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Saturday, February 11, 2023

PERÚ: Sombras de la muerte

En agosto del 2022, un desequilibrado mental, despreciable asesino de policías y consuetudinario adicto a la marihuana llamado Antauro Humala Tasso, salió de prisión luego de cumplir 17 años y ocho meses de reclusión debido a la condena que se le impuso tras ser hallado culpable del delito de homicidio cuando tomó por asalto la Comisaría de Andahuaylas (Apurímac), en enero del 2005. Desde entonces, el cabecilla del autodenominado “Movimiento Etnocacerista” recorrió el país andino haciendo campaña proselitista con el propósito de presentarse como candidato en las próximas elecciones generales. Financiado por Virgilio Acuña (hermano del cacique de APP), y medios de comunicación a su disposición ya se veía como favorito. Sin embargo, tras el fracasado golpe de Estado de Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre - que significo su destitución, captura y encierro en prisión, dándose inicio a una violenta asonada terrorista en todo el Perú por parte de Sendero Luminoso en defensa de su encarcelado líder, a quien han llegado a denominar como Abimael 2.0 - Antauro “desapareció” de la escena pública, justo cuando sus seguidores estaban ciegamente convencidos que se pondría al frente de las protestas, por lo que muchos de ellos decepcionados de su accionar, no dudaron en calificarlo de cobarde y traidor, expulsándolo a patadas, botellazos y pedradas de la plaza San Martin cuando se presento sorpresivamente en una ocasión, volviendo nuevamente a la clandestinidad. A modo de excusa, el susodicho dijo “Yo ya di mi cuota… Mis etnocaceristas están en las protestas. El pueblo que proteste. Yo estoy apoyando con ideología y con ideas, pero no activamente porque no quiero volver a prisión”. Sin embargo, al percatarse que todo el capital político que había acumulado se estaba evaporando rápidamente, salió a dar unas escandalosas declaraciones que lo han metido en una serie de problemas que dado sus negros antecedentes, puede terminar nuevamente en la cárcel. Sucede que este desquiciado sujeto no dudo en mostrar frente a un grupo de personas, su abierta admiración por una organización criminal como Sendero Luminoso - responsable del terrible baño de sangre que asolo al Perú entre los años 80 y 90 del pasado siglo, ocasionando con su demencial accionar terrorista más de 80 mil muertos, lo cual por cierto nada le importó. Ahora, la Procuraduría Pública Especializada en Delitos de Terrorismo inicio sus diligencias, acusándolo penalmente por el presunto delito de apología al terrorismo. Dicha escena donde alaba a ese grupo genocida quedó registrada en un video, el mismo que fue publicado en la red social Tik Tok el pasado 24 de enero del presente año. En las imágenes se observa que Humala Tasso no está solo, sino que declara frente a un grupo de potenciales simpatizantes suyos. En este contexto, la denuncia fue realizada por Milko Alberto Ruiz Espinoza, procurador público especializado en delitos de terrorismo, el último jueves 26. “Esta Procuraduría Especializada tomó conocimiento que a través de la red social de TikTok (...) dicha publicación fue informada por diversos medios de comunicación, en el cual se aprecia a la persona de Antauro Igor Humala Tasso propalando frases [sobre Sendero Luminoso]”, se lee en el documento difundido por la prensa. El delito de apología al terrorismo se encuentra comprendido en el artículo 316-A del Código Penal, el mismo que fue incluido mediante la Ley N° 30610 publicada el 19 de julio del pasado 2017. Para el procurador Mirko Ruiz “es claro y evidente que la acción realizada por Antauro Humala Tasso recae en el delito de apología al terrorismo al justificar a la ‘organización terrorista - Sendero Luminoso’ y honrar de esta manera su ‘pensamiento Gonzalo’”. “Más aún, teniendo en cuenta que a través de esta acción se reivindica las acciones de la agrupación terrorista”, señaló en el citado texto. Como recordareis, Antauro cuenta con amplios antecedentes penales. En su legajo, se encuentra una condena por un levantamiento militar en el pasado 2005 contra el entonces presidente Alejandro Toledo. En dicho año, el cabecilla etnocacerista llevó a cabo el denominado ‘Andahuaylazo’: un sangriento motín contra el régimen de ese entonces en la ciudad de Andahuaylas. En la práctica, se tomó una comisaría por