No cabe duda alguna que este conocido refrán le cae a pelo al okupa de Palacio, aquel admirador de terroristas que prefiere ver morir a los peruanos por Coronavirus antes que permitir que el sector privado acude con prontitud a su rescate, anteponiendo sus taras ideológicas y de odio de clase. Venga ya ¿Cómo se puede permitir en el Perú que ese resentido social y la banda de parásitos vizcamorados que lo rodean sigan haciendo y deshaciendo a su antojo? Sucede que el pasado domingo Sagasti se presento en la televisión para anunciar su tenaz oposición a que el sector privado participe en la adquisición de las vacunas, pretendiendo que el Estado - cuyo rotundo fracaso para combatir la pandemia esta a la vista de todos - sea el único que tenga el monopolio. Como sabéis, las vacunas contra el COVID-19, elaboradas por diversos laboratorios del globo, son la herramienta farmacológica que toda la comunidad internacional había estado esperando desde que comenzó la pandemia. Hoy, con millones de dosis distribuyéndose por el mundo, la demanda por estos productos se enfrenta a una oferta aún limitada y casi todos los Estados del mundo están esforzándose por llevarlas a sus países. La razón para el apremio es obvia: si no se consigue inmunizar a un número significativo de ciudadanos, la epidemia continuará devastando vidas y economías. Por el momento la iniciativa la vienen llevando los gobiernos, que negocian la adquisición de inyectables directamente con los laboratorios que los proporcionan. En los últimos días, sin embargo, a propósito de una entrevista a Sagasti en “Cuarto poder”, la discusión sobre la posibilidad de que los privados comercialicen estas sustancias está en boca de muchos. “Lo que no queremos es que el que tiene plata se vacune y el que no la tiene no se vacune, es lo que queremos evitar en primer lugar”, fue lo que dijo en esa oportunidad, dejando traslucir su ideología trasnochada que ha fracasado en el mundo por encima de la vida de los peruanos, y que busca imponer a como de lugar mediante el fraude en las elecciones del 11 de abril. En lugar de reconocer que el Estado es ineficiente, y que tardará más de un año en vacunar a todos, promueve el resentimiento y división, presentando a los que pueden comprar una vacuna, como gente egoísta y desalmada a la que no le interesa que los pobres mueran, evitando mencionar que hasta el más pobre de los pobres pagaría S/. 35 dos veces en su vida con tal de salvar a un padre, un hermano o un hijo. El pensamiento marxista en su máxima expresión, compartido con Verónika Mendoza, la principal enemiga de la importación de vacunas. Ahora se entiende por qué el marxista Zamora no aceptó la donación de oxígeno de Southern durante casi 4 meses, además del interés por importarlo a como diera lugar. ¿Para no perder la comisión? ¿Y así dicen que piensan en el pueblo? Y qué diría Sagasti y los que piensan como él, si el sector privado consiguiera mejores vacunas rápidamente, a mucho menor precio, y se las ofrecieran al Estado? O si los privados ofrecieran comprar y vacunar a millones de personas, sin entorpecer su labor, incluso facilitándosela y aliviando la carga que representa adquirir 60 Millones de dosis? Sagasti y su grupo de criminales seriales - porque eso es lo que son - saben perfectamente que esa es la salida lógica, decente, rápida y humana, pero prefieren ver a gente desesperada detrás de oxígeno, vendiendo hasta lo que no tienen para pagar 5000 Soles por un cilindro para salvar su vida. No se debe caer por ello en la trampa con la que los marxistas quieren que uno tropiece en los últimos días: la idea de que si el privado obtiene vacunas “lo hace solo en perjuicio de las negociaciones que lleva a cabo el propio Estado o despojando de estas a los más pobres”. Nada más falso. Por el momento, es evidente que la capacidad que tienen los particulares para hacerse de estos productos es limitada - por no decir casi imposible - ya que no están a la venta, pero para suponer que una eventual comercialización significaría un escenario en el que