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sábado, 6 de diciembre de 2025

PERÚ: El guardián silencioso de su estabilidad

El presidente del directorio del Banco Central de Reserva del Perú (BCR), Julio Velarde, está próximo a cumplir 20 años en el cargo y la opinión acerca de su gestión es prácticamente una aclamación unánime. En efecto, el país andino ha mantenido en casi dos décadas un nivel de inflación envidiable para el resto de la región. Ni siquiera durante la epidemia del COVID-19 durante el nefasto régimen del lagarto Martin Vizcarra (hoy condenado por ladrón a 14 años de prisión, y donde mediante sus bonos populistas, regalaba el dinero a diestra y siniestra), la estabilidad monetaria fue un riesgo en el país y eso es mucho decir en comparación incluso con lo que ocurrió en algunos lugares del mundo desarrollado. Como sabéis, Velarde es conocido por mantener en general un perfil bajo, muy adecuado en quien ostenta una responsabilidad como la suya, y en consecuencia no ofrece entrevistas con frecuencia. Esta semana, sin embargo, hizo una excepción con el programa de streaming argentino “La Voz en Vivo”; y, ante las preguntas del panel que lo entrevistó, recordó cuáles han sido los elementos centrales de su éxito. Velarde destacó en dicha entrevista que la estabilidad monetaria peruana de las últimas dos décadas es resultado de la autonomía de la entidad emisora y de políticas fiscales prudentes. “La estabilidad depende de un Banco Central independiente” afirmo. La clave de todo es conocida, pero conviene repetirla a tan poco tiempo de un nuevo proceso electoral que a todas luces tendrá un resultado impredecible: una época en la que la demagogia ramplona de los candidatos por obtener un voto, suele atropellar sin miramientos la lógica económica. Nos referimos a la absoluta independencia de la que debe gozar el ente emisor frente al poder político, un principio que está inequívocamente expresado en la Constitución de 1993. Como recordareis, unos años antes, durante la primera y caótica administración de bufón aprista Alan García, los peruanos aprendieron dolorosamente lo que sucede cuando un banco central sumiso financia el populismo del gobierno de turno. En relación a su entrevista, Velarde analizó el proceso de desdolarización y la evolución de la inflación. Asimismo, recordó que la inflación peruana se mantiene entre las más bajas del mundo, con un registro interanual que apenas superó el 1% en el último año. ¿Cuál es la clave para que, pese a una inestabilidad política tan alta, el Perú haya mantenido estabilidad monetaria y crecimiento económico? “Hay dos aspectos. Uno es la estabilidad, que depende de un Banco Central autónomo e independiente. Y, aunque hubo muchos cambios de ministros de Economía, en general han sido prudentes. La deuda pública del Perú sobre el PBI es la más baja de Sudamérica y más baja que la de Méjico. Tenemos un 32% del producto, que es el nivel más bajo. Y aunque el déficit fiscal ha subido, hay unanimidad entre periodistas y la clase política en criticar ese aumento. Donde sí nos golpeó la inestabilidad es en el crecimiento. En los últimos casi diez años, desde el 2016, el crecimiento es mucho más bajo: antes era del 6%, ahora vemos algo más del 2%. Este año deberíamos estar en 3,3 o 3,4%. No es una mala situación. De hecho, luego de Argentina y Paraguay, creo que vamos a ser el país que más crece” añadió. El año que viene comenzaría su cuarto período de cinco años. Si el presidente de Perú le pidiera continuar, ¿cuál sería su decisión? “Realmente no lo sé. Estaría contento si me voy, pero también si me quedo. Tendría que pensarlo en su momento”. En Argentina ha sido muy oscilante la autonomía del Banco Central respecto del Poder Ejecutivo. ¿Qué rol juega esa autonomía para que el Perú haya logrado la estabilidad económica que hoy muestra? “No es importante solo en el Perú; lo es en todo el mundo. La autonomía es fundamental. El horizonte de los políticos es de corto plazo. Las