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sábado, 4 de noviembre de 2023

PERÚ: Traficantes de la verdad

Si algo tienen en común caviares y comunistas, es que les gusta vivir del cuento parasitando del Estado. Les encanta victimizarse a la mínima oportunidad que puedan, para intentar sacar algún provecho político - y sobretodo económico - de ello. Por ese motivo cuando se descubre su mentira, caen en la desesperación, acusando a sus adversarios de todo lo inimaginable, tratando de desviar la atención pública de la farsa que habían inventado. Se puede ver entre los integrantes de la caviarona Junta Nacional de Justicia (JNJ) que se niegan a dar un paso al costado debido a las múltiples irregularidades cometidas en su nefasta gestión, como el haber avalado el escandaloso fraude montado por el JNE, la RENIEC y la ONPE para favorecer al delincuente terrorista Pedro Castillo, intentando además ‘blindar’ a la lagartona Zoraida Avalos, alcahuete de Vizcarra, Sagasti y el burro chotano. Otro ejemplo de ello es lo que acaba de suceder esta semana, cuando la Cuarta Sala Penal Superior Nacional Transitoria en Delitos de Crimen Organizado consideró que “no hay elementos de prueba” de la participación de el ex-asesor presidencial Vladimiro Montesinos, miembros de Grupo Colina y ex-mandos militares de la década de los 90 en la muerte del dirigente sindical Pedro Huilca, absolviéndolos por tanto de ese crimen. Asimismo, en el dictamen del juez Otto Verapinto se afirmó que los testimonios de los familiares de Pedro Huilca, que presenciaron su muerte en diciembre de 1992, “no son fuente de información para un fallo condenatorio”. De esta manera se cayó la farsa sostenida durante años y al fin salió la verdad. Como sabéis, Indira Huilca y su familia vivieron toda su vida colgados bajo la sombra del asesinato de Pedro Huilca, dirigente sindical, muerto durante el régimen de Kenyo Fujimori. Aunque al principio la viuda adjudicó el crimen a Sendero Luminoso - que además lo reivindicó públicamente a través de su vocero El Diario - luego sospechosamente cambió de opinión y sindicó al gobierno fujimorista, específicamente a su asesor y jefe nominal del SIN Vladimiro Montesinos y al paramilitar Grupo Colina. De nada sirvió que el propio aparato propagandístico de Sendero Luminoso en El Diario, así como en la llamada “Entrevista del Siglo” que le hizo en la clandestinidad a su cabecilla, el por entonces prófugo Abimael Guzmán, Huilca apareciera como un traidor, un revisionista que recibió su merecido por el “partido” reivindicando de esa manera su asesinato. En efecto, en la primera edición de El Diario, luego de la muerte de Huilca, dicho vocero senderista reivindicó dicho “ajusticiamiento”. “¿Contundente golpe al revisionismo y a la reacción!”, señala el texto principal, que en portada también es resaltado dicho golpe contra Huilca como un logro del “ejército popular de liberación”. “La ejecución del vendeobreros Pedro Huilca - realizada por un contingente del Ejército Popular de Liberación del Partido Comunista del Perú, que jefatura el querido y respetado Presidente Gonzalo - cumplió las exigencias y demandas de la clase obrera, en especial de las bases de Construcción Civil, quienes han sufrido en carne propia las traiciones de este verdugo revisionista”, señala la nota abridora de la página 3 del citado medio. Remata la nota con esta sentencia: “Solo el pueblo juzga y sanciona a sus verdugos y genocidas”. Por su parte, el terrorista Óscar Ramírez Durand, camarada “Feliciano”, jefe del Comité Regional del Huallaga, el 15 de julio del 2003 declaró ante en el Congreso que el caso de Huilca era tratado por Abimael Guzmán como el de un “agente de la reacción” que filmaba a sus camaradas en las movilizaciones para entregarlos a la policía, por lo que se había convertido en un enemigo del pueblo, en “un esquirol, en un vendeobreros”, por lo que era “un blanco” a batir. En suma, ha quedado demostrado que los autores del crimen de Pedro Huilca el día 18 de diciembre de 1992 fueron los integrantes del Destacamento Zona Norte de Sendero Luminoso. Lo asesinaron porque Huilca, para la banda terrorista, era un “revisionista”. Para Abimael Guzmán, un revisionista era aquel que pensaba distinto a él, máximo estandarte del marxismo, leninismo, maoísmo, mariateguismo, pensamiento Gonzalo, y debía ser condenado a muerte. Sin embargo, los caviares quisieron tergiversar la historia, buscando a como dé lugar exculpar a sus “camaradas” senderistas. Así, cuando cayó el gobierno de Fujimori el año 2000 y asumieron primero el caviaron Valentín Paniagua y luego el corrupto, borracho y fumón Alejandro Toledo, el caso se convirtió en internacional y fue a parar a la Comisión IDH y luego a la Corte IDH, dominado por los caviares, por lo que de antemano se sabía cuál iba a ser su sentencia, Como era de esperar, dicha parcializada comisión ‘recomendó’ a la Corte el pago de una indemnización a los familiares de Huilca “por crímenes de Estado”, culpando del crimen al gobierno fujimorista sin