El Perú es una caja de sorpresas, llena de historias por doquier pero con un legado arquitectónico al que no se le da la importancia y protección que merecen, permaneciendo abandonadas a su suerte. Ello no solo ocurre en Lima (donde edificios incendiados hace años ubicados en la Plaza 2 de Mayo y Plaza San Martin por ejemplo, siguen sin ser restaurados, así como numerosos templos indígenas convertidos en basurales o letrinas), sino también en cada región del país andino que guardan en su haber una historia, como es el caso de Arequipa, donde se levanta un misterioso y solitario castillo que permanece abandonado desde hace décadas. Nos referimos al Castillo Forga, que se encuentra enclavado en lo alto de un promontorio rocoso, entre la segunda y la tercera playa de la ciudad de Mollendo. Fue construido por encargo del empresario textil arequipeño de ascendencia española José Miguel Forga, entre los años 1908 y 1910 con una arquitectura neogótica, siendo autor del proyecto y ejecutor de la obra el arquitecto arequipeño Gerardo Cornejo Iriarte. Luego de un extenso viaje por Europa e impresionado por la variedad arquitectónica existente en el Viejo Continente, Forga volvió con la idea de construir una enorme casa con características similares en Mollendo. La construcción tiene una estructura es concreto armado con rieles en algunas partes. Un puente de fierro instalado sobre los rieles del tren es el camino de ingreso a este castillo. Desde sus balcones de concreto con estilo ecléctico puede apreciarse la costa arequipeña. Forga mandó a construir el castillo conocido en esa época como “Casa Blanca”, por las apoteósicas fiestas y reuniones que congregaban a la clase más privilegiada de Arequipa. Según crónicas de la región, al castillo llegaron en barco ministros, embajadores y, en una ocasión, las hijas del dictador Augusto B. Leguía, a fin de disfrutar de las lujosas instalaciones frente al mar. Pero a raíz de la crisis mundial de 1929, Forga se declaró en quiebra y dejó de pagar sus impuestos, por lo que el gobierno confiscó la propiedad y procedió a rematarla, llegando así a manos de Leonardo Rodríguez Ballón, arzobispo de Arequipa. Sin embargo, a lo largo de los años, la propiedad ha llegado a tener hasta diez propietarios. En junio del 2015, el Congreso de la República de Perú aprobó la expropiación de este monumento histórico en estado de abandono, para poder ser restaurado. Fue declarado Monumento Histórico de la Nación por la Resolución Ministerial 775-87-ED del Ministerio de Educación con de fecha 9 de noviembre de 1987. De arquitectura ecléctica por las diversas composiciones de estilos que lo definen, como neogótico, cornisas de estilo neoclásico, ornamentos de estilo barroco y el remate de estilo medieval a la usanza del siglo XIII, el Castillo Forga tiene 17 habitaciones en dos niveles y un mirador en la parte alta, un balcón con escalera al segundo nivel de caoba con enchapes, pisos de madera machihembrada y losetas venecianas, con balcones y alamedas externas. Sin embargo, de nada ha valido que sea declarado monumento histórico, porque esta reliquia arquitectónica se sigue cayendo a pedazos, ante la indiferencia de las autoridades que no hacen nada por salvarlo. A pesar de que su acceso está prohibido por su grave estado de deterioro, hay quienes se animan a hacerlo por su cuenta y riesgo. Para acceder a este lugar es necesario en primera instancia subir algunas escaleras, ya que se encuentra sobre un peñasco, y luego recorrer una vivienda que también está abandonada y se desconoce cuál habría sido su uso. Sin embargo, se cree que podría haber servido como un hotel para religiosas en el pasado, ya que se aprecian habitaciones y algunos grabados en las paredes. Luego de atravesar este espacio, finalmente se divisa el castillo que destaca por el color amarillo de su fachada. Al ingresar, lo primero que salta a la vista es la extensa vandalización que ha afectado la estructura, la cual tiene pintas de graffiti en las paredes. También se puede apreciar la gran cantidad de ventanas y espacios que están diseñados para dejar pasar la luz natural del día, así como columnas doradas, cada una decorada y con detalles tallados que se repiten en algunos techos y esquinas. La vista es, por lo menos, espectacular, ya que desde muchos rincones se aprecia directamente el mar arequipeño. Otro detalle que llamó la atención fue la cantidad de rajaduras en las paredes, algunas de gran longitud, lo que da cuenta de que, frente a un sismo, la estructura podría venirse abajo. En algunas paredes se aprecian las huellas de lo que habría sido una escalera de acceso al segundo nivel, hoy totalmente deteriorado, como todo el edificio. Si bien se pensó en restaurarlo -conformando para ello el Patronato Cultural Castillo Forga, integrado por representantes de la Municipalidad de Islay, el Gobierno Regional de Arequipa, la Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa y la empresa Kallpa Generación, “con el único propósito de llevar a cabo la restauración, conservación y mantenimiento del monumento” quienes aunando esfuerzos realizaron gestiones con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y Copesco (Unidad ejecutora del ministerio) para desarrollar un perfil del proyecto “Mejoramiento y Ampliación De Los Servicios Turísticos Públicos Del Castillo Forga, Distrito De Mollendo, Provincia De Islay, Región Arequipa” - todo no ha sido más que un saludo a la bandera, porque debido a que el Ministerio de Economía no les asigna los fondos necesarios para llevarlo a cabo, la situación no ha cambiado en absoluto, por lo que cuando ocurra su desaparición, derramaran algunas lágrimas de cocodrilo y allí quedara todo. Como si no se les conociera a los peruanos...