consecuencias de inflar la economía no se sienten de inmediato: la respuesta después es la inflación. Aislar al Banco Central de presiones políticas es crucial. A la larga, asegura mejores resultados”. Frente a escenarios de inestabilidad, cambios y restricciones externas, ¿cómo evalúa la estrategia del BCR para fortalecer reservas y sostener la confianza en los mercados? “En los últimos 25 años, el sol se ha apreciado casi 5%; mientras que, en los 25 años previos, nuestra moneda se había depreciado 10’000.000%. Es un cambio enorme. Pero no buscamos la estabilidad del tipo de cambio, esa es una consecuencia. Consecuencia de tener una meta de inflación del 2%, similar a EE.UU. El tipo de cambio sube y baja, pero tiende a regresar a niveles no muy distintos respecto del dólar. Hemos conseguido que la inflación esté en la meta del 2% ya desde el 2023. Este año tendremos 1,5%. Está por debajo incluso de EE.UU., Reino Unido, Europa y Japón. Que el tipo de cambio no se deprecie frente al dólar responde en parte a esa inflación baja. Siempre hemos intervenido para evitar volatilidad excesiva, pero no buscamos ni un nivel ni una trayectoria del tipo de cambio” apunto. La experiencia de Perú no fue dolarizar, sino gestionar un bimonetarismo culturalmente arraigado. ¿Cómo fue ese proceso? “Con inflación alta, casi hiperinflación, toda la población prefería los dólares. La economía se había dolarizado de facto para gran parte de los ahorros. La inflación era del 30% mensual. Como ocurrió en Argentina, el sistema bancario se redujo en porcentaje del producto, se licuaron deudas y depósitos. Había que reconstruir el sistema financiero y la gente prefería depositar en dólares. Ahora la población se mueve cada vez más en moneda local”. Usted plantea la baja inflación como clave del éxito peruano. El presidente Milei busca lo mismo y fue revalidado electoralmente. ¿Cuánto demora un proceso de estabilización? “Lo importante es que la inflación baje. En el Perú, el compromiso desde el inicio fue que el Banco Central nunca más financiara al Gobierno. Eso se adoptó en los 90 y se mantiene. Si un Banco Central no financia al Gobierno, la inflación baja a la larga. ¿Cuánto demora? Puede variar, pero baja”. A comienzos de los 2000, Argentina rondaba el 10% de inflación y algunos sectores afirmaban que “un poco de inflación no venía mal”. ¿La meta debe ser llevarla al mínimo posible? “Stan Fischer, expresidente de la Reserva Federal, decía que por debajo del 20% no hay tantos problemas, pero es mucho mejor el 2%. Cuando se encuesta a la población, quiere inflación baja, cerca del 2%. Algo de inflación tiene que existir, porque muchos precios resisten la baja. Para permitir ajustes de precios relativos es preferible un nivel de inflación algo superior a cero. Pero el 2% es razonable” asevero. En la entrevista, Velarde reflexiono también sobre lo que ha costado en materia de crecimiento económico la inestabilidad política que el Perú padece desde la obligada renuncia del conocido lobbysta y Traidor a la Patria, el judío Pedro Pablo Kuczynski a la presidencia - el mismo que abrió las fronteras de par en par a millones de delincuentes venezolanos - en el 2018, para evitar ser vacado por corrupto (desde entonces, seis presidentes se han sucedido en Palacio de Gobierno), a lo que debemos agregar los intentos estatistas del delincuente terrorista Pedro Castillo por querer instaurar una dictadura comunista en el 2021 y tomar por asalto el BCR para robar a manos llenas las Reservas Internacionales, pero fracaso miserablemente en su intento, y termino en la cárcel. Sin embargo, esas circunstancias escapan a la responsabilidad de Velarde, que se mantuvo firme al frente del BCR durante esos tumultuosos periodos. En realidad, el único antídoto del que dispone el Perú ante esa volatilidad política es, precisamente, la permanencia de un profesional tan serio como él al frente del BCR, ante lo que se viene el próximo año. Y solo podemos hacer votos por que decida prolongarla.