prueba alguna que lo sustente. La Corte – concedió una indemnización a la familia por un cuarto de millón de dólares porque el Estado peruano, gobernado por el hoy reo Alejandro Toledo se allanó rápidamente. Sin embargo, pese a que la Comisión insistió en ‘recomendar’ a la Corte que responsabilizara al Grupo Colina y a Vladimiro Montesinos, la Corte resolvió que eso correspondía a la justicia peruana. Hoy, esa misma justicia declaró inocentes en una sentencia a Montesinos y a los integrantes del Grupo Colina. Estos pudieron tener varios crímenes en su haber, pero no el de Pedro Huilca Tecse, que fue obra de Sendero Luminoso. Su hija Indira ha construido toda su carrera política presentándose como ‘víctima’ del fujimorismo y hoy se la ve como ‘influencer’ en causas caviares como la no remoción de los inmorales miembros de la JNJ. Según fuentes bien informadas, el representante del Estado peruano que se allanó para que los Huilca cobraran ilegalmente la indemnización de un cuarto de millón de dólares fue el abogado caviar de la PUCP Gonzalo Salas Tejada, “defensor” del Estado peruano. Es decir, lo contrataron para velar por los intereses del Perú y se puso del bando contrario. No contento con eso, el “abogado” del Estado escribió un libro “El crimen de Pedro Huilca. 25 años de impunidad”. ¿De impunidad? ¿Y la suya? ¿Qué responsabilidad le cabe a este abogado ideologizado y parcializado con la otra parte por la indemnización indebida y el allanamiento? ¿Y a Toledo? ¿Y a García Sayán? Hasta el momento lo único que se conoce de la familia Huilca es que han apelado el fallo. Es muy probable que luego de más de 30 años se hayan autoconvencido de que a Pedro Huilca lo mataron Montesinos y el Grupo Colina. Al fin y al cabo, han vivido de ese mito, literalmente, toda su vida, gracias al dinero obtenido ilícitamente. Pero lo cierto, lo concreto y lo real es que cuando – esperemos - la sala de apelaciones confirme la sentencia de la inferior, el cuento de los Huilca y la carrera política de Indira basada en la pobre víctima del “fujimontesinismo” terminará en la ignominia. Aunque en el Perú nunca se sabe porque el decoro no existe, menos cuando hay que afrontar responsabilidades y devolver dinero procurado por malas artes. Indira Huilca y su familia se han burlado de todos los peruanos, lo mismo que el “abogado” Gonzalo Salas Tejada, Alejandro Toledo y García Sayán, viles parásitos al servicio de causas infames. La cárcel debería ser su destino para estas sanguijuelas, y para Huilca en primer lugar por robo al Estado.. Por lo menos ese dipsómano de Toledo se encuentra tras las rejas y está siendo procesado por múltiples delitos, por los que morirá en prisión. En tanto, tras el fallo absolutorio del Poder Judicial, usuarios en redes sociales exigieron que Indira Huilca devuelva los $250 mil que recibió ilegalmente. Es por ello que, en redes sociales crearon un hashtag #IndiraDevuelveLa Plata. Pero los llamados no solo vendrían por parte de la población sino también de políticos. El congresista de Fuerza Popular, Fernando Rospigliosi tildó el pago a Indira Huilca como “una obra de los caviares de la Corte IDH”, por lo que se sumó al pedido de devolución. “Toda esta trama de responsabilizar al gobierno de Fujimori y al Grupo Colina fue un invento de los caviares para limpiar a Sendero Luminoso de este crimen y para cobrar la indemnización de un cuarto de millón de dólares que recibió Indira Huilca y su familia”, acotó el legislador. Los magistrados encargados del caso argumentaron en su fallo que Pedro Huilca no era un objetivo político de interés para el régimen fujimorista. Agregado a esto, alegaron que los familiares, quienes dicen haber presenciado el asesinato el 18 de diciembre de 1992, no proporcionaron suficiente información para una sentencia condenatoria. Huilca y su familia sabían muy bien que si responsabilizaban a Sendero - como inicialmente sostuvo su viuda - no recibirían un centavo, pero si señalaban al gobierno como el que ordenó el crimen, se presentaban como “victimas” y ahí si cobrarían “contante y sonante” que es lo único que siempre les ha interesado. Pero para su desconsuelo, la verdad, aunque demore, siempre se impone y eso es lo que empieza a ocurrir. Las armas que usaron están desacreditadas. Son muchos los ejemplos. Hagamos referencia apenas a tres: su Comisión de la Verdad, que quisieron imponer como una Biblia, está sepultada; su portal IDL-Reporteros es un enmohecido archivo de infundios y adulteraciones; los informes de sus programas periodísticos son un compendio de falsedades disfrazadas de información. En los meses y años siguientes, la verdad seguirá asomando y el griterío caviar ya no podrá imponer su falsa narrativa de la que han vivido económicamente todo este tiempo. En cuanto a Indira Huilca, no sorprendería que dentro de poco aparezca solicitando una nueva indemnización económica “por daños morales” causado por la sentencia que exculpo tanto a Montesinos como al Grupo Colina,,, Y es que hay cada sinvergüenza en este mundo.

