja con la hoz y el martillo. Era el cadáver de Augusta La Torre, quien era velada por el llamado “presidente Gonzalo” y su cúpula. En un momento, el genocida contempla a su difunta esposa, derramando lágrimas de cocodrilo mientras alza el puño derecho y exclama: “ella fue capaz de aniquilar su propia vida para no levantar la mano contra el Partido. Ella, en su lamentable confusión, en su enfermedad nerviosa, prefirió aniquilarse antes de golpear al Partido”. Con esas palabras deslizó la posibilidad del suicidio; pero quienes la conocieron afirman que era una mujer muy segura de sí misma. Por su parte, Óscar Ramírez Durán (a) “Feliciano” en su libro “El Mega juicio de Sendero”, narra que a fines de noviembre de 1988 fue citado a Lima por Guzmán para remplazar en el cargo a “Norah”. Cuenta que le dijeron que ella se había suicidado ahorcándose con una soga y que no les creyó. Para él, Augusta la Torre pudo ser asesinada por dos motivos: primero, porque no estuvo de acuerdo con la militarización y el aniquilamiento de campesinos a los que Abimael despectivamente tildaba de “mesnadas”; y por el triángulo amoroso que propició “Miriam” en el seno de la dirección senderista. En cuanto a la fecha de su deceso, nadie sabe a ciencia cierta cuándo murió “Norah”. Para Benedicto Jiménez, exjefe del Grupo Especial de Inteligencia (GIN), habría fallecido el 14 de noviembre de 1988. De otro lado, versiones dadas al SIE por terroristas arrepentidos en abril de 1992, revelan que su deceso se produjo durante el primer congreso de Sendero Luminoso en febrero de 1988. “Norah” falleció en circunstancias en que se elaboraba el documento denominado “Programa General de la Revolución Democrática” que consideraba la destrucción de las estructuras del Estado y del sector productivo; así como la confiscación de propiedades privadas y el apoyo a grupos terroristas en otros países. Documentos senderistas incautados y la confesión de “Feliciano” confirman que la extraña muerte de “Norah” dio lugar a que un grupo de subversivos, encabezados por Elvia Nila Zanabria Pacheco (a) “Juana”, exigieran la formación de una comisión investigadora para indagar sobre el hecho. Guzmán no se negó pero cuando su amante Iparraguirre pidió los nombres de quienes la integrarían nadie se atrevió a conformarla. Inmediatamente “Miriam” obligó a los miembros del comité central a que realicen un manifiesto por escrito censurando a los dirigentes que apoyaron la iniciativa de “Juana” y dando lugar a una crisis partidaria. Zanabria Pacheco fue castigada por haber tenido el atrevimiento y descaro de solicitar que se interceda ante la cúpula del Partido para que se forme la frustrada comisión. Ello le costó una severa llamada de atención y la suspensión de su estatus de “líder comunista” por seis meses hasta que “rectifique su insolencia”. Luego, le exigieron firmar una carta de sujeción comprometiéndose a no tocar jamás el tema, de lo contrario, sería sometida a un juicio popular lo que significaría su aniquilamiento. A los pocos meses, en agosto de 1989, Abimael Guzmán envió una carta a Suecia donde vivía su suegro, Carlos La Torre Cárdenas, en la que escribió: “todo lo referente a nuestra inolvidable camarada Norah, se ha tratado en la última sesión de trabajo y al más alto nivel de la dirección por razones políticas y de secreto partidario”. En más de una oportunidad “Juana” le había dicho a sus más cercanos “camaradas” que por las noches una solícita “Miriam” la hacía tomar a “Norah” unas cápsulas oscuras que, a criterio de los peritos de la policía, podrían haber contenido ácido cianhídrico (que se extrae fácilmente de las almendras) y es uno de los componentes del cianuro. Carlos Tapia García, quien fuera cercano a Augusta La Torre (incluso se dice que tuvo una relación sentimental con ella), reveló en una