Tal como se esperaba, la publicitada “Toma de Lima” anunciada para el jueves 19 de enero por grupos afines a Sendero Luminoso y el MRTA (financiados por el narcotráfico, la minería ilegal y el Foro de Sao Paulo, del cual los caviares querían sacar provecho), fue un rotundo fracaso. En efecto, más allá de los ataques planificados que realizaron contra la policía - y que en su impotencia por no lograr romper el cerco de seguridad montado por las fuerzas del orden, incendiaron un edificio histórico en el centro de la ciudad - ninguna de sus absurdas e irracionales demandas se han visto cumplidas. Veamos cuales eran para comprobarlo: ¿Renuncio Dina Boluarte? No; ¿Cerraron el Congreso? Tampoco; ¿Lograron liberar al delincuente terrorista Pedro Castillo (alias Abimael 2.0)? De ninguna manera; ¿Su Asamblea Constituyente ya es una realidad? Ni soñando. Como podéis notar, nada de ello han conseguido por más que hayan desatado el terror y la violencia en las calles. Entonces ¿Cómo podemos calificar sus demenciales objetivos sin temor a equivocarnos? De un absoluto F-R-A-C-A-S-O, así con mayúsculas para que entiendan esos brutos, que de seguro inventaran mil excusas para no querer reconocerlo como tal. De otro lado, la inescrupulosidad de quienes organizan esas protestas ha quedado en evidencia al traer desde las alturas como ganado a pobre gente iletrada y que ni siquiera saben hablar bien el castellano, para utilizarlos como carne de cañon en las violentas marchas, a pesar que no representan a los 33 millones de peruanos que desean vivir en paz. Lo gracioso de todo es que en los videos en los que se les nuestra embarcándose para llegar a Lima exclamaban a voz en cuello “Ahora sí, guerra civil” (?), cuando en realidad a lo que tienen que declarar la guerra es a las pulgas y piojos que llevan consigo. Por cierto, una vez que por fin han conseguido conocer la “capetal” ya pueden volver a sus lugares de origen, ahora que en estos momentos la policía los está desalojando de la Universidad de San Marcos, que ocupaban ilegalmente. Sería conveniente que los caviares que han salido a protestar por este "atropello" los alojen en sus lujosas casas, pero es sabido que nunca lo harian porque les tienen asco. Por lo menos deberian proporcioarles dinero para su viaje de retorno ya que de seguro ahora que ya no les sirven para sus propósitos, los dejaran abandonados a su suerte. ¿Y esos son sus autoproclamados defensores? Vaya hipocresia. Sin embargo y como podeís suponer, no todas son buenas noticias ya que los terroristas siguieron con lo suyo al dia siguiente mientras el gobierno no reacciona como es su obligación, decretando ya mismo el Estado de Sitio y entregando el control total de la situación a las FF.AA. a quienes por cierto, no se les ha visto hasta el momento a pesar de que se había decretado “que prestarían apoyo a la Policía” y ello no ha sucedido en ningún momento. Vamos ¿de qué ha servido el Estado de Emergencia para Lima si no se restaura el principio de autoridad?. De momento, esta asonada terrorista ha dejado al descubierto una nueva forma de guerra practicada por los enemigos de la Patria. Como sabéis, Sendero Luminoso fue derrotado en la década de los 90 por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, por lo que sus cabecillas entendieron que nunca podrían vencer mediante la “guerra popular” que pregonaba hasta su captura Abimael Guzmán, y por eso cambiaron de estrategia y decidieron realizar la “lucha política”, que incluye la participación en elecciones -a lo que se oponían fanáticamente antes-, y la intervención en todo tipo de asonadas buscando sobre todo, como lo hacían décadas atrás, enfrentamientos violentos con las fuerzas del orden que produzcan muertos y heridos. Es decir, otro tipo de guerra con el mismo propósito, conquistar el poder. Antes se camuflaban en alguna comunidad campesina y emboscaban una patrulla militar o policial para provocar una represión