los ricos prevalecerían sobre los pobres, antes hay que dar por derrotadas las capacidades dde este (des)gobierno para cumplir con las obligaciones que ya se ha planteado, y que incluyen alcanzar a todos los peruanos posibles con estos medicamentos. Pero dada su innata incapacidad para hacer frente a la pandemia - con unos hospitales colapsados carentes de todo, sin tanques de oxígeno, ni vacunas, ni respiradores, ni camas UCI, ni medicamentos, ni módulos de atención, dejando morir en la calle a miles de infectados - no es necesario ser adivino que ello ocurrirá, por lo que no hay ninguna razón para oponerse a que empresas privadas adquieran sus propias vacunas para suplir las carencias del Estado. De momento se sabe que la vacuna rusa Sputnik V - cuya efectividad para combatir la nueva capa del Coronavirus es del 95% - podrá comercializarse a sectores privados, por lo que su adquisición debe ser inmediata. El precio que uno pague por vacunarse es lo de menos. Lo importante es estar inmunizados con una vacuna realmente efectiva y no con esa basura china que ofrece interesadamente el (des)gobierno del MORADEF y que no sirve para nada. En ese sentido, el Estado Peruano comete un grave error si decide plantear obstáculos para que esto eventualmente se permita y facilite su comercialización. Si en los próximos meses se abre una ventana para que lícitamente los privados consigan vacunas contra el nuevo Coronavirus, esto debería celebrarse. Por un lado, porque aliviaría exponencialmente la carga que el Estado tiene sobre sus hombros y, por otro, porque independientemente de cómo se desarrolle la vacunación, lo importante es que alcance a la brevedad a por lo menos el 70% de la población si se quiere efectivamente derrotar al COVID-19 y no seguir usándola como hasta ahora, como un arma ideológica con claros fines electorales. Quizá lo más importante que debe sustraerse de toda esta discusión es que la política no debería entrar a tallar en un proceso de esta naturaleza, sino el hecho de que la solución al problema que viene golpeando al país andino hace casi un año debe alcanzar a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible, cosa que Sagasti no desea hacerlo. Total, el ya se vacuno, mientras al resto... que se los lleve el demonio. La discusión no puede reducirse a una simple politiquería barata como pretenden aquellos que hoy usurpan el Poder, sino tiene que primar el pragmatismo. Y que eventualmente se den las condiciones para que los privados adquieran, vendan o apliquen las inoculaciones no puede ser visto como algo negativo o algo que tenga que evaluarse con recelo ideológico como de una forma evidentemente suicida, sucede actualmente. Pero para desgracia del Perú, Sagasti y su banda delincuencial tienen otros planes subalternos que nada tienen que ver con las apremiantes necesidades de un país que se debate en la mayor crisis de su historia. En estas circunstancias surge la posibilidad que el empresariado privado importe vacunas y supla la deficiencia del Estado, por lo que hay que ser un miserable para dar la respuesta de ese vil sujeto. Se trata de un tema ideológico. Es la típica malignidad de los comunistas y sus cómplices. Sagasti prefiere ver morir a más peruanos antes que permitir que el sector privado solucione al menos en parte el problema que dada su improvisación es incapaz de solucionar. No cabe duda que el país se encuentra ante una situación totalmente inadmisible. Un Estado incompetente que condena al país a muerte, con ministros vacilantes que ni saben donde están parados y un tipejo como Sagasti que debería ser vacado ya mismo por incapaz e indolente y oportunamente acusado junto con sus secuaces de Crímenes de Lesa Humanidad. El Perú acaba de librarse del rufián Vizcarra, pero ha caído en manos de una izquierda mendaz y homicida a los cuales hay que exterminar... A por ellos :)