asalto con un trágico desenlace, donde cuatro policías fueron vilmente asesinados por el propio Antauro y sus hordas etnocaceristas, a los que denomina ‘reservistas’, Tras esta situación, fue detenido y posteriormente condenado a 25 años de prisión por los delitos de homicidio, secuestro, rebelión, daños agravados y sustracción de armas. En el año 2011, sin embargo, su pena se redujo a 19 años tras una polémica revisión del caso por parte de la Corte Suprema. Pero, gracias a evidentes movidas del régimen filosenderista de Castillo - que pretendía usarlo para sus fines golpistas - fue escandalosamente liberado en agosto del 2022 tras solo 17 años en prisión. Una vez libre, este indeseable sujeto dejo en claro que a toda costa buscaría “refundar” el país, relanzando una prédica ideológica y política extremista que además posa de “anticorrupción” y “antisistema”…. Tamaña hipocresía de quien se asocio a corruptos y ladrones como el propio Castillo, al que defiende con ardor, creyendo en su “inocencia” y al cual no fusilaría, como dijo en su insania que haría con otros “presidelincuentes”. No hay que olvidar además cómo esos autoproclamados caudillos “salvadores anticorrupción” intentan instrumentalizar a la población contra un sistema político hipertenso e incapaz de autorregenerarse. Lo cierto es que apartando sus tradicionales bufonadas, en los discursos de Antauro no subyace una verdadera prédica democrática ni de “combate anticorrupción”. Mucho menos una prédica “libertaria” como señalan sus auspiciadores. Cero. Solo la ingenuidad o el temerario cálculo político pueden considerarlo de esa forma. Hay que repetirlo: el antaurismo encarna un peligroso planteamiento que incuba el odio y los conflictos extremos y proviolentos. No se conforma con el factor “clasista” de lucha de clases marxista, además cruza destornillado vía el factor “etnocultural” hacia la lucha de razas. Es letal. No han sido menores los efectos que estas narrativas han tenido dentro de la famosa conflictividad social en los últimos veinte años (aparte de las que se montaron contra el “modelo económico” y la Constitución que lo contiene). En esencia eso es el etnocacerismo peruano con su mezcla anacrónica de nacionalismo étnico y de una impuesta colectivización absoluta de las decisiones y de los resultados en todos los ámbitos: El totalitarismo y la violencia gradual y “popular”. No se trata de simple radicalismo, sino de extremismo puro y duro. De cierta forma los efectos de este tipo de proyectos de poder han afectado a Chile. “Nuestro país se salvó de caer en una turbia dinámica de desarticulación social e institucional que pudo haber conducido a una confrontación devastadora”, ha resaltado con razón el analista político chileno Sergio Muñoz Riveros a El Mercurio, a propósito del importante rechazo ciudadano al afán refundacional de la extrema izquierda vía una “nueva” Constitución producto del griterío populista y el vandalismo. No cabe duda que para lograrlo, Antauro pretende jugar hipócritamente dentro de la democracia representativa; aquella en la que no cree realmente, pero que le puede dar una ventana táctica para hacerse con el poder. “Al fin y al cabo” - habrá pensado - “si hasta el limitado Castillo pudo llegar a Palacio, qué impediría que pueda repetir la rentable apuesta”... Por lo visto, la marihuana le ha afectado el cerebro irremediablemente. Sin embargo, si prospera la denuncia en su contra por apología al terrorismo, terminará con sus huesos en la cárcel acabando con sus sueños de opio. Pero si en el Perú, a punta de insistencia (ya nada puede sorprendernos por los inesperados resultados electorales sucedidos en las últimas décadas donde se termina eligiendo al peor de todos) prospera ese disparatado y demagógico discurso abiertamente confrontacional incentivando entre la indiada ignorante el odio y el resentimiento, que da paso a la violencia extrema que se ve actualmente por obra y gracia de las hordas asesinas de Sendero Luminoso, el país terminará por hundirse aún más de lo que ya está. Y ello no se puede permitir por ningún motivo. Lamentablemente a estas alturas es incomprensible la timorata actitud del gobierno que sigue negándose a aplicar mano dura para acabar con los terroristas, permitiendo que esos miserables sigan destruyendo al país ¿Hasta cuándo señora Boluarte? Todo tiene un límite.
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