martes, 31 de octubre de 2023

PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN: Complejo arqueológico de Willka Marka (Huancavelica)

Ubicado en la provincia de Angaraes, Región Huancavelica, se encuentra este complejo arqueológico que originalmente fue capital del reino de los Anqaras. Su nombre, Willka Marka - que en lengua nativa significa “lugar sagrado” - deja entrever la importancia que tenia para sus habitantes. En ella se erigió un templo dedicado al Waman (halcón) muy venerado en toda la región andina. Levantada en una colina de unos 400 a 500 metros sostenida por andenes, Willka Marka se desarrolló durante el horizonte medio y su apogeo fue en el horizonte intermedio tardío, cuando los Andes Centrales cayeron bajo el dominio del Imperio Wari (600 – 800 AC.), seguida tras su desaparición, de la confederación Chanca que gobernó la zona entre los años 1000 a 1438, hasta su sangriento final a manos de los Incas que extermino a la población por haberse atrevido a atacar el Cuzco y anexo el territorio a su imperio, repoblándolo con mitimaes procedentes de regiones lejanas, para evitar futuros levantamientos. Por cierto, la venganza de los Incas con los vencidos fue terrible, ya que los despellejaron vivos, haciendo tambores con sus pieles. Vamos, fue un genocidio en toda regla. Los pocos chancas que lograron escapar de la matanza se internaron en lo profundo de la selva amazónica por la actual región de San Martin y dieron origen a los Lamas. Volviendo a nuestro tema de fondo, cabe precisar que la cultura Anqara y otras similares surgidas en la región, guardan unidad entre sí, así lo demuestran los estudios antropológicos y arqueológicos realizados. Igualmente corroboran los restos ceramográficos y patrones arquitecturales. Tras la caída del Imperio Wari, entre los años 1200 y 1470 d.C. los reinos locales o Ayllus conformaron reinos confederados. De estos, Los Chancas se desarrollaron en Huancavelica y los Huancas por el valle del Mantaro. Estos a su vez sojuzgaron a etnias menores con el propósito de defensa entre los que están en Huancavelica (entre varios otros), Los Astos y Los Anccaras, quienes gozaron de cierta libertad para desarrollar sus propias culturas. De esta manera, Huancavelica, Acobamba, Angaráes y la parte Sur Este de Tayacaja conformaron la confederación de los Angaráes; el reino Anccara fue formado por los Asto y los Chacas, estos últimos, ubicados en Acoria. Los primeros dominaban hacia el oeste, lo que hoy es la provincia de Huancavelica, Castrovirreyna y Huaytará. En tato, los segundos ocupaban los valles interandinos que poseen con una gran biodiversidad de plantas nativas, sus parientes silvestres y malezas con una expansión de la conversación ritual entre humanos, deidades y naturaleza al compás del ritmo natural y la vida misma; allí producía el maíz y la papa. Sus fundadores fueron los míticos Uscovilca y Ancovilca, quienes surgieron de la laguna de Choclococha, considerada la “Pacarina” sagrada de esta etnia. Podría ser que la búsqueda de nuevos valles fértiles y más pastizales incentivara su expansionismo siguiendo la dirección del río Pampas. Sus temibles guerreros conquistaron varios señoríos hasta establecer su centro principal en Hatun Andahuaylas (Apurimac).Pero el enfrentamiento con los Incas, significó su ruina. Existían puentes en los valles del Río Ichu en su confluencia con el Mantaro (Hatun Mayu), larga quebrada en la que discurre este y los pequeños valles de Urubamba. Actualmente Willka Marka es poco conocido y sería apropiado realizar estudios más detallados de su pasado así como preservar sus restos arqueológicos para que no caigan en el olvido ¿No os parece?
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