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sábado, 16 de marzo de 2024

PERÚ: Decadencia y caída

Como sabéis en el país andino, en medio del operativo mediático montado por la mafia vizcarrista para intentar salvar a los parásitos caviares de la JNJ de ser expectorados de sus cargos por las graves irregularidades cometidas por sus integrantes, el Congreso - fiel a su retorcido estilo - aprobó de forma arbitraria el retorno del Senado, luego de 32 años de ausencia, tras ser disuelto por el autogolpe de Fujimori el 5 de abril de 1992. En efecto, pese a que un plebiscito ciudadano lo rechazó abrumadoramente con más del 90% en el 2018, los congresistas desoyeron ese mandato ratificando en una segunda votación durante el pasado miércoles la vuelta a las dos cámaras parlamentarias, además de la reelección inmediata. Por lo visto, no quieren soltar la mamadera de ninguna manera. La decisión se da cuando el Poder Legislativo -desacreditado al extremo, registra nulos índices de aprobación entre la ciudadanía. El debate para su retorno no fue muy largo, y la oposición a la medida tampoco fue amplia, ya que estaba en juego su bolsillo para seguir medrando a costa del Estado. La iniciativa fue respaldada por 91 votos a favor contra 28 rechazándola y una abstención, luego de una discusión de cerca de dos horas, pero también repusieron la reelección inmediata, lo cual ocurrirá a partir del 2026, año de las próximas elecciones generales. La cuestionada decisión abre preguntas sobre por qué se llegó a modificar constitucionalmente este tema, pese a que en el 2018 la población se mostró en contra de esta moción tras un referéndum tanto al retorno de las dos cámaras parlamentarias, como de la reelección inmediata de congresistas. La votación del miércoles confirmó la creación de una Cámara del Senado, la que contará con 60 nuevos parlamentarios, en adición a los 130 que componen la de Diputados. En total 190 zánganos que solo piensan en como beneficiarse económicamente, indiferentes a las demandas ciudadanas de un país en crisis total tal como la dejo el delincuente terrorista de Pedro Castillo y que el actual gobierno no hace nada por solucionarlo. Se trató de la segunda sesión parlamentaria que trata este tópico, ya que, según demanda la Carta Magna actual, se debía votar en dos instancias distintas al tratarse de una reforma constitucional. La primera, en noviembre del 2023, ya lo había aprobado con 93 votos positivos, 28 en contra y una abstención. Sin embargo, también se da cuando el Parlamento goza de pésimos índices de aprobación ciudadana. Una encuesta de la firma Datum publicada en febrero de este año señaló que el 86% de los peruanos consultados rechazaba el actual Parlamento. Al respecto, Fernando Tuesta, politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), señaló que no siempre fue así. De hecho, la cámara única se instauró con la llegada de Kenyo Fujimori. “El Perú históricamente tuvo una bicameralidad desde el inicio de la República de 1821, hasta el golpe de Fujimori en 1992. Con la Constitución del 93 se redujo. Antes había 180 diputados y 60 senadores, pero el Perú tenía en aquel momento cerca de 12 millones de electores”. Según el análisis del politólogo, la relación entre población y cargos legislativos se invirtió. “La Cámara única de 130 miembros en realidad representaba a un número muchísimo mayor, 25 millones de electores. Es decir, se duplicó la población en relación con la de 1992, y el Parlamento pasó a ser la mitad”. Por su parte, la parlamentaria Rosselli Amuruz, coautora del malhadado proyecto, señaló que, precisamente, “fortalecer la representación parlamentaria” era uno de los objetivos. “El objeto principal de esta reforma es restituir al Senado y fortalecer nuestra representación parlamentaria. Por muchísimos años hemos contado con un Senado y, por momentos coyunturales, fue el cambio, pero hoy es necesario el retorno de esta doble cámara”, sostuvo, tratando de ser convincente, sin conseguirlo. A su turno, el ‘constitucionalista’ Domingo García Belaúnde añadió que “entre las ventajas de un sistema bicameral se encuentra la mejor representación parlamentaria, es decir, mayor número de legisladores en proporción a los votantes y las regiones. Además, se mejora la calidad de la producción de leyes porque al haber dos cámaras, las leyes ‘exprés’, las que se aprueban sin mayor reflexión, no pasan. Este modelo permite los contrapesos entre cámaras para evitar decisiones apresuradas”... son los mismos desgastados argumentos que ya no engañan a nadie. Por cierto, no se trata de un cambio pequeño. La modificación de 53 artículos de la