que, aparentemente, les ayudaría a suscitar el odio a los uniformados y engrosar sus filas. Ahora lideran “marchas pacificas” (?) que asaltan aeropuertos, comisarías, minas y centros comerciales, atacan a las fuerzas del orden con armas hechizas, explosivos y objetos contundentes con idéntico objetivo. Y luego responsabilizan a la PNP y las FFAA de las víctimas que ellos provocaron, para generar una destructiva espiral de violencia y -con la complicidad de caviares, religiosos, medios de comunicación-, paralizar al gobierno y las fuerzas del orden. En esa estrategia no están solos. Los herederos del MRTA, la llamada Coordinadora Continental Bolivariana, los seguidores del chavismo, los agentes de la dictadura comunista cubana, agrupados en Perú Libre y otros grupúsculos, coinciden en lo mismo. Ahora se están jugando una carta decisiva impulsando con todas sus fuerzas una suerte de insurrección para derrocar a su ex socia, Dina Boluarte, y pescar a río revuelto. Cuentan con el resuelto patrocinio de muy poderosos grupos delincuenciales con los que se coaligaron para llegar al gobierno mediante el fraude con el analfabeto ese hoy recluido en Barbadillo, como narcotraficantes, mineros ilegales y contrabandistas, sin olvidarnos claro esta del Foro de Sao Paulo mediante el narcopedófilo Evo Morales y los parásitos izquierdistas que (des)gobiernan la región. Como ocurrió en el Perú desde la década de 1980 - y como ha sucedido en todas las épocas y en distintos lugares -, hay grupos que les hacen el juego y eventualmente facilitan que se hagan del poder. Por ejemplo, varios obispos y órdenes religiosas “católicas” los apoyan, fingiendo que se ponen al medio ofreciéndose como “mediadores”, pero en los hechos respaldan a los delincuentes que atacan a las fuerzas del orden y provocan víctimas fatales. Muchos medios de comunicación también los secundan, edulcorando a las turbas violentas a las que definen como “manifestantes”, y defendiendo el vandalismo como “legítimo derecho a la protesta”. Y si alguien tiene dudas, basta ver las imágenes de una gavilla de “estudiantes” de San Marcos que capturaron la residencia universitaria para dar cabida a los terroristas que vinieron a provocar disturbios en Lima. Se parece como una gota de agua a otra, a lo que ocurría en la década de 1980 con las universidades públicas convertidas en centro de adoctrinamientos del terrorismo. Naturalmente, los caviares, que jugaron un papel fundamental para posibilitar que Pedro Castillo y sus secuaces se hicieran ilegalmente con el poder - mediante el fraude montado por la ONPE y el JNE - están siempre listos para utilizar la crisis en función de sus propios intereses y participan activamente en los ataques a las fuerzas del orden, demandando sanciones para los que han hecho lo posible por frenar el vandalismo, a pesar del desempeño vacilante y contradictorio del gobierno. Obviamente, esos sectores que apoyan abierta o encubiertamente la insurgencia comunista y delincuencial, y que creen que podrían beneficiarse del desenlace, no tienen idea de la gravísima amenaza que se cierne sobre el país. Los curas, por ejemplo, deberían estarse mirando en el espejo nicaragüense, con iglesias vandalizadas y sacerdotes torturados y encarcelados. O quizá eso no les importa. En síntesis, la coalición expectorada del gobierno junto al golpista Pedro Castillo, integrada por los herederos de SL y el MRTA, y toda la mezcolanza de partidarios del autodenominado socialismo del siglo XXI, junto con mineros ilegales, narcotraficantes y contrabandistas, quieren asaltar el poder con un nuevo tipo de guerra, diferente, pero con el mismo objetivo, instaurar una sangrienta dictadura comunista, con varios sectores que los apañan y protegen. El problema para enfrentarlos con la firmeza que se requiere es que el débil y precario gobierno de Dina Boluarte quien vacila y retrocede, posibilitando que la crisis se prolongue