martes, 2 de diciembre de 2025

PINTURA CUZQUEÑA. CENTRO Y PERIFERIA: El arte de lo inédito

Esta exposición inaugurada el pasado 27 de noviembre en el Museo de América de Madrid marca un hito: por primera vez se organiza en España una muestra dedicada a la pintura virreinal cuzqueña con fondos casi íntegramente procedentes de colecciones de la península. En efecto, la muestra titulada Pintura Cuzqueña. Centro y Periferia, saca a la luz un conjunto de obras que, durante décadas, han dormido en los depósitos del museo, en iglesias o en colecciones privadas españolas. En medio del debate decolonial que atraviesa los museos de todo el mundo, la muestra propone una lectura que intenta acercarse a eso: presentarlo como un cruce continuo entre memoria indígena, tradición católica, circulación atlántica y una identidad artística que supo afirmarse en el tiempo pese a un gran terremoto y jerarquías coloniales. Francisco Montes, especialista en arte hispanoamericano y comisario de la muestra, apunta que el concepto centro y periferia estructura el recorrido, pero no lo hace desde una mirada jerárquica, sino como mapa horizontal en torno al Cuzco (Perú). “Hemos elegido un concepto que ya se ha utilizado en la historia del arte: centro y periferia, pero no para jerarquizar un lugar respecto a otro, sino para ofrecer una geografía que transite evidentemente desde el Cuzco como núcleo que irradia una serie de influencias que afectan a sus alrededores, tanto a escala regional como trasatlántica”, explica Montes. “Cuzco va a generar sus herramientas y sus recursos para seguir destacando en el plano económico, en el plano ideológico y en el plano artístico”, afirma sobre este arte que alcanzó su periodo de máxima expansión en los siglos XVII y XVIII. Para la exposición, el Museo de América ha reunido unas 60 obras, de las cuales 25 fueron prestadas. Montes, también profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, subraya que hasta ahora las grandes exposiciones de arte virreinal peruano dependían de préstamos traídos desde Perú. A las piezas de la institución se suman los de la Thoma Foundation, en Estados Unidos, considerada una de las mayores reservas de arte virreinal del mundo y que ha cedido siete obras. También han contribuido instituciones como el Archivo General de Indias, la Biblioteca Nacional de España, el Museo del Prado, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Antropología, el Museo de Bellas Artes de Sevilla y el Museo del Greco, además de conventos, parroquias y catedrales andaluzas cuyo patrimonio, en muchos casos poco visible, adquiere aquí una nueva lectura. El comisario insiste en la memoria indígena como clave para comprender la singularidad del Cuzco, antigua capital del imperio inca. Esa identidad, apunta, se expresa también en el arte, en el valor simbólico del textil y en técnicas ornamentales como el uso del pan de oro, recurso técnico y simbólico que identifica al arte cuzqueño. Entre la idea inicial y el montaje final pasó más de un año y medio, comenta el comisario. El proceso de selección de piezas fue largo y estuvo divido entre el trabajo de archivo, consultas bibliográficas, y búsquedas en conventos y colecciones donde algunas obras habían quedado olvidadas. “Dimos con piezas inéditas”, sostiene. La exposición dialogo también con objetos materiales que acompañan a las pinturas: textiles con símbolos andinos, plata labrada con iconografía de aves —figuras esenciales en la cosmovisión andina— y piezas de madera como los queros, vaso ceremonial surandino. Todas las piezas, sostiene, ayudan a replantear nociones como “arte sincrético” o “arte mestizo”, términos que la historiografía actual cuestiona por su rigidez o por las connotaciones jerárquicas que arrastran. Una reproducción del retablo de la Virgen de Copacabana, cuyas réplicas fueron convertidas en souvenirs durante el periodo colonial, aparece en la exposición como un mueble litúrgico de plata en el centro de la exposición. Concentra santos y relieves eucarísticos, como un pequeño teatro devocional. “En esas épocas, las reproducciones del retablo eran llevados o regalados a sus familiares en España”, comenta Montes. El trabajo en plata, recuerda el comisario, no es un simple gesto ornamental: este metal provenía de las minas de Potosí, centro neurálgico de su comercio. Montes sitúa además la evolución de la escuela cuzqueña dentro de su contexto histórico. El terremoto de 1650, que devastó la ciudad, activó una intensa reconstrucción arquitectónica y artística; la llegada posterior del obispo Manuel de Mollinedo y Angulo, con una valiosa colección de pintura europea, impulsó los talleres locales; y la independencia del gremio indígena respecto al gremio español dio fuerza y autonomía a los pintores. Todo ello coincidió con un auge económico en la ruta del Camino Real y generó una producción tan abundante que, ya en el siglo XVIII, comenzó la exportación masiva hacia lugares cercanos, como lo que ahora es Chile o Argentina. La muestra presenta también las relaciones entre modelos europeos y reinterpretaciones locales. Las obras de Francisco de Zurbarán y su taller dialogan con versiones cuzqueñas posteriores, donde los pintores incorporan paisajes boscosos, aves y tejidos minuciosos que definen un lenguaje propio. Los pintores peruanos Basilio de Santa Cruz Puma Callao y Diego Quispe Tito introducen elementos iconográficos y decorativos que distinguen la escuela cuzqueña de otras regiones del virreinato. El gusto por los cobres pintados, la adaptación de grabados flamencos y la persistencia de iconografías como la Virgen de la Leche muestran cómo los artistas locales reinterpretaban modelos globales desde su propio entorno cultural. “Esta exposición quiere revisar y actualizar la pintura cuzqueña en el marco de las nuevas perspectivas historiográficas”, apuntó. Cabe precisar que Pintura Cuzqueña. Centro y Periferia podrá visitarse en el Museo de América hasta abril del próximo año.

