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sábado, 11 de octubre de 2025

PERÚ: ¿Un nuevo comienzo o un salto al vacío?

Traicionada por los mismos sectores que la auparon al poder un 7 de diciembre del 2022, como consecuencia de la ignominiosa caída del régimen filosenderista del delincuente terrorista Pedro Castillo (hoy en la cárcel por golpista y ladrón), la señora Dina Boluarte fue vacada por el Congreso la madrugada de este viernes y reemplazada por el Pdte. del Congreso José Jerí Ore, cuyo breve mandato de 9 meses, quizá sea más corto de lo que cree, ya que sectores de la izquierda terrorista y los parásitos caviares ya han anunciado una serie de violentas protestas para provocar su salida, intentando reeditar lo sucedido con Manuel Merino, quien como recordareis, sucedió al lagarto Martin Vizcarra, pero no duro ni una semana en el cargo, renunciando cobardemente tras la muerte de dos terroristas durante la asonada senderista que se originó en aquel entonces, siendo reemplazado por el conocido admirador de terroristas Francisco Sagasti, el cual se encargó de digitar las elecciones que posibilito mediante el fraude, el “triunfo” del analfabeto Pedro Castillo, aquel oscuro individuo de limitado lenguaje y nula inteligencia que cogobernó abiertamente de la mano con Sendero Luminoso. Hoy se pretende reeditar aquel oscuro escenario, arrastrando al país andino a un periodo de incertidumbre total sobre su futuro a pocos meses de las elecciones generales programadas para abril del 2026. Y todo por el cálculo político de aquellos sectores irresponsables que vacaron a Boluarte, quienes ilusamente creen que así van a ganar votos cuando muchos los ven como quienes la sostuvieron en el Poder - blindándola de todos los ataques orquestados de la prensa basura - y hoy Jerí es visto solo la continuación de aquello, por lo que su mantenimiento en el cargo se ve incierto. Estamos asistiendo así, al suicidio de un país. Como sabéis, el Congreso del Perú aprobó la madrugada de este viernes una moción de vacancia contra la presidenta Dina Boluarte por “permanente incapacidad moral” en medio de una ola de inseguridad que azota el país andino. El Pleno del Congreso decidió proceder con la vacancia tras aprobar, con 122 votos a favor, las cuatro mociones presentadas por distintos partidos políticos. Por cierto, Boluarte se negó a asistir al Congreso, luego de que su abogado Juan Carlos Portugal, cuestionara el proceso parlamentario, alegando que el plazo de preparación de la defensa no cumple con las exigencias mínimas y esenciales. "Cincuenta minutos entre la notificación y la hora de audiencia, es, en paridad, sencillamente violatorio a cualquier procedimiento", escribió en su cuenta de X. Entretanto, Jerí, se dirigió al país tras asumir el cargo presidencial. "Pueblo peruano, hoy asumo con humildad la Presidencia de la República por sucesión constitucional para instalar y dirigir un gobierno de transición, de empatía y de reconciliación nacional de amplia base", fueron las primeras palabras de quien se espera que permanezca al frente del país hasta el 26 de julio del 2026. En ese sentido llamó a construir juntos una serie de acuerdos mínimos, “en medio de la crisis política constante que atraviesa el país, con Gobiernos que no terminan su mandato, instituciones debilitadas y una ciudadanía cansada, todo ello en medio de una aguda ola de criminalidad. Tenemos que tomar acciones inmediatas. El mal que nos aqueja en este momento es la inseguridad ciudadana, las bandas criminales, las organizaciones criminales. Ellos son el día de hoy nuestros enemigos y como enemigos debemos declarar la guerra a la delincuencia”, expresó, llamando a las instituciones del Estado a comprometerse con la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para ganar esa batalla. Finalmente, se comprometió a "garantizar con transparencia la legalidad y la neutralidad del proceso electoral" que habrá de conducir a la elección de un próximo gobierno constitucional. Con apenas 38 años y un historial cargado de denuncias, Jerí asumió la presidencia de la República tras la vacancia de Boluarte, pero su permanencia está en entredicho. Su carrera ha sido tan vertiginosa como polémica: ingresó al Congreso de manera accesoria, se convirtió en titular de la Comisión de Presupuesto, fue elegido presidente del Legislativo en julio pasado, y hoy aterriza en Palacio de Gobierno con un prontuario de denuncias, acusaciones archivadas y controversias que lo persiguen desde antes de llegar al poder. Nacido en Lima el 13 de noviembre de 1986, Jerí se formó en la Universidad Nacional Federico Villarreal y en la Inca Garcilaso de la Vega, donde estudió Derecho. Desde los años universitarios militó en Somos Perú, el partido fundado por el fallecido alcalde Alberto Andrade, en el que ocupó cargos de dirigencia juvenil. Su salto político vino de la mano de la casualidad institucional: asumió la curul en reemplazo del inhabilitado lagarto Martín Vizcarra, quien no pudo jurar como congresista en el 2021. Desde entonces, Jerí intentó construir un perfil moderado, pero su gestión pronto