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Presente en su escudo nacional, la vicuña (Vicugna vicugna) es un camélido sudamericano, cuya lana es la más fina del mundo. Pariente de la llama, la alpaca y el guanaco, en el Perú está presente en muchos ámbitos, tanto en su cultura, tradiciones e historia. Incluso se han encontrado pinturas rupestres que la representan en tiempos inmemoriales. Se sabe además que con su preciada lana se vestían únicamente los Incas, que castigaban su caza con la pena de muerte. Sin embargo, a mediados del siglo XX, la vicuña se encontraba en serio peligro de extinción. "La protección de la vicuña en el Perú empezó en la década de los 60, cuando se estimaba una población de entre 5.000 y 10.000 ejemplares, como consecuencia de una caza furtiva indiscriminada", explica Hugo Castillo Doloriert, investigador de la Universidad Nacional de San Marcos y del Instituto de Investigación y Desarrollo de Camélidos Sudamericanos (CONOPA). "El último dato oficial de la población de vicuñas en el país es el del cuarto censo nacional, realizado en el 2012, en el que se contabilizaron un total de 208.899 ejemplares", detalla. Según proyecciones, ahora podría haber hasta 450.000 vicuñas en el país, aunque son meras estimaciones. "Para el 2020 se tenía previsto realizar el quinto censo, pero con la pandemia del Coronavirus, ha sido aplazado nuevamente" afirmo Castillo. Lamentablemente, entre los distintos países de la región no existe un sistema compartido para contabilizar la población de este animal protegido. "Por esta razón, en la XXI Reunión Técnica del Convenio de la Vicuña, que iba a realizarse en Ecuador también ha sido postergada, donde el tema central serán las metodologías censales en vicuñas", adelanta. Además, el Congreso Mundial de la Naturaleza, que se iba a celebrar en junio del pasado año en Marsella, también ha sido pospuesto para mediados de este año por la crisis de Coronavirus. En el último, celebrado en Honolulú en el 2016, se hizo hincapié en la prohibición del comercio ilegal de vicuña. La Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN deja así pendiente su análisis sobre la cuestión. Más allá de las cifras, lo que parece fuera de duda es que la recuperación de esta especie ha sido un éxito. Muestra de ello es la primera reserva que se estableció para protegerla. "En 1967 se oficializa la creación de la Reserva Nacional Pampa Galeras a partir de tierras cedidas por la comunidad de Lucanas, en el departamento de Ayacucho, donde habitaban cerca de 800 ejemplares" apunta el especialista. La reserva, que fue rebautizada posteriormente para añadirle el nombre de la periodista y naturalista italiana Bárbara D'Achille - asesinada en el lugar por Sendero Luminoso - cumplió 50 años en el 2017. En el aniversario, el embajador alemán Jörg Ranau fue nombrado guardaparque honorario, junto al entonces presidente del país Pedro Pablo Kuczynski, en una ceremonia en que se reconoció "el apoyo del Gobierno alemán, cuyo proyecto permitió la erradicación de la caza furtiva de esta especie y la capacitación de la población para un adecuado aprovechamiento de este recurso", destacó el propio Ministerio del Ambiente. No son meras palabras, ya que también los especialistas en vicuñas reconocen "el trabajo realizado por la cooperación técnica alemana en la década de los 70, liderados por Rudolff Hormann, con el que se generó mucha información científica que fue la base para el sistema de manejo de la especie", aclara Castillo. La población de vicuñas en el interior de la reserva, según los datos del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), perteneciente al Ministerio del Ambiente, se ha multiplicado por diez. Además, como el propio organismo explica, ha sido también un éxito económico: la comunidad de Lucanas produce 1.300 kg de fibra al año, lo que supone unos ingresos directos de más de 500.000 euros anuales (2 millones de soles) y un beneficio de unos 100 mil euros anuales. El kilo de fibra de vicuña se vende en el mercado internacional a más de 400 euros. Pero no siempre fue así. Dentro de los esfuerzos por preservar la especie, en 1975 fue incluida en el "apéndice I" de la Convención sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), con lo que quedó prohibida la comercialización de su fibra. Fue así durante 20 años, hasta que pasó al "apéndice II", lo que autoriza la venta de la fibra obtenida de ejemplares vivos. Esto hizo que se recuperara la forma tradicional de capturar a las vicuñas que ya usaban los Incas, conocido como chaccu. Y ha acabado creando en la práctica un duopolio en el mercado de la exportación de lana de vicuña con dos grandes empresas, Incalpaca y Landing Michell. Una ley expedida durante la dictadura fujimorista en 1995 dio la propiedad y usufructo de las vicuñas a las propias comunidades, reconociéndolas como responsables de su control y vigilancia. "Esto fue un hecho clave, porque involucró en la conservación de la especie a las comunidades altoandinas, que comparten hábitat con la vicuña", afirmo Castillo. "Comenzaron a organizarse" para gestionar las manadas, continúa, y "conformaron brigadas de guardia comunal destinadas a la protección de las poblaciones de vicuñas"."Actuaron para cambiar la mentalidad de la gente, para que se dieran cuenta de que un animal vivo tiene mucho más valor que uno muerto", explico gráficamente la suiza Christine Losser, fundadora de la marca de alta costura especializada en lanas de lujo Aqvarossa. Una vicuña vive normalmente unos 12 años. Cada vez que se le esquila, lo que se hace cada dos años, se extrae medio kilo de fibra. Por tanto, al cazar al animal por su pelaje se pueden perder hasta dos kilos y medio de lana en futuras capturas. "La gente suele creer que la mejor lana es la de cachemir, pero la de alpaca y, sobre todo, la de vicuña, es mucho más fina y más escasa", agrega. En realidad, técnicamente no se puede hablar de "lana", término reservado comercialmente para la fibra procedente de la oveja. Y, cuando dice "fina", no se refiere únicamente a delicada y de buena calidad, sino también a su grosor. "El hilo se puede hacer grueso también, pero la fibra del pelo en sí es muy fina y su superficie muy lisa, lo que la hace muy suave al tacto. Y si se mira a través del microscopio se ve además que es hueca por dentro, lo que la hace más ligera y ayuda a mantener la temperatura corporal gracias a esa cámara de aire", explica. Añade que otras características son su impermeabilidad al agua y al viento, además de resultar antialérgica. Ella conoció la lana de vicuña durante un intercambio de estudios en el Perú. Al regresar, compró prendas tradicionales para regalar a familiares y amigos, y se preguntó por que en un lugar tan frío como Suiza "esa lana tan fantástica para los cambios de temperatura y tan agradable de llevar no era muy conocida". Entonces ahí vio un nicho de mercado y empezó a trabajar en la conocida firma alemana Hugo Boss con la intención ya desde un principio de montar su propia marca especializada en lanas de lujo. "Mi proyecto era transformar esa lana tan lujosa en un estilo moderno para un cliente que no necesariamente busca los diseños tradicionales", recuerda. Las grandes firmas de alta costura, que arrastraban cierta mala fama, sobre todo en el segmento de las pieles, llevan años apostando por la sostenibilidad y la producción ecológica o sacando líneas más verdes en sus colecciones. En muchas ocasiones, es difícil saber cuándo esto es fruto de una genuina preocupación por las consecuencias sociales y medioambientales del negocio o cuando se trata de una estrategia de mercadeo o de un mero lavado de imagen. Al menos, en el caso de la vicuña, han aportado su granito de arena. Aunque queda mucho por hacer. "Si bien es cierto que la población de vicuñas se ha recuperado, lamentablemente se ha perdido el norte en cuanto a su condición de especie silvestre y al tipo de manejo que le corresponde", lamenta Castillo. Un ejemplo es la modalidad instaurada en 1996 de "semicautiverio", que permite "corrales" de 1.000 hectáreas con mejores condiciones para el control de la caza furtiva y la explotación. Pero olvidan que "otro aspecto de gran importancia es el manejo bajo estándares de bienestar animal" puntualizó :(