Constitución forzará un cambio en aspectos como que ahora será el Senado el encargado de aprobar, modificar o rechazar las propuestas que emanen desde diputados, “lo que podría frenar medidas populistas por lo que habrá más tiempo para meditar sobre las mismas” dicen sus defensores; además elegirá a los miembros del Tribunal Constitucional y designará al contralor general que proponga el Ejecutivo, o escogerá al defensor del Pueblo -o lo removerá, en caso de faltas graves-. Otras funciones serán el autorizar o no la salida del mandatario de turno hacia el extranjero y escoger a tres directores del Banco Central de Reserva. Su rol como ente fiscalizador permitirá al órgano del Estado acusar “ante el Senado al Presidente de la República, congresistas, ministros de Estado, magistrados del Tribunal Constitucional, miembros de la Junta Nacional de Justicia, jueces de la Corte Suprema, fiscales supremos, defensor del Pueblo y al contralor general, por infracción de la Constitución y por cualquier delito que cometan en el ejercicio de sus funciones. También podrá interpelar o censurar a ministros de Estado. A primera vista todo ello parece muy bueno, pero lo que no dicen quienes lo apoyan es que los actuales congresistas que dan vergüenza ajena y protagonistas de sonados escándalos de corrupción serán los “nuevos” senadores - donde sin duda alguna se repetirá por las lamentables escenas que se ven en el Congreso - dejando además como “herencia” a sus hijos, parientes y demás aliados políticos, los asientos que ahora ocupan en la que volverá a llamarse Cámara de Diputados... y nada cambiara. Ahora robaran a manos llenas por partida doble con suculentos sueldos que salen del bolsillo de todos los peruanos. No es de extrañar que se muestren exultantes por haberlo conseguido. Nos preguntamos ¿Es conveniente tener un Senado en Perú? Obviamente que no. Y aquí os decimos las razones: 1.- Los senados no son el único, y probablemente tampoco el mejor, medio para lograr representatividad. No es de extrañar que dos de las principales y más fuertes democracias en el mundo (Suecia y Dinamarca) se deshicieran de sus segundas cámaras. Ambos han intentado lograr lo mismo mediante otros medios. Esos “otros medios” en el Perú pueden significar tener un Congreso con comisiones o dos grupos al interior (pleno y comisión permanente); líderes regionales con influencia nacional; y, la posibilidad de la minoría en el Congreso de recurrir al Tribunal Constitucional, a fin de derogar una norma inconstitucional; 2.- Los senados son costosos, no solo en términos monetarios, sino en relación a las trabas que pueden representar para el proceso normativo. Si mañana es necesario dictar una legislación para resolver un problema social urgente, un Congreso con dos cámaras puede ser muy lento para solucionar el problema. Esto es especialmente grave en un país donde el Ejecutivo requiera ser controlado y donde este mismo Ejecutivo tenga la posibilidad de dictar legislación rápidamente (decretos de urgencia) o pueda recibir facultades legislativas del Congreso o incluso pueda regular a través de decretos. Un Congreso lento delegaría casi completamente las atribuciones legislativas en un ejecutivo así; 3.- Tengo la impresión de que muchos añoraban un senado por las razones equivocadas, aparte de lo económico, claro está. Piensan en una cámara “con grandes políticos, oradores, señorones cultos, que regresarán la decencia a la política peruana”. Esto no solo es ilusorio, ya que como señale líneas arriba, quienes van a entrar al Senado van a ser los mismos desharrapados que ahora se dicen congresistas, todos impresentables e indefendibles en grado sumo que solo les interesa el dinero, y que encima les roban el sueldo a sus empleados. A que son de lo peor. Finalmente, si nos basamos en la realidad, lo que existe es un país controlado por grupos ligados al narcoterrorismo que ya (des)gobernaron el Perú durante el régimen filosenderista de Pedro Castillo, y si bien este vil sujeto termino en la cárcel por corrupto, golpista y ladrón, sus secuaces siguen libres. Intentando desestabilizar al gobierno. A ello podemos agregar la delincuencia venezolana “importada” por Kuczynski y que se ha salido de control. Esto no va a mejorar, ni va a cambiar, gracias a un Senado. Por el contrario, le están dando argumentos a ese loco de Antauro Humala para que gane las elecciones en primera vuelta y los eche a patadas y balazos del Congreso, terminando todos en una pila de cadáveres ante el aplauso de la multitud. Ustedes mismos se lo están buscando... Va a ser una gozada ver aquello.
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