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sábado, 23 de enero de 2016

ALAN GARCÍA: El rostro del fracaso

Esta semana toca comentar sobre aquel pacto formado entre el APRA y el PPC de cara a las próximas elecciones generales, teniendo como candidato presidencial a Alan García (acompañado de Lourdes Flores) creyendo ilusamente haber encontrado la fórmula ganadora. Sin embargo, hay sumas que restan y esta es una de ellas. En efecto, según últimas encuestas dadas a conocer, se confirma que dicha candidatura no sólo se encuentra en caída libre – ubicándose en un lejano cuarto lugar – sino que también genera el mayor rechazo entre los electores, con un 41% de los encuestados que afirman que nunca votarían por el, según informa DATUM. Al respecto, César Hildebrandt, fiel a su estilo, desnuda esa burda maniobra de la derecha para llevarlo nuevamente a Palacio, que como podéis imaginar, está destinada al fracaso: "La noticia más relevante del Perú tiene que ver con los cambalaches transgénicos: es la fusión APRA-PPC, una alianza estratégica de sobrevivientes que aspiran a no ser barridos por el viento maldito de la extinción. Algo de sus protagonistas me hace recordar a los Buendía aquejados por una cola de cerdo y condenados al torbellino de un dinástico Apocalipsis. Del APRA ya no quedaba nada después de que el doctor García la convirtiera en su casa hacienda. Y del PPC restaba un pucho todavía humeante que Raúl Castro había dejado en algún cenicero del Jockey Club, qué te crees. De modo que el aconchabamiento que comentamos es una ceremonia de sobras, un abrazo geriátrico, un velorio disfrazado de bautizo. Pocas veces la política peruana se ha sincerado tanto como en los últimos días. El señor García - al que la señora Lourdes acusó congresal y documentadamente de ladrón en los años 90 - se ha casado con la señora Lourdes, a quien el señor García consideró, siempre y con desprecio, “la candidata de los ricos” (a la que le birló una elección en mesa). De ese coito convivencial y de pradista aroma debe salir una China Tudela con múltiples furores. Es el fiel retrato de nuestra partidocracia decadente: partidos sin principios, vaciados de todo contenido programático, ofrecen sus servicios al pragmatismo electoral. El asunto es durar todo lo que se pueda (según los cánones del Jurado Nacional de Elecciones), seguir fabricando congresistas, permanecer en el escenario haciendo papeles cada vez más reducidos. Pero durar no es perdurar. Aliarse con el adversario denostado “en aras de la gobernabilidad”, cuando de lo que se trata es de no ser borrados del registro electoral, es un modo bacteriano de entender la vida. Decir que más vale la generosidad que el rencor es la letra de un tango burdelero. Hemos vuelto a 1956, cuando Ramiro Prialé tomó las riendas por delegación y unció el coche del APRA al caballo del Club Nacional. Hemos vuelto a 1963, cuando la coalición de Haya con Odría hizo del APRA una señora de cascos ligeros. Lo increíble es que quienes compiten con el APRA y el PPC - Keiko Fujimori, PPK, Acuña, Guzmán - tampoco han constituido partidos programáticos sino maquinarias propagandísticas. Y en cuanto a nuestra “izquierda”, esta desapareció hace mucho enterrada entre sus propias contradicciones. La política despojada de ideas es un triste oficio. Pero la política donde una sola idea - la de conservar el sistema - adquiere varios rostros y se presenta con envases confusos es sencillamente una farsa. ¿Qué diferencia, en sustancia, a los candidatos que ocupan los primeros lugares de las encuestas? Nada. Absolutamente nada. Todos parecen cortados con la misma tijera. Hasta hoy no salimos de esa castración química que ha reducido el temario de la política peruana a banalidades y nos ha hecho creer que, salvo el mercado, todo es ilusión. Como si el Perú necesitara siempre aferrarse a una sola idea. Como si el Perú temiese el debate, la diversidad, las primicias del pensar distinto. La derrota del pensamiento crítico es el triunfo del conservadurismo inerte, ese que viene de lejos y que ha logrado, con su televisión basura y su hegemonía, aturdirnos. El Perú es quizá el único país de América Latina donde “el fin de la historia” de Fukuyama parece haberse encarnado. Sí, agonizamos en la monotonía: el Estado es malo, lo privado es bueno, el sistema-mundo es sagrado, amén. La Derecha Bruta y Achorada te manda a sus matones si dices lo contrario.Desde ese punto de vista, entonces, el matrimonio entre dos cadáveres políticos como García Pérez y Flores Nano no hace sino consagrar una barraganía ya en ejercicio. En efecto, borrados los programas y exterminados los principios no había nada que impidiera que ambos anunciaran su emparejamiento oficial. Ya eran amantes promiscuos. No hay que ser profeta para prever, sin embargo, la cortedad de este pacto. El bufón de los narcoindultos y la potoaudios estarán arrimados únicamente hasta saltar la valla electoral. Luego, ya se verá qué dicen los poderes fácticos, los mandamases de la CONFIEP, las pantallas y los megáfonos del pensamiento único" puntualiza la nota. No cabe duda que una vez terminada la contienda electoral, cada uno tomará su camino “recuperando su independencia” para ofrecerse cual parásitos que son, a quien gane las elecciones, para seguir viviendo a costa del Estado como siempre lo han hecho en toda su existencia. Menuda hipocresía :(
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