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sábado, 26 de agosto de 2023

ARGENTINA: Promesas por cumplir

Seguimos en Buenos Aires y como podéis imaginar, continuaremos analizando el fenómeno Milei - la nueva sorpresa de la política argentina convertido en un firme candidato a la Presidencia en octubre del 2023, momento en el que espera recuperar la bonanza que tenía el país, siguiendo el viejo lema de Donald Trump en su carrera presidencial y hacer a Argentina grande otra vez - cuyo inesperado triunfo en las elecciones primarias del domingo 13 de agosto ha sorprendido a muchos analistas, quienes si bien esperaban que la terrible situación económica que vive la Argentina hundida en la pobreza y la más absoluta desesperanza le iba a pasar factura al oficialismo, como efectivamente ocurrió, nadie previó sin embargo el inesperado avance de un candidato ultraconservador con propuestas sumamente radicales - como convertir al dólar estadounidense en la moneda nacional en sustitución del peso, así como ‘desaparecer’ completamente el Estado, dejándolo absolutamente todo en manos de la iniciativa privada - lo cual personalmente me parece un despropósito absoluto. Simpatizo con algunas de las ideas del señor Milei, aunque con otras no. Sin embargo, me parece que varias de sus propuestas no se materializaran, y no necesariamente porque sean irrealizables, sino porque de seguro no va tener apoyo en el Congreso para que salgan adelante. A ello debemos agregar que los peronistas quienes ya se saben derrotados, han anunciado que serán una feroz oposición en las calles. Es muy fácil prometer en campaña, pero a la hora de tener que cumplir sus promesas, la realidad es muy distinta y luego vendrá el desengaño. Hay quienes afirman que su anuncio de dolarizar la economía es algo realmente “novedoso e innovador”, pero ello no es así, ya que otros países de la región lo han hecho anteriormente. Si bien Ecuador (y también se podría decir que Panamá) utilizan actualmente el dólar como moneda oficial, sus economías son pequeñas y no se pueden comparar en modo alguno con la argentina, que a pesar de todos sus problemas, junto con la del Brasil son las mayores de América Latina, por lo que no se podría prever el impacto que tendría semejante medida, que algunos economistas califican incluso de “peligrosa”. En cuanto a la idea de “liquidar“ el Estado privatizándolo todo, es altamente improbable que ello suceda en el corto o mediano plazo inclusive, ya que su presencia en el país históricamente es inmensa y se encuentra en todos los ámbitos de la vida de los argentinos, por lo que pretender deshacerse de ese molesto legado de un día para otro - por más pesado e inútil que sea - no le va a ser fácil, con mayor razón cuando todo indica, repetimos, que los ‘libertarios’ no van a tener el control del Congreso para que avale sus decisiones. Así y todo, es inobjetable que el sorpresivo triunfo del candidato de la antipolitica está conduciendo a la Argentina a un escenario político imprevisible. Desde hace tiempo y como consecuencia del desastre que representa el kirchnerismo, ya se percibía que el país giraría al otro lado del péndulo y el resultado de los comicios no hizo más que confirmar aquel diagnóstico. En efecto, la coalición peronista ha sufrido una histórica derrota quedando en tercer lugar detrás de la coalición conservadora Juntos por el Cambio y por delante de ellos, el candidato ‘libertario’. Por cierto, la carrera política de este economista ha sido vertiginosa ya que en prácticamente cinco años logró plasmar en votos lo que hasta el momento eran asiduas intervenciones televisivas con buenas mediciones de rating. Lo hizo sin una estructura partidaria y soportando también operaciones políticas en su contra cuando su predicamento entre los votantes empezó a ser un riesgo para los candidatos del establishment. Ahora bien, la pregunta que naturalmente surge es por qué frente a un desastroso Gobierno peronista se eligió a Milei y no a Juntos por el Cambio que ya había gobernado la Argentina entre 2015 y 2019 con Mauricio Macri a la cabeza. Y la respuesta está en que más allá de que Milei pueda hablar de la escuela austriaca, o se introduzca en debates sobre sus teorías ‘libertarias’, la prohibición del aborto, la libertad de portar armas o la venta