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Tuesday, December 28, 2021

CASTIBURRO: El monigote que todos quieren quemar en Año Nuevo

Como sabéis, la quema de muñecos es una de las mayores tradiciones de las fiestas de fin de año, cuyos orígenes provienen de rituales ancestrales de la vieja Europa y que llevado a América por los españoles, fue adaptándose a las costumbres locales. Su realización a minutos del inicio del nuevo año representa la eliminación de hechos negativos que dejaron los doce meses que pasaron. Realizar la quema de muñecos también considerado como una práctica de purificación para poder reiniciar. Estos monigotes - que representan a los personajes más detestados del año que paso - son armados por los miembros de una comunidad para ser quemados, utilizando prendas viejas, papeles periódicos y hasta basura por ejemplo. Con el paso de los años, se ha convertido en un potencial negocio, ya que se ponen a la venta en ferias y tiendas especializadas en las celebraciones de Año Nuevo. La costumbre indica que cada muñeco debe tener un “testamento” o escritura que es realizada por cada participante de la quema de muñecos. En esta se puede leer lo malo que ha vivido esa persona en los meses pasados y cómo quisiera que sea el nuevo año que inicia. Como podéis imaginar, en esta ocasión el “premiado” para terminar en la hoguera es un impresentable sujeto con sombrero cajamarquino bautizado acertadamente como Castiburro, y precisamente es el que más se vende en centros comerciales de Lima, a un precio de 15 soles (3,7 dólares).Pero ¿A quién nos estamos refiriendo? Obviamente al filosenderista Pedro Castillo - aventajado discípulo de Abimael Guzmán - el cual llego al poder mediante el fraude, cuyo demencial intento de instaurar una dictadura comunista en el Perú ha originado la justa indignación ciudadana, quienes se han volcado multitudinariamente a las calles exigiendo que sea vacado del cargo. Lo que ha llamado la atención es que al frente de ellas se encuentre un monigote en forma de un burro que lleva en la cabeza un sombrero de gran tamaño, así como una banda presidencial que le cruza el pecho, que lo representa fielmente. De limitado lenguaje y nula inteligencia, el referido sujeto (nacido en Chota, Cajamarca) se autotitula “prosor” aunque desde hace 7 años no enseña en las aulas, ya que se la ha pasado desde entonces con “licencia” para realizar sus actividades subversivas en el Conare - organismo de fachada de Sendero Luminoso - aunque eso sí, cobraba puntualmente cada mes a pesar de que no trabajaba. Durante su campaña electoral, se hizo conocido no solo por sus disparatadas y demagógicas propuestas, sino también por llevar un sombrero chotano en la cabeza, que desde entonces no se lo quita para nada. Sus defensores arguyen que le gusta llevar esa prenda “para que no se escapen las ideas”… como si las tuviera el muy ignorante, agrego yo. En efecto, desde que Castillo llego al poder ilegalmente, ha quedado en evidencia su mediocridad y el ridículo que hace las escasas veces que aparece en público, donde dice cada estupidez inimaginable. De seguro el mismo se ha dado cuenta de sus limitaciones y de allí que rehúya a la prensa, negándose a dar entrevistas o conferencias a los medios - algo inaudito en la política peruana - prefiriendo el silencio y estar agazapado entre las sombras a la espera de dar un zarpazo a la democracia. Sus adversarios se han percatado de ese detalle y se le han ido con todo, denunciando sus planes golpistas. La calle es la mejor muestra de ello y allí se le presenta como lo que es, un burro. Si bien muchas organizaciones en defensa de los derechos de los animales han salido a protestar en defensa de este último, ya que se trata de un animal noble, humilde y trabajador, por lo que consideran que compararlo con semejante individuo es todo un insulto que no se puede tolerar. Quizás tengan razón, pero el nombre le cae a pelo ¿no os parece? Por ello no es de extrañar que el monigote que lo representa sea el más pedido para ser incinerado la noche del 31 de diciembre. Al respecto, una encuesta de Datum elaborada a mediados de mes, indica que el 70% de peruanos quemaría un muñeco de Castillo y el 30% restante se repartiría entre los de Abimael Guzmán, Guido Bellido, Verónika Mendoza, Guillermo Bermejo, Vladimir Cerrón y demás fauna terrorista... Al fuego con todos ellos :)
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