quedó marcada por los excesos de la política de transacción. Como presidente de la Comisión de Presupuesto (2023-2024), Jerí cultivó relaciones con alcaldes, gobernadores y empresarios del rubro de obras públicas, redes que - según fuentes parlamentarias - le permitieron tejer el bloque que lo catapultó a la presidencia del Congreso el 26 de julio del 2025 con 79 votos y apoyo transversal de bancadas de derecha y centro. Ese consenso, que se explicaba más por conveniencia que por ideología, lo convirtió en el hombre de los acuerdos prácticos en un Parlamento fragmentado. Pero el nuevo presidente no llega libre de controversias. En enero del 2025 fue denunciado por una mujer que lo acusó de violación sexual tras una reunión de Año Nuevo en Canta. El caso derivó en medidas de protección judicial, y un informe psicológico que hablaba de “impulsividad y conducta sexual patológica”. Jerí negó los cargos y los calificó de “maniobra política”. En agosto del 2025, la Fiscalía Suprema archivó la investigación, pero el episodio dejó una marca imborrable que ya está siendo utilizado por sus enemigos. Durante su paso por Presupuesto, una empresaria lo señaló además por presuntos cobros irregulares - una soborno de 150 mil soles - para favorecer proyectos regionales. La denuncia nunca prosperó judicialmente, pero la bancada Alianza para el Progreso (APP) exigió explicaciones y pidió levantar su secreto bancario. Como podéis imaginar, Jerí negó los hechos y los atribuyó a “una operación mediática”, aunque el episodio fortaleció su fama de operador tras las sombras. También enfrenta una investigación por desobediencia a la autoridad por presunto incumplimiento de medidas judiciales derivadas del caso civil de Canta. Pese a ello, sus aliados del Congreso lo blindaron, argumentando que “ninguna de las causas había concluido con condena”. Hace pocas horas, un semanario local dio cuenta de un sospechoso y millonario cambio en la contratación de los seguros médicos para trabajadores del Congreso. Esa historia que lo involucra recién empieza. En el hemiciclo, Jerí se ha caracterizado por un discurso formalmente institucionalista, pero de fondo transaccional. Su elección como presidente del Congreso fue posible gracias al voto conjunto de Fuerza Popular, APP, Acción Popular, Avanza País, Perú Libre y Somos Perú, una coalición impensable en otro contexto. Esa transversalidad pragmática lo convirtió en el vehículo perfecto de las bancadas que hoy controlan el Parlamento y que prefieren un presidente manejable a uno confrontacional. Si algo une a los últimos jefes de Estado del Perú es la falta de legitimidad de origen. Jerí asume con ese mismo lastre, agravado por sus antecedentes judiciales y la percepción pública de que el Parlamento ha cerrado filas para controlar el Ejecutivo. Su primera tarea será formar un gabinete que ofrezca estabilidad y continuidad institucional, pero las bancadas que lo llevaron al poder ya preparan su cuota, tal como hicieron con Boluarte, quien, sin partido propio, se sometió a los caprichos de sus “socios” quienes la utilizaron cuanto quisieron y luego la desecharon cuando ya no les servía y era un lastre para sus aspiraciones electorales del próximo año, (si es que aun los tienen). En cuanto a Jerí, fuentes del Congreso anticipan que su gabinete podría mantener el tono conservador de Boluarte, con figuras provenientes de APP y Fuerza Popular en carteras clave como Economía e Interior. Por cierto. con la llegada de Jerí a Palacio, el Perú suma su octavo presidente en menos de una década. De esta manera, el país se encamina a un nuevo interregno, gobernado por un Congreso que devora a sus propios aliados, y encabezado por un mandatario cuyo principal activo no es el respaldo popular, sino la aritmética parlamentaria. A sus 38 años, Jerí encarna la paradoja de la política peruana: un presidente sin votos, sin partido sólido y con causas pendientes, llamado a encabezar un gobierno transitorio que podría durar menos de un año. Su destino dependerá menos de su discurso que de su capacidad para sobrevivir a los mismos que lo pusieron ahí, y que tal como hicieron con Boluarte, no dudaran en deshacerse de el para “desmarcarse” del Gobierno y aparentar ser “opositores” a medida que se acerque el día de las elecciones para que no los salpique su desgaste. Una tarea algo imposible (Por lo visto, a la mafia caviar no le ha gustado para nada que Jerí sea el nuevo Presidente del país, y especialmente porque su némesis y enemigo jurado Fernando Rospigliosi – conocido por promover y lograr la aprobación de leyes de amnistía a favor de los integrantes de las FFAA y la PNP que lucharon contra el terrorismo homicida en la década de los 90 - sea ahora quien está al frente del Congreso, por lo que, fuera si, ya anuncian una asonada terrorista este 15 de octubre .... Pobres diablos ¿a qué no querían que se vaya Dina? así sucedió, pero lo que no esperaban es tener al fujimorista bien metido adentro. Sigan llorando malditos, vomitando bilis y votando espuma por la boca, que su derrota ha sido total)
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