de órganos: su diferencia es su virulento discurso. Milei promete además bajar impuestos a los empresarios, cerrar ministerios y prender fuego (sic) al Banco Central en tanto presunto origen de la inflación en Argentina, pero lo que más ha cautivado a la ciudadanía es la indignación contra lo que él llama la “casta política”. Esa indignación irreverente ha interpelado sobre todo a la juventud que es testigo de un país cuya economía no crece desde hace años y va en línea con esta rebeldía de derecha que ha surgido en diversos países frente a una izquierda fracasada cuyos (des)gobiernos insisten en decirnos qué leer, qué comer, cómo hablar y cómo pensar. De esta forma, si 15 años atrás la juventud argentina se creyó el cuento del discurso demagógico de Cristina Fernández de Kirchner, la retórica incendiaria de Milei propone salir a luchar contra el Estado paternalista hasta hacerlo desaparecer, que tras casi 80 años de feroz intervencionismo, ha terminado por hundir la economía argentina, otrora una de las más ricas del mundo. Para quien no conozca el sistema electoral argentino, Milei ha ganado una instancia que en la práctica funciona como una especie de gran interna abierta donde los ciudadanos solo eligen qué candidatos representarán a cada espacio político. Esto significa que el próximo mes de octubre llegará la primera vuelta electoral que puede definir al presidente en caso de que alguno de los candidatos obtenga el 45% de los votos o, en su defecto, el 40% pero aventajando por más de 10% a su inmediato competidor. En las elecciones realizadas, Milei obtuvo 30%, la coalición conservadora Juntos por el Cambio que lleva como candidata a Patricia Bullrich, alcanzó el 28%, y el kirchnerismo peronista de Sergio Massa quedó en tercer lugar con el 27%. Es prematuro para hacer conjeturas de cara a octubre, pero no nos sorprendería que Milei pueda ganar en primera vuelta ya que tiene la confianza en lograrlo, pero si ello no ocurre, es probable que todo se resuelva en noviembre, en un ballotage entre él y la Sra. Bullrich o en el peor de los casos, con el impresentable Massa, candidato oficialista y directo responsable como ministro de Economía, del desastre que vive el país. Si ese fuese la situación, estaríamos frente a un escenario abierto ya que es de esperar que, como sucediera en Francia con Marine Le Pen, o incluso algunas semanas atrás en España con Santiago Abascal, por el temor generado por sus ideas consideradas extremas, la candidata de la coalición conservadora acabe recibiendo el apoyo de sectores moderados, incluso del propio oficialismo para evitar el triunfo de Milei. Pero si es Massa quien logra pasar a segunda vuelta, todo sería distinto, ya que los votantes de Juntos por el Cambio (así no quieran los dirigentes de esa coalición), elegirían al candidato ‘libertario’ indudablemente, con mayor razón para ver a esa ladrona de Cristina Kirchner en la cárcel. Con 140% de inflación anual, míseros salarios que se acercan a los de Venezuela, más de la mitad de los niños en condición de pobreza, un déficit fiscal crónico, saqueos en los comercios y una deuda impagable que deja como ‘herencia’ el kirchnerismo, la Argentina de las crisis eternas se enfrenta a un escenario inédito. Recientemente, en una entrevista televisiva le preguntaron que si ganaba las elecciones y no lograba mayoría propia en el Congreso, se reuniría con los líderes de otras fuerzas para que se aprobasen sus proyectos, respondió mirando fijamente a su interlocutor: “¿Usted se reuniría con políticos chorros (ladrones)? ¿Usted se reuniría con los delincuentes que han hundido al país? Obvio que no, y si los rechazan en el Congreso tengo un plan A, B, C y D para lograr lo que me propongo” indicó. "Dicen que soy peligroso. Soy peligroso para los chorros del sistema, porque conmigo se acaba la joda de los políticos ricos y la gente pobre, y vamos a hacer un país que sea potencia. Estamos frente a un cambio de época. Se terminó la Argentina de los políticos que empobrecen a la gente de laburo", agregó. De esta manera, entre la expectativa y la esperanza, la Argentina se asoma a algo nuevo con la convicción que la casta política que hundió al país va a recibir el castigo que merece en las urnas. Ya les queda poco...
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