sábado, 29 de noviembre de 2025

PERÚ: Sin vergüenza ni moral

Esta semana el país andino ha vuelto a dar la nota, y de la peor manera. En efecto, dos despreciables políticos y rankeados delincuentes - Martin Vizcarra y Pedro Castillo - han sido hallados culpables de los cargos por los cuales habían sido acusados y, con un día de diferencia, han sido condenados por sus delitos a largos años de prisión (y conste que estas sentencias son el inicio de otros juicios que se les vienen más adelante y que se seguro prolongarán sus estadías en la cárcel). El mansaje es claro: Quien comete un crimen debe ser castigado. Lo triste de todo ello es que el nombre del Perú vuelve a estar asociado una vez más a la corrupción generalizada que la consume y que ha dado como consecuencia que en los últimos tiempos, quienes lo hayan gobernado terminen tras las rejas en medio de la ignominia. Comenzando con ese miserable lagarto de Martin Vizcarra, finalmente el Poder Judicial dictó sentencia en el proceso que se le seguía por los sobornos que recibió de dos empresas constructoras cuando era gobernador regional de Moquegua. La acusación sostenía, efectivamente, que Vizcarra cobró un soborno de S/1 millón para conceder la buena pro del proyecto Lomas de Ilo, y otro de S/1,3 para hacer lo propio a propósito del Hospital de Moquegua. El Cuarto Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional ha considerado que las pruebas y testimonios aportados por la fiscalía en cada uno de los casos son consistentes y ha desestimado también los argumentos de la defensa sobre el rol de la Unops en la firma del contrato del proyecto Lomas de Ilo, y sobre una supuesta relación de odio o enemistad entre los directivos de Obrainsa y el acusado. En consecuencia, este ladrón ha sido condenado a una pena privativa de la libertad de 14 años. Se trata, obviamente, de un pronunciamiento en primera instancia que será apelado por sus abogados, pero en honor a la verdad, los elementos acusatorios son bastante consistentes y no le auguran al condenado una suerte distinta en la instancia superior. Durante el curso de la apelación, además, deberá purgar prisión efectiva. Con esto caen por tierra todos sus esfuerzos por presentar el proceso que se le seguía como una persecución política que no llegaría muy lejos. Las primeras revelaciones sobre este caso fueron dadas a conocer en diciembre del 2019 donde se detallaba el pago de coimas a Vizcarra. Luego siguieron otros testimonios que demostraron plenamente su culpabilidad.... Y el desenlace de esta truculenta historia es el fallo leído el miércoles. Vizcarra, como sabéis, tiene otras investigaciones en camino que, en varios casos, le han valido ya inhabilitaciones políticas de parte del Congreso, y que podrán tardar también años en alcanzar un resultado en el ámbito judicial. Pero ya esta sentencia ha hecho que se le caiga la careta. Ninguna de las insignificancias que suele colgar en las redes este vil sujeto podrá distraer a la ciudadanía del hecho incontrovertible de que la justicia lo ha encontrado culpable de corrupción. Una circunstancia que debe llamar a reflexión a quienes todavía lo tienen en alta estima, fundamentalmente porque mandó cerrar un Congreso que deploraban. La descalificación moral que acarrea esta condena es una infección contra la que no podrá vacunarse. Nunca más apropiado el famoso apotegma que suele recitarse en referencia a las demoras de la justicia y la inexorabilidad de su llegada; En cuanto al delincuente terrorista Pedro Castillo, a pocos días de que se cumpla el tercer aniversario del autogolpe de Estado que realizo el 7 de diciembre del 2022 con el objetivo de eternizarse en el Poder e instaurar una dictadura comunista, el Poder Judicial ha sentenciado a sus perpetradores. Lo hizo, por si hacía falta subrayarlo, en un proceso histórico, en el que se respetaron los derechos de los acusados gracias a las garantías que otorga el Estado de derecho, ese mismo Estado de derecho que estos miserables buscaron desmantelar y del que se han venido burlando desde entonces, desacatando las medidas procesales y efectuando maniobras leguleyas para dilatar su accionar. Seguramente, se comentará mucho sobre este fallo en el futuro, pero, por lo pronto, su importancia radica en dos aspectos. El primero es que manda un mensaje poderoso a todos aquellos que en el futuro traten de acceder o tomar el control total del Estado por la fuerza: el Perú castiga a los golpistas. Una lección valiosa viniendo de un país que, a lo largo de su vida republicana, ha sufrido el embate constante de quienes buscaron aniquilar la democracia, casi siempre con impunidad. Para el Poder Judicial, este accionar merece un castigo de 11 años y cinco meses de cárcel, aunque la fiscalía había solicitado una pena de 34 años de prisión. Pero, además, la sentencia recoge los pormenores de lo que ocurrió el día del golpe, dejando en claro que este fue planeado –principalmente– por Castillo, Betssy Chávez y Aníbal Torres, que hubo órdenes para la policía de cerrar el Congreso y arrestar a la entonces fiscal de la Nación, Patricia Benavides, y que, una vez que se dieron cuenta de que no lograrían imponerse, los golpistas trataron de refugiarse en la Embajada de Méjico, fracasando en su intento, siendo capturado Castillo como el vulgar delincuente que es, en plena vía pública, cortando así su aparatosa huida. De manera particular, además, ha quedado evidenciado el papel protagónico que jugó la entonces jefa del Gabinete en el zarpazo, convocando al equipo de TV Perú que transmitió el mensaje y tratando de sacar un decreto supremo para hacerlo efectivo. Todo ello, en suma, retrata el vergonzoso papel que han jugado en los últimos años quienes han tratado de restarle gravedad a lo ocurrido o, peor aún, presentar a los perpetradores como ‘víctimas’, incluyendo algunos ‘partidos’ políticos que buscarán el voto el próximo 12 de abril y, en especial, el Gobierno mejicano de la P. judía Claudia Sheinbaum, que defendió y sigue defendiendo a una gavilla de criminales a los que busca darles impunidad. Ellos serán juzgados por la historia. Pero, por lo pronto, la justicia peruana ya ha dado su veredicto sobre lo ocurrido el 7 de diciembre del 2022: aquello fue un golpe, y quienes lo planificaron, unos golpistas sin atenuantes. Especialistas consultados consideran que el tribunal optó por la figura penal con mayor solidez para evitar un revés en segunda instancia. La penalista Romy Chang afirma que la conspiración se acredita con claridad, el exprocurador Antonio Maldonado destaca que el mensaje a la nación de Castillo constituye un elemento probatorio contundente, y el abogado Carlos Caro destaca que el fallo reafirma que un intento de golpe de Estado debe generar responsabilidad penal, aun cuando no llegue a concretarse. Los tres apuntan a que la sentencia tiene altas probabilidades de ser ratificada. La sala tomó la decisión que menos posibilidades tendrá de revocarse en segunda instancia. Eso implica el delito de conspiración para la rebelión. Este delito no requiere probar el alzamiento en armas. Basta con probar que hubo una conspiración para dar un golpe de Estado, y qué mejor prueba para eso que el video del mensaje a la nación. ¿Qué se ha sacrificado con esto? La pena, porque por el delito de rebelión, que sí exige el alzamiento en armas, es hasta 20 años de cárcel, mientras que por conspiración a la rebelión no hablamos de penas tan altas. Ahora, creo que el Ministerio Público de todas maneras tiene que apelar, no tanto porque sea un revés, sino porque evidentemente Castillo apelará. Si el Ministerio Público no apela, Castillo iría solo a la sala superior a discutir una rebaja de sanción. Por cierto ¿Qué evidencias considera más determinantes en el proceso? Se valoraron una serie de pruebas: mensajes, comunicaciones telefónicas, declaraciones de testigos. Pero creo que lo más contundente fue el video del mensaje a la nación. Con este se revela que Castillo tenía toda la voluntad de generar un golpe de Estado. Otra cosa es que no se haya podido concretar porque nadie le hizo caso. El hecho de que sea un analfabeto mononeuronal no significa que este pobre diablo se vaya a quedar sin sanción penal. Por lo menos en una conspiración, eso claramente calza. Él en el mensaje dice claramente que se disuelve el Congreso, que reorganizará el Ministerio Público. Él cierra todo para acumular el poder, y materializó el comportamiento. ¿Qué posibilidades existen que la sentencia sea confirmada en segunda instancia? Que le revoquen la condena por conspiración está difícil. Mínimamente se confirmará la conspiración. En el mejor de los supuestos para el Ministerio Público, se le condenará por rebelión, pero eso lo veo un poco más difícil porque me parece que los elementos de prueba no dan como para acreditar contundentemente ese delito. La conspiración sí es bastante clara. Además, la sala dijo que los delitos de perturbación a la tranquilidad pública y el abuso de autoridad están contenidos en el acto de conspiración. Y el solo hecho de conspirar implica una perturbación, por lo que confirmarán ese extremo, que los delitos se subsumen. Al respecto, Antonio Maldonado, ex procurador anticorrupción asevero: “El mensaje a la nación fue un elemento probatorio contundente por el cual fue sentenciado”. Las condenas a Vizcarra y Castillo deberían de servir de lección a los peruanos, ya que es el resultado de elegir sin exigir integridad, valores ni principios a quienes aspiran a gobernar el país, por lo que se espera que está situación no se repita en las próximas elecciones, pero viendo la cantidad y “calidad” de candidatos - uno más impresentable que otro - y que solo piensan en robar, dudo que este lamentable escenario no se repita.... ¿No sería lo más conveniente que Jeri alargarse su mandato y se quedase hasta el 2031? Solo digo.