irresponsablemente. Si bien es cierto, que los infames planes de desestabilización de los terroristas se han visto desbaratados, de seguro insistirán en ello. Si la violencia narcocomunista llegaría en alguna ocasión a lograr sus fines, el Perú seguiría en la terrible senda hacia la dictadura como son hoy Cuba, Nicaragua y Venezuela, por la que avanzan también Bolivia, Chile y Colombia. Por ello la ambigüedad del gobierno ante esta siniestra posibilidad debe ser rechazada sin ambages. Hay que respaldar vigorosamente a las FFAA y PNP para que enfrenten con decisión a los herederos de SL y el MRTA, reestablezcan el orden con mano de hierro al más breve plazo y aseguren la integridad del país,volviéndoles a morder el polvo de la derrota... #NoAlComunismo #TerrorismoNuncaMas
Este miércoles 18 de enero se conmemora el 488 aniversario de la fundación de Lima, y es una magnífica oportunidad para referirnos a la estatua ecuestre dedicada a Francisco Pizarro, la cual desde su inauguración en 1935, ha sido trasladada desde su ubicación original por las autoridades municipales a lo largo de los años, situándola en tres ubicaciones diferentes. Obra del escultor estadounidense Charles Cary Rumsey, muestra a un Pizarro imponente luciendo una armadura y montado a caballo, digna de quien fundó la Ciudad de los Reyes en 1535. En cuanto a Rumsey, este nació en Buffalo, Nueva York, en 1879. Su padre amasó una apreciable fortuna en los negocios de curtiembres y ferrocarriles. En busca de un destino artístico, el joven Rumsey llegó a París en compañía de sus padres en 1893, donde permaneció dos años como aprendiz del prestigioso escultor estadounidense Paul Weyland Bartlett. Se casó con Mary Harriman, hija de un magnate de los ferrocarriles y filántropo, uno de los hombres más poderosos de los EE.UU. Cabe precisar que la vida de Rumsey estuvo envuelta en permanentes riesgos a causa de la práctica de dos actividades deportivas que le apasionaron: los automóviles y los caballos. La fatalidad le llegaría el 21 de setiembre de 1922, cuando murió en un accidente de tráfico. Tras su fallecimiento, su viuda continuó difundiendo la fecunda obra artística de Rumsey, además de mantener su dedicación a las labores de asistencia social en su país. Por cierto, el único conquistador presente en la vasta obra de Rumsey es precisamente Pizarro, cuya escultura realizó y exhibió en varias versiones a partir de 1910. 1.- El Pizarro de la Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, Nueva York (1910): Fue una pieza fundida en 1910 en París, en bronce, con la técnica de la cera perdida, en una sola pieza sin soldadura, por el prestigioso maestro francés Valsuani, fundidor de Renoir, Rodin, Picasso, Gauguin, Dalí y otros. Mide menos de 1.80 metros altura. Donada por el artista y su esposa, actualmente permanece expuesta en el frontis de la Albright-Knox Art Gallery; 2.- El Pizarro de The Panama Pacific International Exposition, San Francisco (1915): En 1915 Rumsey exhibió una gran estatua ecuestre de Pizarro en la Panama Pacific International Exposition de San Francisco, exposición que conmemoraba la apertura del Canal de Panamá. La escultura, de más de 5.70 metros de altura, fue ubicada en el frontis del edificio denominado Tower of Jewels, el más importante de la Exposición, haciendo pareja con la estatua de Hernán Cortés, obra del artista Charles Niehaus; 3.-El Pizarro del Grand Palais, París (1927): El Salón de la Primavera de pintura y escultura abría sus puertas con la presencia de miles de que acudieron a contemplar los más de seis mil trabajos que formaban la muestra. The New York Times aseguraba entonces que “la exposición demuestra nuevamente el continuado liderazgo de Francia en la creación artística”. El periódico hacía notar, sin embargo, que la atención de los visitantes se centraba ostensiblemente en el arte estadounidense debido a la extensa colección retrospectiva de las obras del escultor Charles Cary Rumsey, fallecido hacía cinco años. “Su colosal escultura, Pizarro, está ubicada en el centro de la Sala de la Cúpula, en el Grand Palais. Ésta es la primera vez en 30 años que se usa esta sala” indicaba el comentario. Es notorio, siempre según la misma fuente, que una vez terminada la exposición, la estatua se llevaría de París a Trujillo de Extremadura y hoy se exhibe en la Plaza Mayor de dicha ciudad española; 4.