Aunque quizás solo sean de la tercera edad quienes la recuerdan, pero que hace más de 25 años atrás desapareció del dial. Nos estamos refiriendo a "Stereo Lima 100", que se autodefinía como ‘el Color de la Radio’. Quienes tuvieron la suerte de oírla y de seguro lo tienen en mente, incluso sus slogans y los avisos tanto de su programación ("la calidad de nuestro sonido, hace que la música y las palabras suenen cien veces mejor" con el fondo de una melodía de charleston),como de sus acostumbrados auspiciadores, de seguro no van a olvidarla jamás, que tan sólo al sintonizarla los hacía olvidar por completo casi todo el tormentoso dial de la FM (claro, con las honrosas excepciones de Doblenueve, Miraflores y Telestereo) y los transportaba a un verdadero paraíso musical. Aquellos ancianos que aún la tienen en su memoria, recordareis que su programación se basaba mayormente en un muy selecto menú de música instrumental, como por ejemplo, temas de películas clásicas y musicales, muchas de éstas dejadas de lado completamente en la actualidad, y también añejas melodías de swing, soul y blues. Quienes eran contemporáneos de los dinosaurios no pueden olvidarse de sus programas, sea "Carrousel" ("súbase a esta melodía, paséese en las notas viajeras de Carrousel, hasta la una de la tarde", como decía el slogan de inicio) a "Café con Música" o el conocido "Ritmos y Estilos" con Roy Morris. Dentro de su programación, también habían algunos noticieros ("el informativo financiero de esta hora", auspiciado por Peruinvest), y en las noches de sábado había un programa de rock clásico. Pero llegó los finales de 1992 - en plena dictadura fujimorista, tan vulgar y ramplona en todo sentido - y Stereo Lima 100 se fue "para siempre", dando paso con sus nuevos dueños, a esa versión vomitiva llamada simplemente "Stereo 100" que era una completa mazamorra, donde se atrevían a mezclar temas inolvidables de Simon and Garfunkel o Boston con mediocres como Luís Miguel e insulsas baladas de los 80. Como podéis imaginar, este bestial ‘experimento’ destruyó por completo la esencia y el buen estilo que siempre había caracterizado a la emisora. Y si Stereo Lima 100 "murió" como "Stereo 100", se "pudrió" y se "fue al infierno" en forma de la abominable "Ñ", que no es más que lo mismo de siempre. Solamente puros grupos comerciales en castellano de ínfima categoría y repetitivos hasta el cansancio, sin ofrecer ninguna alternativa interesante al oyente radial, que la abandono en masa. Si Richard Ajello (quien fuera su dueño y fundador) hubiese estado con vida en esa época y tuviera que escuchar esta monstruosidad radial que ocupaba el lugar de su emisora, se volvía a morir otra vez, pero del disgusto. Es una lástima que la radio hoy en día sea sólo un completo negocio publicitario y nada más. A los programadores no les importan en absoluto los oyentes. Creen que si les dan basura - como sucede en la televisión de señal abierta - igual la van a consumir. Mientras la mediocridad sea un enorme negocio, adelante. De aquella época antediluviana solo continua Doblenueve, que junto con Filarmonía son las únicas que valen la pena sintonizar en este país de pandereta. Me pregunto ¿Cómo pueden los peruanos tener tan mal gusto? :(