martes, 25 de noviembre de 2025

VIVICUNCA: El secreto de la montaña

El flujo constante de viajeros, tanto internacionales como nacionales, ha convertido a Vinicunca - más conocida como la montaña de siete colores o arcoíris - en uno de los destinos más emblemáticos del Perú. Situada en el distrito de Pitumarca, su cumbre alcanza los 5.200 metros sobre el nivel del mar. El ascenso, que suele tomar entre noventa y ciento veinte minutos, permite contemplar el imponente nevado Ausangate, el pico más alto de Cuzco y uno de los mayores del país, con 6.384 metros de altitud. El atractivo de Vinicunca no solo reside en su impactante cromatismo, sino también en la singular historia geológica que la define. Según la Sociedad Geológica del Perú, la diversidad de colores surge de la acumulación de sedimentos marinos, lacustres y fluviales depositados durante los periodos terciario y cuaternario, lo que significa que este fenómeno natural tiene más de dos millones de años. El movimiento de las placas tectónicas elevó estos sedimentos, transformándolos en cordilleras, mientras que la oxidación de minerales, unida a la humedad y la erosión, generó las franjas multicolores visibles hoy. Cada color de Vinicunca corresponde a una composición mineral precisa. El fucsia y el rosado resultan de una mezcla de arcilla roja, fango y arena; el morado o lavanda se debe a la presencia de arcilla, carbonato de calcio y silicatos; el rojo proviene de argilitas y arcillas; el verde aparece por la riqueza en hierro, magnesio y óxido de cobre; el mostaza o dorado se asocia con limonitas, areniscas calcáreas y minerales sulfurados; el blanco y crema derivan de arena de cuarzo y piedra caliza. Esta paleta, esculpida durante millones de años, convierte a Vinicunca en un fenómeno geológico único. Cabe precisar que el nombre Vinicunca tiene raíces quechuas: “Wini” hace referencia a piedras negras redondeadas y pesadas que abundan en el área, conocidas como wini rumi, mientras que “Kunka” significa cuello, aludiendo a la estrechez del cerro, similar a un paso angosto. Los arrieros y antiguos pobladores del altiplano identificaban la zona como Qolla Ñan, es decir, camino de los Qollas. El acceso a la montaña parte de la ciudad de Cuzco, cruzando Andahuaylillas, Quiquijana y Checacupe. Luego de tres horas en automóvil o bus turístico, se llega a Pitumarca, donde la comunidad de Qheshiuno marca el inicio del sendero. El ascenso a pie dura cerca de una hora hasta una estación de caballos, donde los arrieros locales ofrecen su ayuda. Los caballos llevan a los visitantes hasta cierto punto, desde donde deben continuar a pie hasta la cima. Una vez arriba, un mirador brinda una vista panorámica de 360 grados, dominada por el nevado Ausangate, venerado por los nativos desde tiempos inmemoriales como ‘Apu’ o deidad tutelar. Por cierto, la mejor época para visitar Vinicunca abarca de mayo a octubre, cuando la falta de lluvias permite apreciar el contraste entre la montaña y el cielo azul intenso. Entre noviembre y abril, la temporada de lluvias puede cubrir la superficie multicolor con nieve, dificultando tanto el acceso como la observación del paisaje. Aunque las comunidades indígenas conocen la montaña desde hace generaciones, la fama internacional de Vinicunca es reciente. El retroceso de la nieve, asociado al cambio climático en la Cordillera de los Andes, reveló la vibrante intensidad cromática de la montaña. Así, luego del 2016, la difusión de imágenes en redes sociales permitió que su popularidad creciera exponencialmente. El número de visitantes diarios superó los dos mil en temporada alta. En agosto del 2017, Vinicunca fue incluida entre los cien lugares para visitar antes de morir, según el portal Business Insider. La repercusión mediática de Vinicunca ha trascendido fronteras. La sección de Viajes del diario español La Razón destaca que la montaña compite en atractivo con Machu Picchu y recoge las impresiones de usuarios de redes sociales, asombrados ante las imágenes de Vinicunca: “Son muchos los usuarios de redes sociales que se quedan estupefactos ante las imágenes de Vinicunca, convertida en una alternativa de visita que está compitiendo nada menos que con el aclamado Machu Picchu”, afirmó el medio. Por su parte, eldiario.es, en la sección Viajes & Gastro, señala que en Vinicunca “cada franja cuenta una historia geológica distinta: el rojo proviene de la arcilla ferruginosa, el verde de arcillas ricas en cobre, el blanco de la arenisca y el cuarzo, y el amarillo de los compuestos de azufre. Es una paleta natural tallada por millones de años de transformaciones bajo tierra”, explicó el medio en una nota publicada el pasado 1 de noviembre. Hasta hace menos de una década, Vinicunca apenas figuraba en los mapas turísticos. Desde el 2016, impulsada por redes sociales e influencers de viajes, pasó de recibir unos pocos excursionistas diarios a miles de visitantes en temporada alta. eldiario.es describe la ruta: “El ascenso, que parte desde el distrito de Pitumarca, dura unas dos horas a pie a más de cinco mil metros de altitud. El aire es fino, el sol quema y las temperaturas pueden desplomarse en cuestión de minutos. Aun así, cada jornada llegan centenares de turistas dispuestos a tomarse la codiciada foto con el fondo multicolor”, señaló el reportaje. Ambos medios españoles advierten sobre el reto de equilibrar la creciente atracción turística con la preservación del entorno. Las autoridades peruanas han implementado medidas para regular el acceso y promover actividades sostenibles. Sin embargo, el flujo de visitantes continúa en ascenso. Como podéis suponer, esta popularidad global ha transformado la vida de las comunidades quechuas del entorno. Muchos pobladores han encontrado en el turismo una fuente de ingresos como guías, arrieros o artesanos. Pero el éxito también ha traído consecuencias: erosión en los senderos, residuos acumulados y un entorno natural cada vez más frágil ante el paso constante de excursionistas. El caso de Vinicunca plantea una pregunta urgente: ¿cómo preservar la belleza que atrae sin que el interés la desgaste? Las autoridades peruanas han intentado limitar el acceso y promover prácticas sostenibles, pero el flujo no cesa. Hoy, la montaña de los Siete Colores simboliza tanto el orgullo natural del país andino como los riesgos de un turismo dominado por la imagen antes que por la experiencia.