ocasión que ella sufría de una afección renal que requería de un tratamiento especializado; pero estando en la clandestinidad, era imposible que se someta al mismo. Los analistas presumen que fue envenenada haciéndole creer que, con las mencionadas cápsulas superaría del mal que padecía. Por información de efectivos de la Dircote se sabe que inicialmente su cuerpo fue enterrado en el jardín interior de una vivienda ubicada en Comas. Pero cuando llegaron los agentes a buscarlo se descubrió que había sido trasladado a un lugar hasta ahora desconocido. En su desesperación por casarse con Elena Iparraguirre, el genocida más cruel de los últimos tiempos enfrentó una muralla. Legalmente seguía casado con Augusta La Torre desde el 3 de febrero de 1964 y no poseía la partida de defunción que acreditase que era viudo. No obstante nadie sabe con qué maniobras consiguió que Oswaldo Espinoza López, titular del 32 Juzgado Civil, le diera un fallo favorable que le permitió contraer segundas nupcias. Así, este juez dictaminó el 23 de julio del 2009 y, como nadie apeló a la instancia superior para que revoque la resolución, fue declarada consentida el 3 de septiembre del mismo año. “¿Cómo puede el juez declarar muerta a Augusta La Torre si no tiene el cuerpo ni sabe dónde está?” se preguntó Carlos Tapia. “Para declararla muerta, Guzmán debió decir dónde están los restos. Tenía que hacerlo para que el juez la formalice legalmente como muerta y luego tener el derecho de casarse con Elena Iparraguirre, pero nunca lo hizo”, agregó. La desaparición de La Torre dejó más dudas que respuestas y la imagen de un personaje lleno de aparentes paradojas. En el documental "Tempestad en los Andes", Josephine Ekermann, sobrina de La Torre, describe a su tía como "un personaje con dos personalidades, una persona muy suave y una persona muy fuerte con la política". La joven se pregunta por qué su tía, "una persona lógica, inteligente, bonita, se alió con esta organización que cometió errores muy grandes". SL perpetró gravísimos crímenes que constituyen delitos de lesa humanidad, y el conflicto que desató en 1980 fue el más violento de la historia del Perú desde su independencia. Pero Orin Starn - profesor de la Universidad de Duke, Estados Unidos - no cree "que haya habido contradicción entre el hecho de que La Torre se preocupe por la gente y de que peleara esta revolución", según dice el autor, "porque para ella, pelear la guerra comunista y llevar el paraíso comunista a Perú era algo bueno". Otra de las preguntas que resulta inevitable plantearse es si Guzmán, su esposo, hubiera desatado esta guerra sin ella, o incluso sin Elena Iparraguirre. Carlos Valdez, periodista ayacuchano que conoció a La Torre y a Guzmán en los años 60, cree que "Augusta fue la persona clave" en SL. "Sin ella, Abimael solo habría sido un teórico. Era una mujer con carisma, lo que se necesitaba para convencer a la gente. Y tenía dos cosas fundamentales que Guzmán no: sabía quechua y conocía la identidad local", dijo Valdez a Starn. En realidad es imposible saber qué hubiera pasado con Sendero sin La Torre, al igual que ahora es imposible saber donde se encuentra el cadáver de “Norah”. Tal vez solo quienes la mataron - Iparraguirre y Guzmán, capturados juntos en 1992 - tenían conocimiento de ello. Pero todo indica que, muerto Abimael en el 2021, su amante “Miriam” se llevará también ese secreto a la tumba. Dejando de lado este extraño episodio, llegamos a julio de 1992, donde el salvajismo senderista que había aterrorizado al resto del país detono como nunca en Lima, desatando el infierno de una manera monstruosa - Tarata es un ejemplo de ello - que muchos gobiernos extranjeros consideraron seriamente invadir militarmente el Perú si tal como parecía, Sendero se hacía con el Poder. (Próximo capítulo: Lima a sangre y fuego)