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sábado, 17 de septiembre de 2016

UNA LEY CON NOMBRE PROPIO: Mafia criminal aprofujimorista busca ‘asegurar’ que Keiko gane si o si las elecciones del 2021

Por lo visto, los integrantes de la banda delincuencial que tienen el control del Congreso ya no disimulan sus intenciones y aprovechando su aplastante mayoría, pretenden cambiar la Constitución a su conveniencia y evitar que en los próximos comicios generales se repita el mismo escenario en la cual Keiko Fujimori - la hija de un despreciable genocida condenado en un proceso ejemplar a 25 años de prisión por Crímenes de Lesa Humanidad - sea derrotada en un ballottage frente a sus contendientes, tal como sucedió con el nacionalista Ollanta Humala en el 2011 y el liberal Pedro Pablo Kuczynski en el 2016, constituyéndose en la eterna perdedora de la política peruana, único ‘titulo’ que podía ostentar la conservadora Lourdes Flores Nano (la potoaudios).Ahora ni eso …. en fin. Es por ese motivo que para evitar en los próximos comicios la gorda vuelva a sufrir otra humillación, un sicario de la mafia a modo de globo de ensayo, dio a conocer dicha ‘posibilidad’ (coordinadamente con una tránsfuga de la política, demostrando fehacientemente que la alianza entre el APRA y el fujimorismo goza de buena salud)  pero ante la abrumadora reacción desatada en contra, ahora quiere desatenderse del asunto afirmando cínicamente que solo se trataba de una ‘opinión’ personal, cuando todos sabemos que en política no hay coincidencias. Como sabéis, cuando el congresista Javier Velásquez Quesquén señaló hace semanas que el Apra y el fujimorismo eran aliados estratégicos en el nuevo Congreso, a nadie extraño tal afirmación. Los últimos días esta alianza ha empezado a operar y del modo más miserable pretendiendo la eliminación de la segunda vuelta para posibilitar la elección de Keiko Fujimori el año 2021. “En segunda vuelta hubo algo que no debe volver a pasar ya que se presta al voto ‘anti’, por lo que se debe cambiar el mecanismo de elección presidencial y por eso propongo un cambio constitucional para adherirse a una fórmula que obvia la segunda vuelta si el ganador de las elecciones alcanza el 40% de los votos y supera por lo menos por 10 puntos porcentuales al candidato que alcanza el segundo lugar” indicó a Canal N. La congresista fujimorista Patricia Donayre salió rápidamente para respaldar la opinión de su aliado señalando además que si un candidato presidencial supera el 30% de los votos ‘está prácticamente elegido’ (?) ignorando así al 70% restante que estaría en contra de esa alternativa. ¿Qué?¿Ellos no cuentan?. Toma forma de esa manera un giro insospechado de la reforma electoral que hasta hace poco se consideraba como un proceso orientado a mejorar la democracia interna y fortalecer los partidos y por lo tanto la representatividad de los elegidos por el voto ciudadano. Cambiar la Constitución para bajar la valla y ajustarla al porcentaje que obtuvo una candidata en la elección anterior es inmoral e inconstitucional aun si se siguiese el procedimiento establecido en el artículo 206° de la Constitución. Legislar con nombre propio y en relación con el cargo más importante del país expresa una descomunal falta de respeto por los electores. Es obvio que desde los orígenes del sistema de la segunda vuelta, este ha servido para desechar opciones más que para adoptarlas o, si se quiere, adoptar opciones no deseadas en la primera vuelta precisamente para mejorar la legitimidad de los elegidos, un mecanismo útil en sociedades con alta fragmentación. A esto se debe que en los últimos 40 años los países de América Latina adoptaron masivamente ese sistema, algunos de ellos en reformas constitucionales expresamente pactadas con ese propósito. No hay razón para desandar ese camino, especialmente si el fujimorismo se benefició de él en las elecciones del año 1990, y también el Apra el año 2006. El año 1985 no hubo segunda vuelta porque el candidato izquierdista Alfonso Barrantes en una actitud suicida renunció a ella posibilitando la elección de Alan García, ya que si hubiese continuado habría ganado las elecciones con el apoyo la derecha, ya que en esa época el sentimiento antiaprista era muy fuerte. Debe preocuparnos el futuro de la reforma electoral si el sentido que toma es el debilitamiento de los principios que garantizan la legitimidad de los elegidos. En cambio, la congresista Donayre, que preside el grupo de trabajo de reforma dentro de la Comisión de Constitución, ha relativizado otros cambios como el fortalecimiento de la militancia partidaria, la eliminación del voto preferencial, la alternancia de género o la sanción del transfuguismo, entendible en quien postuló a cargos de elección popular por 5 partidos distintos. De esta manera, una vez más se pone de manifiesto que ciertos partidos se resisten a llevar a cabo los cambios que harían más previsibles los procesos electorales y más representativos a los elegidos, pero que en cambio buscan alterar groseramente las reglas del juego para beneficiar a una persona específica, en este caso a Keiko Fujimori, quien por cierto debe responder ante la justicia por sus comprobados vínculos con el narcotráfico. Si bien ahora estos miserables tratan de negar que pretendan cambiar la Constitución ‘porque no está en su agenda’, el riesgo sigue latente, por lo que hay estar alertas ante sus burdas maniobras. Fujimori Nunca Más :)
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