sábado, 22 de noviembre de 2025

VENEZUELA: Encomendándose al Diablo

El régimen chavista ya vive sus horas de agonía. Mientras la flota estadounidense se agrupa frente a las costas venezolanas listos para entrar en acción y derrocar al dictador Nicolas Maduro, este no tuvo mejor idea que convocar a brujos y santeros al palacio de Miraflores, para realizar rituales de magia negra, donde “invocando a Jesús” y declarándolo “dueño y señor de su país” pretende detener lo inevitable, como es su ignominiosa caída. Como recordareis, el pasado viernes, el presidente estadounidense Donald Trump dijo que “más o menos” había tomado una decisión sobre su plan para Venezuela, pero “no puedo decirte cuál sería”. Con un grupo de ataque de un portaviones nuclear y unos 15.000 militares desplegados en la región, resulta difícil imaginar que la decisión del presidente será retirarse y regresar a casa. Ahora que la guerra podría llegar en cuestión de días - más aun cuando el Cartel de los Soles liderado por Maduro fuera declarado oficialmente como una organización terrorista - vale la pena volver a plantear el caso, y pensar en las formas en que podría salir mal. Vayamos punto por punto. ¿Hay un interés vital de Estados Unidos en juego? Lo hay, y no solo se trata del que el gobierno no deja de mencionar: las drogas. No es que haya muchas dudas de que el régimen está profundamente implicado en el tráfico de drogas, aunque existan dudas sobre si Maduro en realidad dirige un cártel. Un análisis más minucioso del 2022, un informe del grupo de expertos InSight Crime, señala que el “papel principal” del presidente y sus secuaces “consiste en garantizar que el sistema de narcotráfico funcione en beneficio del régimen, ubicando personal corrupto y leal en posiciones políticas y militares estratégicas”. Aparte de ello - claro está - y tal como lo señalamos la semana pasada, son las inmensas reservas de petróleo que posee Venezuela al cual quiere echar mano Trump, tal como lo dice en privado a sus allegados. Pero el otro desafío que representa el régimen de Maduro es que es a la vez importador y exportador de inestabilidad. Importador, porque los estrechos vínculos económicos y estratégicos del régimen con China, Rusia e Irán proporcionan a los enemigos de Estados Unidos un importante punto de apoyo en el continente americano, uno que Teherán podría utilizar para la producción de drones kamikaze. Exportador, porque el catastrófico desgobierno del régimen ha generado un éxodo masivo de refugiados y emigrantes - casi ocho millones hasta ahora - con resultados devastadores en todo el hemisferio. Ambas tendencias continuarán mientras el régimen narcochavista siga en el poder. ¿Existen alternativas viables al conflicto? Las sanciones económicas impuestas al régimen durante el primer mandato de Trump funcionaron más o menos como suelen hacerlo las sanciones económicas: empobreciendo al pueblo y permitiendo que el régimen se fortalezca mediante el control de los bienes cada vez más escasos. El infame gobierno del discapacitado físico y mental Joe Biden buscó la distensión con el régimen suavizando algunas de esas sanciones, solo para reinstaurarlas tras concluir que Maduro había incumplido sus promesas de hacer reformas democráticas. Como sabéis, las elecciones del año pasado, que la oposición ganó con amplia ventaja, fueron robadas. Esto deja dos alternativas plausibles. La primera, sugerida por Maduro, es darle a Estados Unidos “una participación en la vasta riqueza mineral de Venezuela a cambio de, en términos prácticos, permitirle seguir en el poder”. Pero Trump rechazó ese trato casi colonialista y se ha reafirmado en su deseo de realizar una demostración de fuerza para persuadir a Maduro y a sus altos cargos de que huyan del país. De momento, eso tampoco ha ocurrido. Al menos, todavía no. El domingo, Trump dijo que estaba considerando la posibilidad de entablar conversaciones con Maduro, tal vez para hacer más atractiva esta última opción. ¿Hay razones morales para un cambio de régimen? Aparte de Corea del Norte, Cuba y Nicaragua, pocos gobiernos le han causado más miseria a su propio pueblo que el de Venezuela. Hambre, brutalidad política, corrupción, colapso social, violencia endémica, colapso del sistema médico, catástrofes medioambientales: lo único más impactante que la autodestrucción de ese país que solía ser rico es la relativa indiferencia ante la catástrofe, al menos entre los personajes a los que normalmente les gusta angustiarse por los apuros de otras personas. ¿Por qué Greta Thunberg no ha zarpado hacia Caracas con entregas simbólicas de alimentos como pretendió hacerlo en Gaza? Cualquier persona moralmente seria debería querer que esto se termine. La cuestión sería si la intervención estadounidense en Venezuela empeoraría aún más las cosas. ¿Podría convertirse en otro fiasco? La intervención significa guerra, y la guerra significa muerte: incluso el rápido y eficaz derrocamiento del panameño Manuel Noriega en 1989 se cobró las vidas de 26 estadounidenses y varios centenares de panameños. Las fuerzas de Maduro están mejor armadas y podrían oponer una resistencia importante. O podrían retirarse al interior e iniciar una insurgencia, quizá uniéndose a los narcoterroristas que están en Colombia, al otro lado de la frontera. La ley de las consecuencias imprevistas es irrevocable. Pero también hay diferencias importantes entre Venezuela e Irak o Libia. Estas incluyen un líder elegido democráticamente, Edmundo González, que podría gobernar con legitimidad inmediata y amplio apoyo público. Incluyen la clara renuencia de Trump a poner soldados estadounidenses en el terreno durante un periodo prolongado. E incluyen el hecho de que podemos aprender de varios errores pasados, sobre todo prometiendo amnistía inmediata y trabajo a los soldados, policías y funcionarios del régimen actual que no estén implicados en sus crímenes, aunque tras la caída del narcochavismo, ninguno de ellos va a tener la vida asegurada, porque el odio acumulado por décadas se desatara indudablemente contra ellos. El ajuste de cuentas será inevitable. ¿Cuál es el balance de riesgos ante una intervención estadounidense? Las consecuencias imprevistas deben evaluarse frente a los riesgos previsibles de la inacción. Si Trump se retira o realiza ataques limitados contra lugares relacionados con el narcotráfico mientras permite que Maduro sobreviva, el dictador venezolano lo verá, con razón, como una victoria y una reivindicación rotundas. Estados Unidos solo habrá logrado reforzar su determinación de aferrarse al poder en lugar de renunciar a él. Y la vacilación de Trump se interpretará, sobre todo en Moscú y Beijing, como una señal reveladora de debilidad que no hará más que envalentonarlos, al igual que ocurrió con la vergonzosa huida de Joe Biden de Afganistán. ¿Qué hay que hacer? Se le debería dar a Maduro una última oportunidad de tomar un vuelo con lo que pueda llevarse consigo y salir ileso y sin ser perseguido, ya sea a Turquía, a Rusia, a China o a otro país amigo. De no ser así, merece el tratamiento de Noriega: sr capturado y trasladado a los Estados Unidos para ser acusado de múltiples delitos, junto con la destrucción de las defensas aéreas y las capacidades de mando y control de Venezuela, la incautación de sus principales bases militares y órdenes de detención para todos los altos cargos chavistas, que también deben ser castigados, antes de que puedan huir y ponerse a salvo de la justicia. “Si empiezas a tomar Viena, toma Viena”. dijo el bastardo Napoleón a uno de sus generales. Lo mismo va para Caracas. De nada le va a valer a Maduro sus rituales de magia negra para intentar salvarse de su destino, el cual ya está sellado. Se dice que una vez que Trump resuelva el conflicto de Ucrania - al cual ha lanzado un ultimátum que se vence el próximo jueves, para que acepte las condiciones de paz que elaboro con Rusia - se dedicara de lleno a Venezuela. Por lo visto, para el narcochavismo, el tiempo corre en su contra...

