Sucedió lo que tenia que suceder. Se acabó la farsa. Resulta que Juan Guaidó, aquel infeliz pobre diablo que con el apoyo de los EE.UU. trato de usurpar el poder en Venezuela en el 2019 - un paripe de lo mas grotesco que como era de esperar, fue “reconocido” de inmediato por los perros falderos del imperialismo, siempre solícitos a la orden de su amo - se quedo sin nada esta semana al ser reemplazado en el cargo que ostentaba en la Asamblea Nacional por otro integrante de la oposición y su mundo de yupi se vino abajo estrepitosamente, aunque la verdad sea dicha, siempre fue un cero a la izquierda ya que todo lo que decía y hacia cual títere de Washington, no tenia valor alguno. Era patético que por más esfuerzos que hiciera a pesar de tener a su favor a los grandes medios de comunicación quienes se encargaban de realizar vomitivas campañas mediáticas en contra de la Revolución Bolivariana, nada de lo que prometió se ha cumplido, terminando por salir por la puerta falsa, derrotado y hundido, expectorado con desprecio como todo sujeto de su vil calaña por los mismos que una vez lo auparon de forma ilegal a la presidencia de la AN. El hecho que en un acto desesperado se haya vuelto a “autoproclamar” tras asaltar como el vulgar ladrón que es la sede del Parlamento al día siguiente, es nulo de pleno derecho porque ya había sido reemplazado con anterioridad por otro legislador. Por lo visto, al usurpador le dieron de su propia medicina. Pero su fracaso no es de ahora sino desde mucho antes y hoy es tan evidente que ya no lo puede ocultar. En efecto, el año que paso, dejó un sabor amargo para el y sus secuaces, que una vez más se quedaron con las ganas de entrar al Palacio de Miraflores. Para muchos, Juan Guaidó no dio la talla. Y la comunidad internacional subestimó la capacidad de Nicolás Maduro de hacer fracasar todos sus planes. “¿En que se equivoco?” se preguntan medios adictos con lagrimas en los ojos al admitir de mala gana que su estrella se apago. El problema consistió en que su promesa inicial se basó en sacar a Maduro “por las buenas o por las malas”, y convocar elecciones - aunque no dijo cuando - confiado en una inminente intervención militar estadounidense para colocarlo como su títere colaboracionista en el poder … pero nada de ello ocurrió y el desengaño de sus mas cercanos partidarios que se creyeron el cuento fue total, comenzando así las primeras deserciones. Maduro termino por imponerse, al tiempo que Guaidó quedaba descolocado, mientras que la comunidad internacional y los medios perdieron el interés y las sanciones económicas de la Casa Blanca al país no causaron el punto de quiebre que tanto esperaban los golpistas. La Revolución Bolivariana estaba más viva y fuerte que nunca. Desde entonces, las marchas ya no convocan porque nadie quiere asistir. Apenas algunos “enchufados” se hacen presentes para desaparecer a los pocos minutos porque ya han perdido toda esperanza. Mira con envidia lo que sucede en Chile donde se esta produciendo una Revolución en marcha, pero se horroriza al saber que a quien los chilenos quieren colgar - Sebastián Piñera - es uno de los que mas lo apoyo. “Lo hemos intentado todo. Pero no hay una fórmula mágica”, reconoció hace unos días. “Maduro cuenta con la lealtad de los militares y no puedo ofrecerles nada” admite al borde del llanto. Pero ese no es el problema de fondo, ya que el propio Guaidó esta involucrado en una serie de escándalos y quienes lo apoyaron lo acusan de ladrón. Solo basta recordar la denuncia en su contra hecha por el embajador “imaginario” que él mismo nombrara en Colombia, Humberto Calderón Berti, quien lo acusara de robarse, junto a algunos de sus amigotes, parte del dinero que la Casa Blanca había enviado para financiar la operación “Ayuda Humanitaria + Concierto en Cúcuta” del 23 de febrero y “gastárselo en orgías homosexuales y licores” aparte, seguramente, en alguna que otra sustancia alucinógena a la cual es muy adicto. Luego aparecieron unas fotos que le dieron la vuelta al mundo, en las que aparece Guaidó abrazado a dos líderes del grupo paramilitar “Los Rastrojos” en su paso a Cúcuta el día del concierto Live Aid Venezuela, quienes lo ayudaron a cruzar la frontera. ¿De esa estatura moral es este individuo al que respalda los EE.UU. que no ha podido explicar su relación con estos terroristas? Y eso no es todo. posteriormente, un portal periodístico acusó a nueve diputados de su agrupación - cinco de ellos integrantes de la Comisión de Contraloría del Parlamento - de favorecer al empresario colombiano Carlos Lizcano en varios negocios ilícitos. Todo esto hizo ver a los venezolanos que Guaidó y sus secuaces no son más que una banda de ladrones y ambiciosos sin escrúpulos que quieren llegar al poder para saquear el país a su antojo. Aunque este quiso desmarcarse de ellos al ser descubierto la sucia jugada, de nada le ha valido y la desconfianza fue general. Y conste que todas estas acusaciones provienen de la propia gente que lo apoyo quienes han descubierto sus reales intenciones. En este panorama, y con su desacreditada imagen completamente desdibujada, solo le ha quedado en este año que se inicia - el ultimo de la vida útil que le queda a ese inútil parlamento, ya que las elecciones congresales están programadas para mediados del 2020 - intentar agarrarse del ultimo resquicio que le queda como es la presidencia de la fantasmal AN para no terminar olvidado por todos. Esta situación pone al sector encabezado por Guaidó en un escenario contra las cuerdas: una nueva elección lo dejaría prácticamente sin ningún espacio Su única fuerza sería lo que pudiera hacer EE.UU., tanto en los ataques financieros como en los intentos de asaltos a cuarteles, como el que ocurrió a finales de diciembre cerca de la frontera con Brasil. Cegado de ambición, se niega a reconocer su innegable fracaso, por lo que intentará jugar todas sus cartas a las salidas de fuerza, al golpe y la confrontación violenta - aunque vaya a saber quien lo va a seguir ahora sabiendo el ladrón que es - buscando la intervención militar reviviendo un cadáver insepulto como el TIAR, el mismo que los EE.UU. no quiso aplicar cuando el Reino Unido ataco las Malvinas que habían sido recuperadas por la Argentina en 1982. Guaidó no se quiere enterar que su tiempo acabo y busca continuar con su actitud rastrera y servil hacia el imperio, esperando seguir recibiendo a cambio las generosas “donaciones” proporcionadas por Washington - entre ellos los $52 millones entregados por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) “para restaurar la democracia” - lo cual obviamente no esta dispuesto a dejarlo por ningún motivo. Por la plata baila el mono y este con mayor razón... Patético :)