Es indudable que en este país bananero llamado Perú, la descomposición del (des)gobierno vizcarrista es total, con un gabinete que se cae a pedazos envuelto en sonados escándalos y cuyos cuestionados integrantes han hecho todos los “méritos” suficientes para asemejarse a quienes en el colmo del cinismo dicen “combatir” ya que al final son tan corruptos como ellos, empezando por el propio Vizcarra, a pesar de la no existencia de un Congreso fiscalizador, ni tampoco de una oposición que ha quedado descolocada con su ilegal disolución, y como si ello no fuera suficiente, tener a su favor a toda esa prensa venal y vendida (con sus pseudoperiodistas de alquiler) que defiende rabiosamente al régimen golpista, el cual los tiene firmemente controlados por medio de la publicidad estatal, ya que sin ese “generoso” apoyo económico que sale del bolsillo de todos los peruanos, esos medios de comunicación como diarios y canales de televisión oficialistas dejarían de existir. Sin embargo, al ya no tener a nadie a quien culpar de sus fracasos, la incapacidad de este improvisado sujeto - al que por cierto, nadie ha elegido pero que pretende eternizarse en el Poder por más que de boca para afuera diga lo contrario - ha quedado meridianamente demostrada por enésima vez. En efecto, el régimen vizcarrista ha entrado en un franco proceso de putrefacción cual barco que se hunde irreversiblemente en un mar de corrupción, guiado por gente sin rumbo y sin liderazgo, los cuales están completamente supeditados a Odebrecht, quien por lo visto es el que realmente manda en el Perú. Lo que comenzó como un rumor el jueves, en el transcurso del día, fue cobrando la dimensión de un torrente incontrolable: en medio de graves revelaciones que dejo al descubierto su conducta mafiosa, el gabinete de Vizcarra hizo agua de manera tormentosa. Inicialmente todos los jefes de cartera habrían puesto sus cargos a disposición, pero al final solo se fueron cuatro, cuando debieron irse todos, comenzando con el impresentable presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos. El sálvese quien pueda comenzó con la salida de Juan Carlos Liu de Energía y Minas (quien ocultó indebidamente que su empresa hacia consultorías para Odebrecht en el Gasoducto - obra investigada por corrupción - convirtiéndose en juez y parte, lo cual es un grave delito que se paga con cárcel), a la que siguió la fulminante destitución del procurador ad hoc Jorge Ramírez, que en lugar de ser el defensor de los intereses del Estado, de una manera desvergonzada hacia lobbies a favor de la constructora, que al mismo tiempo planeaba demandar al Perú por la paralización de la megaobra desde el 2017. Ambos, al dar sus respectivas versiones de los hechos al estallar el escándalo - entre ellas sus continuas reuniones con representantes de Odebrecht - terminaron señalando a los titulares de otras carteras, incluyendo al propio Zeballos, el cual al ser su cómplice, debería haber sido cesado en el acto. Sin embargo, tras la negativa de Pedro Cateriano de asumir el puesto y ante la ausencia de candidatos, ya que nadie quiere comprometerse con esta banda de corruptos, se decidió que por el momento, conservase el puesto. Si cree que de esta manera Vizcarra ha conjurado el peligro, esta completamente equivocado, porque se sabe que tenia pleno conocimiento de las reuniones secretas de sus ministros con Odebrecht, según propia confesión de Liu, demostrando así que su cacareada “lucha contra la corrupción” es una farsa ya que en realidad los blinda y protege, teniendo a un equipo de jueces y fiscales - así como ONGs y medios de comunicación especialistas en crear “cortinas de humo” - listos para ponerlos a buen recaudo ante cualquier contingencia. Por lo visto, pareciera no importarle que este país se encuentra en una situación cada vez más grave en lo que respecta a la inseguridad ciudadana, salubridad y educación pública, a lo que debemos agregar la nula reconstrucción del desastre causado por la Corriente del Niño 2018, una creciente informalidad y sin la menor duda, la galopante crisis económica que la agobia. Pero de todos ellos, lo más grave es la delincuencia “importada” de Venezuela, donde cientos de miles de esos parásitos llenan las calles de terror, asesinando y robando a toda hora del día de manera especialmente violenta y con total impunidad. Lo peor de todo es que estos indeseables tienen las puertas abiertas de par en par para ingresar por las fronteras sin documento alguno y cometer sus fechorías desde los tiempos de Kuczynski. Según últimas informaciones, ya superan el millón y siguen llegando todos los días como una plaga. Capturados en flagrante delito, no son encarcelados como uno puede suponer, sino simplemente expulsados del país, pero a los pocos días reingresan por la frontera como "asilados" para seguir haciendo de las suyas. Ello al margen del resquebrajamiento de los pilares de la democracia como consecuencia del inconstitucional cierre del Congreso, realizado con el objetivo de pretender entornillarse en el cargoAd calendas graecas, porque esta conciente de que en cuanto lo deje, terminara preso como Fujimori, compartiendo quizás la misma jaula. Su pésima gestión ha demostrado que no le hacia falta un Congreso ‘obstruccionista’ para entrar en una crisis insostenible. Para empeorar las cosas, se dice que en los próximos días saldrán nuevos casos relacionados con sus ministros recientemente nombrados y Odebrecht, así como se conocerá el “Codinome” de Vizcarra, mediante el cual recibía millones de dólares de parte de la empresa brasileña. Recordemos que con CYM Vizcarra fue proveedor de Odebrecht en Conirsa y ha sido socio de Graña y Montero. Gano mucho a costa del Estado ya que como recordareis, por esa época era Presidente regional de Moquegua y posteriormente ministro de Transportes y Comunicaciones. Pero los “negociados” continúan ahora que esta en el gobierno, que lo defiende a toda costa de todo cuestionamiento y encima pagándole $524 millones de dólares para cumplir el acuerdo de colaboración eficaz y permitir que siga brindando información sesgada y a cuentagotas al Ministerio Público. ¿Qué hay de la gran corrupción en megaproyectos? ¿Qué hay de una gran investigación a la constructora? ¿Porque no se juzga a sus directivos y a los del Club de la Construcción cuya culpabilidad esta comprobada? ¿Porque se le trata con guantes de seda a estos ladrones? ¿Que otros secretos tendrá Odebrecht sobre Vizcarra para que lo tengan sometido de esa manera? No cabe duda que este caso ha puesto en jaque al régimen golpista que ya no da para más, porque la corrupción lo ha acorralado tanto a el como a todos sus ministros. Diversos testimonios apuntan a la plena responsabilidad de Vizcarra en esta vergonzosa trama de negociaciones ocultas y encubrimientos para favorecer a la cuestionadísima constructora brasileña con grave perjuicio de los intereses nacionales, lo cual puede ser considerado perfectamente como un acto de Traición a la Patria, por lo cual el y sus secuaces tendrán que responder tarde o temprano ante la justicia, ya que son carne de presidio. Cuanto antes, mejor :)