martes, 18 de noviembre de 2025

RÚPAC: En las alturas de los Andes

A menos de 150 kilómetros de Lima, en la sierra de Huaral, yacen los restos de impresionantes ciudadelas enclavadas en lo alto de las montañas. Hoy, estos sitios son cada vez más visitados por turistas locales y extranjeros, aunque no muchos conocen sobre la cultura preinca que construyeron esas edificaciones. Se trata de la cultura Atavillos, que se desarrolló independientemente en esta región entre los años 800 d. C. y 1470 d. C., según recoge el arqueólogo Pieter Van Dalen. Esta civilización tiene orígenes altiplánicos y llegó a la sierra de Huaral como parte de la expansión Wari - Tiawanaku. Al decaer este imperio, el antiguo Perú quedo dividido en diversos señoríos, como el Reino de los Atavillos. Más adelante, los incas los incorporaron a su imperio entre 1470 d. C. a 1533 d. C., ya que hay evidencia de que adoptaron matices de la religión y arquitectura cuzqueña. Pero caer el imperio inca conquistado por los españoles, el pueblo atavillo quedó a merced de los nuevos gobernantes. Como os ha mencionado, esta civilización destacó principalmente por sus construcciones en las alturas. De lo que se ha descubierto hasta ahora, son tres los asentamientos más notables del Reino de los Atavillos. 1-RÚPAC: También conocida como Rupak, se encuentra ubicada sobre una colina de la serranía del valle de Huaral sobre los 3.580 m. s. n. m., y es considerada la joya arquitectónica de los atavillos. Se halla dentro de una gran muralla que la circunda, dentro de la cual existen 51 ambientes diferentes, 25 de ellos intactos. Alberga un palacio principal de forma pentagonal denominado Marca Cullpi y elevadas construcciones de piedras rectangulares de hasta 10 metros de alto. Asimismo, se observan construcciones de hasta tres niveles, con entradas pequeñas y sistema de ventilación efectivos, triples cornisas, hornos o chimeneas, almacenes y habitaciones subterráneas, que conservan intactos sus techos hechos de lajas de piedra que impiden la entrada de la luz del sol y las aguas de las lluvias. Sus paredes interiores tienen piedras sobresalientes a manera de colgadores y un color rojizo predominante. La hipótesis predominante indica que el sitio Arqueológico de Rúpac tuvo fines militares y religiosos. Militares por su diseño defensivo y por la estratégica ubicación que permite vigilar grandes zonas, y religiosos porque en la parte superior aún se aprecian vanos que servían para colocar a sus ídolos; 2- CHIPRAC: Situada en las tierras altas de las comunidades campesinas de San Juan de Uchucuánico y Huascoy, a más de 3.500 m. s. n. m., en la margen izquierda del río Chancay, y en las faldas de un contrafuerte que se desprende de un nevado denominado Mango. Es considerada la capital del Reino de los Atavillos. Sus ruinas se extienden en la cima de unas colinas escarpadas, sobre un área de dos kilómetros de largo por 500 metros en su parte más ancha. Las construcciones o cullpis se hallan en buen estado de conservación. Está conformada por edificios hechos de piedra tallada, con argamasa de barro, de dos a tres niveles o pisos, que llegan a medir hasta 10 metros de altura, y son de base rectangular. Los techos son abovedados, sostenidos por lajas de piedra, una técnica destacable es el uso de una piedra madre en el cimiento, lo que permite soportar el peso del edificio. El conjunto arqueológico, defendido por un muro de piedra de dos metros de espesor, tiene pórticos de acceso. Tiene tres tipos de edificios: militar, religioso y comunal. Los mejores edificios corresponden a los dos primeros grupos. El conjunto militar, lo conforman un edificio o palacio de tres pisos (al cual se ingresa por una pequeña entrada abierta en el piso inferior); y dos fortines o pucaras. El conjunto religioso lo conforman un templo con el altar de los sacrificios, chullpas funerarias de base rectangular y circular, y cavernas para enterramientos. Por último, el barrio comunal está conformado por tres sectores claramente diferenciados, entre los cuales se hallan grandes plazas o cusipatas; 3- AÑAY: Considerado un centro ceremonial debido a que dispone un sitio para sacrificios, se encuentra ubicada en las alturas de la Comunidad Campesina de San Pedro de Pallac sobre los 3.181 m.s.n.m. Su construcción fue a base de piedras canteadas unidas con argamasa. En tanto, resalta la calidad arquitectónica en la construcción de la fortaleza con sus 13 vanos de acceso, los cuales tienen la peculiaridad de presentar pórticos de forma trapezoidal con una cimentación y vigas (lajas de piedras de forma alargada que van de forma perpendicular a los muros, con el mismo relleno), en el muro y en la misma portada se visualiza la presencia de hornacinas, al igual que el espacio interior de las portadas con una dimensión que recuerdan a los ingresos trapezoidales usados en la arquitectura imperial incaica. La técnica constructiva que presentan las estructuras, son a partir de piedras canteadas superpuestas verticalmente con argamasa. Asimismo, se encuentra el edificio denominado El Cabildo, conformado por 10 terrazas continuas ascendentes, en los cuales se observan estructuras de planta cuadrangular superpuestas. Frente al primer nivel de las terrazas se ubica la plataforma principal para las ceremonias, compuesto por dos huancas, que son una especie de reloj solar. Los objetos de uso doméstico están representados por las vasijas (ollas, cuencos, platos), batanes, manos de moler, raspadores, cortadores y cuchillos. También se han identificado piruros de cerámica asociados con la textilería. Las puntas líticas y proyectiles eran los principales instrumentos de caza utilizados por los atavillos. Asimismo, se han identificado armas como las preformas de porras y porras circulares, así como proyectiles para ser usados con las huaracas. También se han hallado instrumentos musicales de viento (flautas) hechos de osamenta animal. Los entierros se caracterizan por hallarse en cámaras subterráneas o cámaras secundarias y en los niveles superiores de los kullpis, que eran edificaciones funerarias a modo de mausoleos. De acuerdo con la investigación liderada por Van Dalen (2015), asociados a estos entierros se identificó vasijas del tipo engobe fino, así como objetos suntuarios de metal (cobre, plata y oro): laminas circulares, pinzas, tupus, orejeras, entre otros. A pesar de ello, aun sabemos poco de esa cultura, por lo que se debe ahondar las investigaciones para descifrar su pasado.
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