- La estatua de Pizarro de Lima (1935): En 1934 se embarcó en el puerto de Nueva York la efigie ecuestre de Francisco Pizarro. La estatua había sido realizada por Rumsey en 1910, pero fue fundida por E. Gargani, en Brooklyn, Nueva York, con una técnica aparentemente diferente a la usada para la estatua gemela de Trujillo de Extremadura (España) poco antes de su envío, luego de concluidos los arreglos del donativo entre la viuda del escultor y el representante diplomático del Perú en Washington. Se dijo entonces que la estatua medía 6.60 metros de altura y pesaba 5,850 kilogramos. Inaugurada en Lima el 18 de enero de 1935, como parte de las celebraciones conmemorativas del Cuarto Centenario de la fundación española de la ciudad. En su discurso el alcalde Luis Gallo Porras no pudo menos que elevar a Pizarro a la condición de “figura preclara del héroe y del civilizador”. El ministro plenipotenciario español Luis de Avilés y Tiscar pidió respetuosamente las autoridades peruanas que al costado de Pizarro se pusiese una estatua del Inca Garcilaso de la Vega hecha por el escultor Manuel Piqueras Cotolí, que había sido costeada por la colonia española. El embajador de los EE.UU., Fred Morris Dearing, destacó “la obligación inmensa de todos nuestros pueblos hacia la Madre España, gran colonizadora del Nuevo Mundo”. En 1952, siendo alcalde de Lima Luis Dibós Dammert, se efectuó el traslado de la estatua del atrio de la Catedral a la Plaza Pizarro, aledaño a la Plaza Mayor. No están claros los motivos del traslado, aunque se repite con frecuencia que fue una decisión del dictador Manuel Odría. En preparación del inminente traslado, la estatua peregrina de Francisco Pizarro fue bajada de su pedestal, quedando situada a su costado, mientras que el tráfico de tranvías se detenía durante media hora y los transeúntes observaban las grúas y el desmontaje con curiosidad. Luego de permanecer descabalgada más de tres semanas, el 26 de julio la estatua del conquistador fue llevada hasta la Plaza Pizarro, ante la mirada atenta de más de miles de personas que la acompañaron durante hora y media, en lenta procesión. El nuevo emplazamiento fue inaugurado el 28 de julio de 1952. Sin embargo no iba a ser su lugar definitivo. Durante largo tiempo, un demagogo con afán de figuración lideró una campaña que buscaba quitar la estatua de su plaza. En un artículo de 1991 fijaba su ridícula posición, aunque nadie le hizo caso en ese entonces y hubo de pasar varios años más para que ello finalmente sucediera. Sucede que el 26 de abril del 2003, durante la infausta gestión del alcalde Luis Castañeda, al filo de la medianoche y sin consulta previa, la estatua fue retirada sorpresivamente de la plaza. Luego de permanecer almacenada en un depósito municipal, fue instalada el 19 de octubre del 2004 en un extremo casi oculto del nuevo Parque de la Muralla, a orillas de río Rímac. La efigie se ubicó casi al ras del suelo, prescindiendo de su imponente pedestal original, y sin que se sepa donde terminaron las placas laterales de bronce que estaban en ella. Este lugar casi clandestino finalmente es su ubicación actual. ¿La veremos en algún nuevo lugar pronto? Sería conveniente que en un acto de reparación histórica, la estatua del fundador de Lima volviera a su plaza, donde fue reemplazado por una absurda asta de bandera. Si bien el actual alcalde López Aliaga perteneció al mismo partido de Castañeda, esperemos que repare esa injusticia y ordene su retorno... Vuelve Pizarro, Lima te necesita.