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jueves, 23 de marzo de 2017

SEDAPAL: El agua es vida, no la desperdicies

Muchos estudiosos han llegado a la conclusión de que en el futuro, las guerras no serán por el petróleo sino por el agua, aquel líquido elemento que es vital para la vida, ya que sin ella no podríamos sobrevivir y va a llegar el momento en que su peso valga oro, literalmente. En el caso del Perú existe una abundancia de ella - especialmente en la Cordillera de los Andes - pero se encuentra mal distribuida ya que gran parte termina perdiéndose en el Atlántico luego de cruzar las extensas llanuras amazónicas por medio de caudalosos ríos. Sin embargo, una mínima porción del agua se dirige al Pacifico a través de raquíticos riachuelos que cruzan el agreste desierto peruano, donde paradójicamente se levantan sus ciudades mas importantes como Lima. Traen tan poca agua que ha originado que sus orillas sean invadidas por miles de chabolas sin importarles el peligro al que están expuestos. Esta situación cambia los primeros meses de cada año cuando es temporada de lluvias en la sierra, posibilitando el incremento de su cauce, llegando con fuerza y arrasando con todo a su paso, especialmente con aquellos lugares donde otrora circulaba libremente y que hoy son cada vez más estrechas por la incesante ocupación. Ello origina como podéis imaginar, inundaciones de zonas densamente pobladas que no deberían existir allí, pero como en este país nadie respeta las leyes, hacen lo que les da la gana y luego suceden tragedias como las que se viven en este momento. El problema se incrementa ya que el aumento del caudal de los ríos hace que estos lleguen excesivamente turbios, llenos de lodo y piedras por lo que la empresa de saneamiento de Lima (SEDAPAL) encargada de proporcionar agua a la ciudad, tiene que cerrar sus válvulas en la planta de La Atarjea evitando que ingrese con fuerza y destruya sus instalaciones, originando el racionamiento o el corte de servicio en una ciudad sedienta de agua, mas aun con el excesivo calor que se siente las 24 horas del día. Muchos critican injustamente por ello a SEDAPAL responsabilizándola del hecho, exigiendo su privatización, cuando la culpa de todo la tiene el gobierno que impide que sus cuantiosas ganancias sean utilizadas en la modernización de la empresa, ya que la utiliza como ‘caja chica’ para pagar a la frondosa burocracia estatal. Si la dejan sin un céntimo ¿Cómo va a tener entonces para invertir en nuevos equipos? Y luego sale esa misma gente para decir que es ‘ineficiente’ con la intención de malbaratearla y sacar ganancias con su venta al sector privado, como hizo el ladrón de Fujimori al rematar las compañías públicas de teléfonos y de luz eléctrica (CPT y Electrolima, respectivamente) quedándose con los seis mil millones de dólares que pagaron por ellas, enviándolas al Japón convertidas en barras de oro a través de la valija diplomática. Desde entonces, las tarifas de esas empresas se han ido a las nubes y esperan que suceda lo mismo con el agua. Siempre se ha sabido de las intenciones de Kuczysnki de privatizarla y aprovechando el drama humano que existe en el Perú, de seguro que va a querer insistir en ello, pero no hay que permitírselo. Por el contrario, se debe repotenciar la empresa dotándola de total independencia política y financiera, eliminando la intervención del Estado para que pueda invertir sus cuantiosas ganancias - que las tiene al ser un monopolio - donde lo necesite para ser más eficiente. Sin duda alguna que se trataría de una efectiva solución para todos sus problemas, pero la cuestión es que el gobierno es quien se niega a que se convierta en una realidad. Quieren quebrarla a toda costa, pero no lo conseguirán. Esperemos que con esta experiencia vivida, los peruanos por fin comprendan el valor del agua y no sigan derrochándola irresponsablemente creyendo que nunca se va a acabar. Recuerda: Gota a gota, el agua se agota :)
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