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martes, 8 de noviembre de 2016

CANTAGALLO: Lo que el fuego se llevó

El sospechoso incendio el pasado fin de semana de una comunidad de nativos shipibos llamado Cantagallo - que vivían desde hace años a las orillas del río Rimac en un terreno en disputa con el impresentable alcalde Luís Castañeda Lossio, a quien acusan de ser el responsable de la tragedia - ha puesto de manifiesto la espantosa miseria que rodea Lima, donde millones de personas viven abandonados a su suerte en condiciones infrahumanas y de quienes los políticos solo se acuerdan cuando están en campaña electoral pero una vez pasadas las elecciones, se olvidan olímpicamente de todo lo que ofrecieron. Una escena que se ha hecho constante y que se repite una y otra vez. Lo patético de todo, es que a pesar de que les mienten reiteradamente, vuelven a votar por ellos en los siguientes comicios creyendo ilusamente que esta vez si cumplirán sus promesas, pero luego vuelve la decepción. Por cierto, es inconcebible como Lima - a diferencia de otras ciudades donde el río que la atraviesa es una zona privilegiada llena de amplios bulevares, grandes avenidas y zonas residenciales - vive de espaldas a el y lo ha convertido en una pestilente cloaca con inmensos basurales en sus orillas, donde niños y ancianos procedentes de barrios marginales que existen a su alrededor, pelean ferozmente con jaurías de perros vagos disputándose los restos de comida que puedan encontrar en medio de la inmundicia. Hala y pensar que los políticos de turno dicen que ‘gracias’ a la política neoliberal que aplican fielmente, el Perú esta camino a convertirse ‘en un país del primer mundo’ (?) Venga ya, la cosa estaría para reírse si no fuera porque en medio del drama que vive a diario esa gente, hay miserables que se aprovechan de ello para realizar sus ‘negociados’ como es el caso de Castañeda - rebautizado acertadamente como el Nerón de Cantagallo - quien dispuso del dinero destinado originalmente por la administración anterior para el traslado y reubicación de los shipibos en otro punto de la ciudad, para construir apresuradamente un polémico bypass en la Av. 28 de julio, una obra inútil y desproporcionada desde todo punto de vista. En efecto, cuando Susana Villarán asumió como alcaldesa de Lima, convirtió lo que Castañeda llamó la denominada ‘Línea Amarilla’ (una vía expresa subterránea que se esta construyendo bajo el río y que unirá Ate con el Callao) en ‘Vía Parque Rímac’ ¿A que se debió el cambio? Porque la gestión de la tía regia agregó, a esta obra gigantesca, un fideicomiso que permitía crear Río Verde, proyecto que consistía en la recuperación de áreas verdes en la ribera del río Rímac para revalorizar el degradado centro histórico. Este proyecto, asimismo, implicaba la reubicación de las familias que vivían en la ribera del Rímac, es decir, la comunidad shipiba de Cantagallo, compuesta por miles de personas. Estas iban a ser reubicadas, de forma ordenada y gratuita, en un terreno ya disponible en Campoy - San Juan de Lurigancho - donde se construirla para ellos un complejo habitacional. Sin embargo, cuando Castañeda asumió nuevamente la alcaldía el 1 de enero de 2015, se trajo abajo este proyecto dejando en el aire el traslado de esa comunidad a su nuevo destino, acentuando así el drama en que viven desde hace 15 años, cuando llegaron a Lima traídos por Alejandro Toledo para participar en la denominada ‘marcha de los 4 suyos’ contra la dictadura fujimorista y que tuvo como consecuencia el incendio del edificio del Banco de la Nación, ubicado en las cercanías de la plaza San Martín. Engañados por el ‘cholo’ que no los envió de vuelta a sus tierras tal como se les prometió, a los shipibos no les quedo otra opción que asentarse en las riberas del Rimac para sobrevivir, conformando una comunidad donde sus costumbres amazónicas pervivían a través del idioma y el arte. Desde entonces, su vida no ha estado exenta de incertidumbre y pesares, pero a pesar de ello, han tratado de salir adelante haciendo frente a toda clase de adversidades. Sin embargo, su destino estaba marcado, porque el terreno que invadieron forma parte de la ‘Línea Amarilla’, por lo que tarde o temprano tendrían que abandonarlo. Ante su negativa de dejar el lugar para dar pase a las obras programadas, entre ellos un Coliseo con miras a los Juegos Panamericanos que se realizarán en Lima en el 2019, un ‘fortuito’ incendio acabo con todas sus ilusiones y se enfrentan a un negro futuro sin un lugar adonde ir, ya que Castañeda - quien se frota las manos de contento y no oculta una sonrisa de satisfacción porque facilita el desalojo que tanto anhelaba - quiere trasladarlos ‘provisionalmente’ a la zona de Martinete ‘para limpiar el lugar’, pero los shipibos se niegan a abandonarlo porque saben muy bien que no volverían mas. Es a todas luces evidente que se trato de un incendio provocado, con el objetivo de deshacerse de una vez por todas de aquellos que ponen en riesgo sus intereses, sin importarle en lo más mínimo el sufrimiento causado a quienes lo han perdido todo. Vaya miserable :(
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