Desde que fuera lanzado al mercado en la navidad de 1964, en los hogares peruanos se ha hecho una costumbre acompañar la cena navideña con este licor dulce y gasificado, perfecto - afirman sus fabricantes – ‘para intensificar los sabores y abrir los regalos en compañía de los más pequeños’. Venga ya, siempre me he preguntado porque se ha vuelto el preferido por estas fechas y quizás sea por su bajo precio (si lo comparamos con otras marcas) y también por su contenido, ya que al ser económico, sus ingredientes no son de primera calidad por lo que no pienso probarlo ni de coña. Pero mejor aprovechemos el momento para referirnos al origen de esta bebida propia de estas fiestas. Cuenta la leyenda que el descubridor del champagne fue un monje benedictino francés llamado Pierre Pérignon (1638-1715), que da origen además al nombre de a uno de los más famosos champagnes comercializados, Dom Perginon. Pierre Pérignon era un monje ciego que escuchó, en el año 1670, una explosión de una botella de vino en la bodega de su abadía. Al acercarse, probó el vino derramado y llamó a sus ayudantes gritando: 'Venid, deprisa, estoy bebiendo estrellas'. La explosión fue debida a la fermentación espontánea del vino, por la producción de gas carbónico del azúcar que contiene. A partir de entonces, Pérignon centró sus esfuerzos en conservar esas burbujas en la botella. Para conseguirlo, tuvo que encontrar la manera de que ni el gas se saliera de la botella y ni que ésta explotase por la alta presión que soportada, de entre 5 y 6 atmósferas. Tras pasar varios años intentándolo, Pérignon finalmente encontró un vidrio ingles de grosor apropiado y un tapón de corcho que vio usar por unos peregrinos que procedían de San Feliu de Guixols, y que utilizaban para tapar sus cantimploras. Así, empezó a utilizar grandes tapones de corcho en forma de seta que hervía y, aún calientes, introducía en el cuello de la botella sujetándolos con alambres. Al enfriarse el corcho y recuperar su volumen normal, cerraba la botella herméticamente. Como era de esperar, este champagne se impuso en la corte francesa rápidamente y tanto Luís XV como Luís XVI fueron grandes aficionados a ella. Con el correr del tiempo esta bebida traspaso fronteras y ‘conquisto’ el mundo por su delicado sabor. Si bien en el Perú varias vitivinícolas de renombre fueron las primeras en comercializarlas, no faltaron aquellos que por abaratar costos, la ofrecieron reemplazando los ingredientes con otras de menor calidad y así ofrecerlas a bajo precio como Nochebuena. El que quiera arriesgarse a intoxicarse por ahorrarse unos soles, esta advertido :)
Forward this Picture
