No cabe duda que las luchas internas por el control del fujimorismo de cara a las próximas elecciones están a la orden del día. Para nadie es un secreto que el hijo menor de Fujimori (Kenji) tras los continuos fracasos de su hermana Keiko al frente del movimiento y su inacción para liberar a su padre -
que cumple una condena de 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad - considera que ha llegado el momento de defender ‘su legado’ y presentarse como candidato en los próximos comicios, desbancando a su hermana y a todos los arribistas que hoy copan la dirección de la organización mafiosa. Para ello tiene el apoyo incondicional del sector duro del fujimorismo -
los llamados ‘albertistas’- que se sienten injustamente postergados por los recién llegados que rodean a su hermana, a quienes se les apoda los ‘keikistas’, los cuales no han dudado en traicionar los ideales del movimiento para satisfacer sus ambiciones personales, mientras que permiten que el anciano ex-dictador languidezca tras las rejas y no muevan un dedo en el Congreso para sacarlo de allí. Esta ‘afrenta’ a su padre por parte de Keiko y sus secuaces
(¿que se podía esperar de quien callo vergonzosamente mientras su propia madre era brutalmente torturada en los sótanos del SIN con descargas eléctricas, usurpando su cargo de Primera Dama?) ha hecho que Kenji haya decidido intervenir activamente en la política. En esa época que ocurrió aquello, era aun un niño, por lo que se le puede disculpar que no haya dicho nada de esas atrocidades ¿pero Keiko? Ella fue cómplice porque lo sabía todo y hoy fiel a su estilo, prefiere que su padre muera en la cárcel para convertirlo hipócritamente en un ‘mártir’ y sacar así réditos políticos. El detonante del enfrentamiento entre los dos hermanos por el control de la organización no viene de ahora como algunos ‘analistas’ quieren dar a entender, sino de varios años atrás.
Como sabéis, tras su contundente derrota ante el nacionalista Ollanta Humala en el 2011, Keiko decidió dar una lavada de cara a la organización mafiosa cambiándole de nombre y ‘expectorando’ a las camisas viejas para hacer creer al electorado que había ‘cambiado’. Entretanto Kenji - quien fue el congresista más votado - estuvo muy ocupado en su propia campaña, como para contradecirla en nombre de un padre que lo prefiere a él. El quinquenio que vino fue, para Keiko, de intenso training y reconstrucción de la organización que paso a llamarse ‘Fuerza Popular’, ya que según decía, tenía que “trascender el apellido Fujimori”, aunque todos sabemos que solo fue un cambio cosmético, ya que en fondo es mas de lo mismo, reivindicando los crímenes de su padre, de quien dijo sentirse ‘orgullosa’. La hipocresía de sus palabras origino el resquebrajamiento de la familia dictatorial, cuando Kenji decidió armar una bancada propia con algunos congresistas fieles al encarcelado ex-dictador como Julio Gagó, Alejandro Aguinaga y Luisa Cuculiza. Aun así, hasta el 2015 Kenji era muy mesurado cuando le preguntaban por Keiko y aclaraba que “nada haría contra su liderazgo”.
La apertura abierta de hostilidades ocurrió en el 2015, cuando Keiko decidió que, ahora sí, tenía que conjurar la resistencia ‘naker’ (no a Keiko). Como parte de esa estrategia, dijo que ‘evaluaría’ a las camisas viejas. Y Kenji manifestó su protesta. Cuando en diciembre del 2015 Keiko anunció el baloteo de 18 congresistas ‘albertistas’, entre ellos Martha Chávez, Aguinaga y Cuculiza, su hermano hizo públicas sus discrepancias. Eso no fue nada. Durante la segunda vuelta, Kenji confesó sus planes presidenciales futuros. pero Keiko salió rápidamente al frente para afirmar que en el 2021 ‘ningún Fujimori iba a postular’ creyendo que iba a ganar el ballottage a Kuczynski, cosa que no ocurrió. A modo de respuesta, su hermano escribió en Twitter: “Si Keiko gana la presidencia, mi decisión es de no postular en el 2021. En el supuesto negado que ella no gane, sí lo haré”.
Con la segunda derrota consecutiva de su hermana, se le abrió las puertas para hacerlo, a pesar de que Keiko no oculta sus intenciones de volver a presentarse. Dispuesto a hacerle frente, Kenji se ha dedicado a viajar por todo el país en una virtual campaña electoral, llevando regalos a sus mítines e incluso ha aprendido hablar quechua para comunicarse mejor con sus ‘futuros’ votantes. Involucrado junto con sus hermanos en las investigaciones fiscales sobre el sorprendente progreso de su empresa Limasa, creada para lavar dinero producto del narcotráfico, Kenji - a diferencia de Keiko, quien hablo de que se trata de ‘una cortina de humo’ para tapar la participación de Kuczynski en el caso Odebrecht - se ha allanado a las investigaciones. La última de sus discrepancias se dio hace algunos días cuando Kenji critico duramente a la bancada ‘keikista’ de no querer investigar el Caso Sodalicio - donde se acusa a Luis Figari de reiterados abusos sexuales contra niños
- algo que le pareció ‘nauseabundo’, acusándolos de querer encubrir al monstruo, quien por cierto goza de la protección de El Vaticano, donde se encuentra en ‘retiro espiritual’ (?). Fuentes confiables al interior de la organización mafiosa señalan además que Fujimori estaría disgustado con su hija porque a pesar de tener el control del Congreso, con el cual puede chantajear fácilmente al gobierno e inclusive vacar a Kuczynski, no hace nada por liberarlo
“¿Qué esta esperando para sacarme de aquí? ¿Quiere que muera en la cárcel?” habría dicho el ex-dictador, desengañado por la actitud de Keiko. La razón de todo es que a ella no le conviene por ningún motivo ver a su padre libre ya que automáticamente tomaría el control del movimiento relegándola a un segundo plano. Lo cierto es que una vez ocurrido aquello, auparía al poder a su engreído Kenji a quien considera su legítimo ‘heredero’ exigiendo a los integrantes de la banda que lo apoyen incondicionalmente. Venga ya ¿algún integrante de la mafia se atrevería a contradecir a su jefe? me pregunto yo. Ese es el kit del asunto de todo este enredo.
Keiko - la que no trabaja al igual que su marido, pero que se da la gran vida gracias a su estrecha relación con el narcotráfico - no quiere dejar de ser la cabecilla de la organización a pesar de sus continuas derrotas electorales que la han convertido en ‘la nueva Lourdes Flores’ de la política. Tiene mucho que perder y nada que ganar si permite que Kenji se convierta finalmente en el candidato del fujimorismo para unas próximas elecciones que están cada vez mas cercanas dado el (des)gobierno actual ya que crece la convicción de que Kuczynski no cumplirá su periodo de cinco años y su caída este mas cercana de lo que parece (con mayor razón ahora que demuestra su total ineptitud frente a los desastres naturales que arrasan el país). Cuando ello suceda, la división de la mafia será un hecho porque de seguro Keiko se lanzaría por su cuenta y allí si que nos vamos a divertir :)