En Cajamarca - como en el interior del Perú - el fervor religioso se vive con gran devoción y por ello la Semana Santa no es la excepción. Este fin de semana largo, es propicio para conocer no solo su patrimonio arquitectónico, sino también su riqueza cultural. Sucede que un domingo antes de la Semana Santa, en el centro poblado de Porcón (a 14 km. de Cajamarca), se celebra el tradicional Domingo de Ramos con una particular procesión con el cual se da inicio a las celebraciones de Semana Santa. Es la denominada Fiesta de las Cruces de Porcón, con la representación de la entrada de Jesús a Jerusalén, acompañado de singulares cruces hechas de hojas de palma, adornadas con imágenes religiosas y espejos que cargan los pobladores con mucha fe y devoción, entonando cánticos en quechua y latín. Por el carácter ceremonial y sagrado que encierra, por la fusión de los conocimientos de la cosmovisión andina con los de la religión católica, es importante recalar brevemente en el proceso de confección de las cruces de Porcón. Un “mayordomo de la Cruz” es el encargado de armar y vestir la que le corresponde, seleccionando por ello la madera y los carrizos que conformarán la base central y el armazón donde colocaran, previa ceremonia, la Cruz del Señor de Ramos, profusamente adornada. Por cierto, ninguna Cruz de las cuarenta que se confeccionan es igual a otra, ya que los “mayordomos de las cruces” ponen todo su empeño y creatividad en que estas sean diferentes. Cuenta la historia que, a inicios del siglo pasado, solo había tres cruces en toda la comunidad, y que los porconeros, cuando las vieron, empezaron a hacer las suyas propias. La particularidad de esta tarea era que debían ser diferentes unas de otras. Con el tiempo fueron apareciendo nuevas cruces, consolidándose como un poderoso símbolo de identidad para Porcón. La fiesta de las cruces se convirtió así en una tradición andina y católica que escenifica el ingreso triunfal de Cristo a Jerusalén el domingo de Ramos, acompañado de 40 grandes y pesadas cruces, que los porconeros cargan orgullosamente. La fiesta inicia con la cuaresma del calendario cristiano y, durante 40 días, los devotos realizan una serie de actividades y ritos en los que se mezclan armoniosamente lo católico y lo andino. Como podéis imaginaros, las cruces son el elemento principal de la fiesta. Con un peso aproximado de 80 kilos, son estandartes vestidos con espejos, imágenes con elementos religiosos y muchas flores. Los estandartes son sacados en procesión por los campos de Porcón, en que se reproduce sobre sus superficies el fuerte brillo del sol. Se desconoce el sentido de los espejos que adornan las cruces; sin embargo, hay dos hipótesis sobre su uso. La primera asegura que los espejos sirven para que Dios observe desde el cielo a los devotos cuando las cruces van en procesión por el campo y se reflejan con la luz del sol. La segunda afirma que los espejos simbolizan la gran cantidad de lagunas que existieron en la zona. De esta manera Cristo Ramos, conocido popularmente en la comunidad como el Cristo Campesino, va recorriendo durante la fiesta los campos de Porcón visitando las casas de los agricultores, quienes lo han adoptado como uno de ellos. A Cristo Ramos lo acompañan en procesión los apóstoles (o ‘apostoles’, como suelen llamarse ellos mismos), 12 hombres mayores que han decidido voluntariamente seguir y cuidar al patrón de Porcón en todas sus actividades. Ellos dirigen los rezos que acompañan al Cristo durante los días de celebración, y velan por su seguridad en la procesión del Domingo de Ramos. Ese día, llevan en la cabeza una corona de la cual cuelgan doce ramas de olivo. El acto de cargar las cruces acompañando en procesión a Cristo Ramos, el patrón de la comunidad, es para ellos un acto de liberación por las culpas cometidas, por lo que han convertido esta fiesta en un símbolo de esperanza para la comunidad. Sin embargo, eso no es todo, ya que esta festividad continúa con diferentes actividades religiosas en Cajamarca, donde participan fieles devotos recordando la pasión, muerte y resurrección de Jesús.